Por Sofía Durand Fernández
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Todo pasa por algo y hay que tener paciencia: esas son las dos ideas que Luana Persíncula mantiene como máximas cuando mira hacia atrás y observa su trayectoria musical. Siete años atrás, con apenas 17, se dio a conocer a través de sus versiones de “A ella”, de Karol G, y “Oncemil”, de Abel Pintos, y fue rápidamente acuñada como la princesita de la plena.
A partir de allí llegarían las recorridas por todo el país en distintos eventos y fiestas, el traspié de la inhabilitación del INAU —que le retiró el permiso para cantar en público—, el regreso con más fuerza, la participación en programas como La Voz y MasterChef Celebrity, y el apoyo y las colaboraciones con grandes nombres del rock y de la música uruguaya en general.
Todo ese recorrido desemboca en Icónica (2025), su primer álbum, que abre con la canción homónima y la distorsión de una guitarra. A lo largo del disco aparecen la plena, el reggaetón, el funk brasileño —sobre la base de un sample de “El violín de Becho”, de Alfredo Zitarrosa, cantado en portuñol—, la murga y otros géneros. Persíncula, que se define como patriota, buscó hacer lo que muchos artistas alrededor del mundo: volver a referencias de su lugar natal y darles un giro desde una identidad propia.
En un presente donde abundan los sencillos, la lógica del hit inmediato y la música pensada para el consumo rápido, Luana quiso ir por otro camino, más “intelectual”. “Este disco tiene algo lindo para ser estudiado y consumido desde ese lado, no del lado del hit, sino del disfrute, de interiorizarlo, cosa de que quede en el tiempo”, explica.
El mote de princesita de la plena quedó atrás para dar paso a “Luana”, que no solo se consolida como una de las nuevas voces del género, sino que amplía su búsqueda hacia otros horizontes, como el pop, un terreno que —reconoce— todavía presenta resistencias en Uruguay. “Es como que las de afuera pueden ser popstars, pero las de acá no”, sostiene.
Para ella, subirse a un escenario con un body lleno de brillos no resulta ajeno. Desde chica se “disfraza”, como dice su madre, y hoy también funciona como ejemplo para quienes sueñan con llegar a donde ella está, especialmente siendo una mujer del interior. “Hay muchas gurisas emprendiendo en la música, pero no hay lugar, no se les da el lugar”, concluye.
Icónica no solamente tiene plena, sino que también tiene rock, candombe, murga e incluso un sample de “El violín de Becho”, de Alfredo Zitarrosa, en una clave funk brasilero. ¿Con qué idea llegaste al estudio a grabar el disco?
Siento que un disco es una pieza importante dentro de la carrera de un artista, entonces no quería hacer algo así nomás, como si fueran 10 canciones de plena covers. Dije, “vamos a darlo todo”, pero también desde un lado un poco más intelectual, que no solamente sea un disco para gozarlo o disfrutarlo. Por eso opté por que sea intelectual y representativo, no solamente de un muy buen nivel musical, que eso obviamente es 100 % gracias a los compañeros y compañeras de mi banda, sino también representativo de lo nacional.
Yo soy muy patriota, entonces siempre me gustó representar en cualquier ámbito, siempre me enfoqué muy desde ese lugar y opté por que fuera algo más autóctono. Los artistas mundiales siempre terminan cayendo en buscar sus referencias autóctonas, entonces dije, “vamos a hacer algo que me simbolice a mí, que me enorgullezca y sobre todo que sea algo representativo para el país”, nada más y nada menos que utilizando los géneros musicales de acá, como el candomblé, la plena, folclore, rock y cumbia.
¿El concepto “icónica” va por ese lado, entonces?
Va por ese lado, porque también la pregunta es “¿por qué icónica?”. Bueno, esos géneros son icónicos, todo desenlaza en cosas icónicas, por eso también hay comidas icónicas en los videos, hay palabras. El “evidenchimenchi” en el funk es de Lugano. Hay muchos guiños simbolizando lo icónico del país.
Hoy en día muchos artistas no ven la necesidad de hacer un disco, se quedan solamente con los sencillos.
Es que eso fue algo que el equipo debatió: ¿cómo vamos a hacer un disco? En la discográfica me dijeron que los discos no sirven tanto, sirven más los sigles. Inclusive nos peleamos antes porque me retaron por sacar todo de una y no sacar tres sigles antes. Con mi equipo se debatió el tema de los diez videos: nadie usa más videos, todos se sacan una foto o visualizer y lo suben así nomás, después eligen en qué video hacerle, sobre todo si el tema funciona o no.
Entiendo que puede ser una modernidad, también abarata costos, es la verdad, pero era la primera vez que hacía un disco, o sea, había que darlo todo.
¿Por qué decidiste sacar un disco en este momento de tu carrera?
