Documento sin título
Contenido creado por Catalina Zabala
Historias
Sentimiento popular

Las cartas de los uruguayos a Hitler: un concurso contra el “enemigo nazi”

Un programa de 1943 en Radio Carve le daba voz a la opinión pública en plena Segunda Guerra Mundial.

15.09.2025 13:12

Lectura: 9'

2025-09-15T13:12:00-03:00
Compartir en

Por Ivonne Calderón | @malenamoon13

Sr. Adolfo Hitler. Cronos, el implacable Cronos, va marcando con su acompasado péndulo las terribles horas de tu exhausto imperio”.

Fechada el 11 de abril de 1943, este es el inicio de una de las cartas de un ciudadano uruguayo a Hitler.

Lo imagino sentado en su escritorio, absorto en la hoja, una noche de abril. Encontré esta carta y otras más como se hallan las serendipias: por accidente. En los Archivos Nacionales de Estados Unidos, Washington D.C., apareció de pronto una carpeta en cuya tapa se leía: “Cartas a Adolfo”. Un volumen de correspondencia hasta ahora desconocido en el país, y cuyos remitentes son uruguayos. Aquellas eran, en efecto, cartas para el Führer.

Me dediqué semanas a leerlas. Me obsesioné con ellas. Algunas manuscritas, otras mecanografiadas. Un acervo epistolar que no solo habla de una época remota y de los ánimos políticos del Uruguay de la Segunda Guerra Mundial, sino del sentir de sus autores. De su opinión más personal, y de la capacidad expresiva y creativa de la gente. Escritas para Hitler, nunca llegaron a sus manos. Sin embargo, fueron redactadas como si en verdad hubiesen podido tener esa posibilidad.

Son epístolas valiosas. No solo por la información que ofrecen per se sobre un mundo en guerra, sino por la emotividad que hay en cada una de ellas. Una ventana al pasado que, de forma íntima, nos permite asomarnos para divisar a los protagonistas de la historia que suelen quedar en el anonimato.

¿Pero en qué contexto surgieron las "Cartas a Adolfo"? Eran los tiempos del “enemigo nazi”. Los agentes de inteligencia y los reportajes sensacionalistas reforzaban la idea de una quinta columna nazi que se apoderaría del continente americano. En el país, el libro Nazis en Uruguay (1940), del filósofo y profesor Hugo Fernández Artucio, difundió ese mensaje. En los primeros días de agosto de 1942, Radio Continental sufrió una explosión que destruyó buena parte de sus instalaciones y su equipo transmisor. Una represalia. El FBI la había acusado de emisora pronazi, y en Uruguay cundió la idea. En cualquier caso, es cierto que la Alemania de Hitler no solo dirigió su propaganda cultural y política a los inmigrantes alemanes al otro lado del Atlántico, sino que se propuso cooptar a los ciudadanos latinoamericanos, principalmente con la radio. Había miedo entre la gente, por supuesto. También en Estados Unidos: temor a perder su influencia cultural.

Estados Unidos puso la prensa, el cine, las revistas, las exposiciones en museos, la música, la radio, al servicio de su hegemonía cultural en América Latina. En enero de 1941, sobre la Avenida 18 de Julio —donde actualmente se encuentra una tienda Renner—, se inauguró el Cine Trocadero con la premier de El gran dictador (1940), una película producida en Estados Unidos con guion, dirección y actuación de Charles Chaplin, que condenó al nazismo y al antisemitismo.

"Cartas a Adolfo", Archivos Nacionales de Estados Unidos.

De aquellos tiempos son los viajes de Douglas Fairbanks Jr. y de Walt Disney a Montevideo. También la película Saludos amigos (1942), del mismo Walt, que sembró la idea de un continente unido. Un largometraje en el que el Pato Donald y Goofy visitan Chile, Argentina, Perú y Brasil, y se hacen amigos de Pedro el avioncito y el loro José Carioca —los nuevos personajes creados por Walt para representar a los países del Cono Sur—. Fue por ese entonces que apareció en la pantalla grande la famosísima Carmen Miranda, la cantante y bailarina luso-brasileña que deleitó a los estadounidenses con su particular tocado de frutas de Salvador de Bahía. Su "The Lady In The Tutti- Frutti Hat", que hablaba de una Latinoamérica edénica, del paraíso.

Las radios latinoamericanas se saturaron de programas musicales y variedades, audiciones para mujeres, radionovelas, programas de comentarios y de concurso que promovían el american way of life. Fue el boom del jazz swing, la entrada de imágenes que reproducían modos de comportarse. La publicidad de productos de origen estadounidense: los cigarros Lucky Strike, los autos, la moda, el maquillaje al mejor estilo de Hollywood.