Yo siempre soñé con hacer un disco, pero sabía que era una etapa en la que iba a necesitar mucha información musical y artística. No lo pude hacer antes porque me pasaron 500.000 cosas, entre que me cortaron, que tuve un hijo, que esto, que lo otro. También pasa que, en la plena, mi género, no es costumbre sacar discos. Entonces ya era jugado de por sí sacar un disco. Entiendo que, por ejemplo, en la época de Karibe con K sí se consumían muchos más discos, pero actualmente, hace más de 10 años, se podría decir que no hubo discos de plena, creo que son contados con los dedos de la mano. Necesitaba tener también como un currículum, tu identidad y la importancia de dejar algo después de todos los años que vengo cantando.
Mencionaste ciertos momentos difíciles que pasaste, hubo un momento en el que tu carrera estuvo en riesgo. ¿Qué le diría esta Luana, que tiene un disco y se está consagrando como artista, a esa Luana más chica que tenía un poco más de miedo y que no sabía qué iba a ser de su carrera?
Lo que me sigo diciendo hasta el día de hoy: todo pasa por algo. Aunque parezca que se va a terminar, todo pasa por algo. Después la explicación puede tardar un año, dos, tres, cuatro, cinco, pero si pasa es por algo. Capaz que, en ese momento, con todo lo del Inau, dije: “ta, se me termina la carrera, o no canto más”, o millones de pensamientos que se me pasaban por la cabeza. Al final capaz que, si no pasaba esa, estaba en peores condiciones hoy en día, en todo sentido, Y obviamente no hubiese logrado todo lo que he logrado, no hubiese encontrado a las personas que me acompañan hoy en día, que son clave, y además son todas mujeres, menos los de la banda. Pero en cuanto al equipo de producción que me acompaña y que me banca la cabeza, nunca los hubiese encontrado. Entonces soy 100% fiel a que todo pasa por algo y que hay que tener paciencia.
Somos un país que tiene cada vez más artistas mujeres, pero es cierto que la figura de la estrella relacionada con el pop es bastante desconocida para nosotros.
¿Vos decís que hay más mujeres, o somos las mismas? Si te ponés a ver grillas, somos las mismas de siempre. Y es algo que lo descubrí sacando este disco, porque aparecieron pila de gurisas mandándome mensajes de agradecimiento, sobre todo porque soy del interior, de que sí se puede y es la referencia de poder sacar un disco, vestirse así. No sé si hay tanto espacio para las mujeres.
También depende de qué tipo de artistas femeninas, hay mucho recelo hacia una mujer que quiere tener un estilo de música y una identidad más ligada al pop.
Sí, acá no se consume. Acá los que consumen pop son o la comunidad LGBT, que obviamente somos todos poperos, y un porcentaje que se puede decir que es bajo. Pero después aparece Lali y te mete 30.000 personas en la rambla, entonces no se entiende por qué no nos gusta nuestro pop. Porque hay un montón de artistas: Eros White, que es un artista que hace mil años que hace pop y no es reconocido, no lo bancan tanto como debería de bancarse con todo el arte, porque aparte lo da todo en producción. Es como que las de afuera pueden ser popstars, pero las de acá no.
Te ponés un body y te preguntan cómo te vas a poner así eso. Sin embargo, a Lali, a Beyoncé o a Taylor Swift en culo con un body que lo único es que tienen más piedras caras porque tiene más plata... pero yo soy cualquier cosa. No sé, hay muchas preguntas que me hago a lo largo del tiempo, cada vez que hago una presentación o saco algún material. Esas mismas personas vienen y son todo lo que está bien. En mi caso, hay pibas que me han dicho, “boluda, yo ni me animo porque sé que me van a decir de todo”. No hay por qué pensar eso.
¿A vos te costó animarte o siempre estuviste dispuesta a mostrarte como sos?
Desde chica me “disfrazo”, diría mi madre. Las polleras de mi abuela, los tacos de mamá. Hay fotos mías en las que tengo un pantalón de pana con una pollera arriba, una campera de lana gruesa y botas de lluvia. Siempre fui de ponerme cualquier cosa. Hay un montón de artistas que siempre miré cómo se vestían y me encantaban, me encantan los brillos. Cuando tenía 16 y aparecí a cantar, las primeras veces me ponía plataformas y tops cuando siempre las mujeres acá cantaron de jean y remera, a no ser por Majo, que se ponía algunos vestuarios un poco más jugados y que también fue una gran inspiración en ese sentido. Pero, por ejemplo, Miriam Britos y Mariel eran más de trajecitos. Otra época también, imposible andar un poco más al descubierto. Natalia Oreiro fue un poco más jugada, pero ella abarcó mucho para afuera, tuvo ese respaldo argentino y el argentino ya sabemos que se pone de todo, están acostumbrados a ese tipo de vestuarios y de brillos.
¿Querés proyectarte más al exterior?
Creo que cualquier persona que sueña con algún emprendimiento quiere llegar lo más lejos posible. Si puedo hacerlo, genial. Y si no, bueno. Sé que voy a viajar, tengo que hacerlo porque es lo que decidí desde chica.
Has hablado de la preparación que hiciste para el disco, como leer e investigar más sobre los géneros que abordaste. ¿Cómo trabajaste con los productores para definir el sonido al que querías llegar?
Creo que el disco termina teniendo esta forma porque lo hice con mi propia banda. Dentro de ella, además de músicos y músicas talentosísimas, tenemos rockeros, candomberos, murgueros, cumbieros y mucha gente que trabaja en las orquestas y filarmónicas. Todo nace desde ahí y ahora que está terminado podés entenderlo más por ese lado. El productor general fue Santiago Danovich y después la coproducción la hicimos con Adrián Guillén y Miguel Leal que son los que me acompañan desde 2019. Fue muy especial concretar eso con ellos. Después aparece todo el resto de mi banda, Caro, Lucas Bunker, Lali, Artigas Leal también, que es de los más grandes, el trombonista, y estuvo en Karibe con K. Hay muchas simbologías y experiencias que sumaron a que todo fluyera divino y se concretara de esa manera tan variada. Pudimos fluir bien porque nos conocimos hace años. Fue una experiencia hermosa.
Nos encerramos unos días de julio en una casa en Maldonado. Después la otra mitad del disco la hicimos en la casa de Adri Guillén, que es el guitarrista, en Lezica. Más allá de que pudimos dejar plasmado lo que amamos, que es hacer música, y sobre todo de buena manera, eso nos unió más como grupo. Eso lo tomé de La Vela. Cuando me invitaron al Cosquín Rock, fui a la casa de ellos y me contaron un poco de su historia. Seba me contó que para el primer disco que hicieron, se encerraron en una casa por Canelones e hicieron ese disco. Ahí me cayó la ficha y dije, claro, tengo que hacerlo con la banda. También fue tomado de los camps, que son eventos de una semana en una especie de hotel donde se juntan productores, compositores y artistas.
¿Qué tanto te gusta meter mano en la producción?
Aprendí de otros artistas productores que lo bueno de autoproducirse es que lográs sacar el sonido que vos más queres, pero yo aún no tengo la sabiduría y el conocimiento para autoproducirme. Lo que sí produje fueron las letras, lo hice al 100% y también pude desarrollar el lado de la melodía. Entonces hubo arreglos que los decidí yo y los creé yo en el momento. Fue algo que salió en ese momento, yo estaba bloqueada porque me crecí con los covers, entonces ya había una traba ahí, y después estaba la vergüenza de componer después de haber hecho todos los covers.
Formás parte de una nueva generación de plena que está haciendo sus propias canciones, algo que no era tan común hace 20 años.
Nunca lo fue. Chacho Ramos hace covers y mucha gente piensa que son temas de él. Incluso con temas de Denis Elías, que resulta que son de un argentino de Mendoza. También me llevaron a decir a mí, hasta mi propio padre, “ay, qué lindo tema tuyo”, refiriéndose “A ella”, y le dije, “no, papá, es un tema de Karol G”. Hay un tema de que la historia de la música tropical se ha escrito a través de los covers. Hoy en día, The La Planta es una banda que está número uno en alcance y su mayoría de temas son covers. Hay un fuerte consumo de covers, pero también se los critica. No entiendo: ¿les gustan los covers o no quieren covers? Porque sacás un tema inédito y capaz que no te lo escuchan. Pero sacás el tema que acaba de salir hace tres días del reggaetonero y metés 3 millones en dos semanas.
¿Qué vida esperás que tomen estas canciones una vez que estén sonando arriba de un escenario?
Hoy en día, creo que todo el artista lamentablemente busca el hit. Hoy vi un clip de Mercedes Sosa, que obviamente la amo, gran mujer y gran artista, en el que decía que en ese entonces los cantores cantaban por cantar, que no cantaban con conocimiento y con sabiduría. Obviamente que las letras eran mucho más profundas, pero creo que este disco tiene algo lindo como para ser estudiado y para ser consumido desde ese lado, no del lado del hit, sino del lado del disfrute, de interiorizarlo, cosa de que quede en el tiempo.
Últimamente la música es tan efímera que todos se emocionan por tener el tema en tendencia y al otro mes ya hay otro tema en tendencia. Hay tanto consumismo y demanda. Al hacer este trabajo, que llevó tanto tiempo, me di cuenta de que estos trabajos hacen que pare un poco el tiempo. Te sentás a escuchar, le prestás un poco más de atención. Lo otro lo escuchás porque hasta el algoritmo mismo te lo manda, entonces me gustaría que a este disco lo tomaran más de ese lado, más representativo y más de lo propio, de apropiarse del disco y no solamente del tema hit.
Por Sofía Durand Fernández
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