Estados Unidos creó la Oficina de Asuntos Interamericanos, una agencia de propaganda bajo el slogan “Las Américas unidas, unidas vencerán”. Logró que compañías como Colgate Palmolive, Sidney Ross, Coca-Cola o Hollywood Studios difundieran en sus anuncios comerciales ese mensaje y otros más. Dirigida por Nelson Rockefeller, intervino revistas y prensa uruguaya como Mundial, Mundo Uruguayo, Cine Radio Actualidad, y los diarios El País, La Razón, El Plata, El Día. También radiodifusoras uruguayas como Radio Carve, Radio El Espectador, Radio Oriental, Radio Ariel, entre otras, que colaboraron en la promoción de un mensaje proestadounidense y antinazi. Los medios de comunicación al servicio de la propaganda política y cultural de Estados Unidos. Justo aquí, aparecen las cartas a Adolfo.

"Cartas a Adolfo", Archivos Nacionales de Estados Unidos.

En 1942, los oyentes estadounidenses habían escuchado por las ondas de la National Broadcasting Company (NBC) el programa de radio “Dear Adolf”. Una emisión especial en la que, durante seis semanas, prestigiosos actores de Hollywood como Helen Hayes y James Cagney leyeron las cartas a Hitler creadas por el escritor y dramaturgo Stephen Vincent Benét en cooperación con el Council for Democracy. Benét se había inspirado en la masiva correspondencia que llegaba desde diversos rincones de Estados Unidos a las salas de redacción y estaciones de radio, expresando el apoyo o la ira a la guerra que el país libraría. Jugando con la ficción y a la luz de esa correspondencia, Benét dio vida a las cartas de un granjero, una madre, un hombre de negocios, un trabajador, un soldado y un estadounidense nacido en el extranjero.

Por su gran éxito, ese programa se difundió en Uruguay. Radio Carve, con el apoyo de la Oficina de Asuntos Interamericanos y el elenco radioteatral de su estación —la compañía Horizontes— emitió para los oyentes del Uruguay las seis cartas de Benét, traducidas al español por esa agencia de propaganda. “´Cartas a Adolfo´, un programa construido sobre la base del sentimiento popular. Es una revelación gratísima para nuestro público. Comienza el lunes a las 21:15 en Radio Carve”, anunciaba el diario El Plata el 3 de abril de 1943. En Uruguay, el programa se adaptó al formato concurso. Más allá de compartir las cartas de Bénet a través de la voz de actores uruguayos, estimuló a los oyentes a escribir sus propias cartas para Hitler.

Al parecer, 150 cartas fueron recibidas por Radio Carve en la primera semana de emisión. No obstante, en los Archivos Nacionales de Estados Unidos hay solo 44, aunque suficientes para acercarse a ideas, emociones, incluso anécdotas personales de sus remitentes. Cartas, unas más que otras, que hablan de la creatividad y calidad escritural que sus autores pusieron en juego para recibir el premio en metálico del programa, y lograr la lectura al aire en caso de ser ganadoras. ¿Pero la gente escribió solo por ese motivo? Es cierto que buscamos contar, narrarnos, narrar lo otro, difundirlo. También está el hecho del mero impulso de la palabra; escribir por escribir. Ha habido en el mundo miles o millones de cartas que nunca fueron enviadas ni recibidas. Diarios que jamás fueron o serán leídos.

Esta es la carta de un músico Adolfo, para que sepas lo que pensamos de ti los músicos, y para que te enteres del porqué, los músicos no somos ni podremos ser nazis […] Creo que no está muy lejos nuestro gran día de fiesta. Ese día sonará a gloria, la apasionata [sic] de Beethoven!! Ese día echaremos a vuelo las campanas para anunciar el fin del monstruo que se llamó Hitler!!” […] Ya ves Adolfo como piensa de ti un musico y todos los músicos del mundo”, escribía Alberto Alonso desde Montevideo.

"Cartas a Adolfo", Archivos Nacionales de Estados Unidos.

En otra, fechada el 17 de abril de 1943 se lee: “Adolfo Hitler. Te escribe una niña de doce años, si no te asombres de 12 años […] Me horroriza el pensar en los niños y niñas que han perdido a sus padres […] Tu destino ya está escrito, será el mismo que llevaron los hombres de tus mismos instintos e iguales ambiciones”. Estas cartas provocan ciertas preguntas. ¿Es posible que algunas jueguen con la ficción de ser lo que no se es: una niña o un músico, a imitación de las cartas de Stephen Vincent Benét? Si así fuese, no les quita su valor histórico y cultural. Hablaría, en cambio, de la incidencia que pudo tener el programa de radio en la imaginación de sus oyentes/autores.

Las cartas se remitieron desde diversos barrios de Montevideo: La Comercial, Capurro, Colón, Villa Muñoz, Punta Carretas, Parque Rodó, El Prado. Muy pocas fueron enviadas desde el interior. Firman obreros, jubilados, artistas, personal de la salud, maestras, sacerdotes, jóvenes estudiantes, militares, amas de casa, madres, todos escribiendo a Hitler con la palabra como catarsis. Hay en ellas tonos y un uso del lenguaje distintos, la rabia evidente, el orgullo patrio, y en las ganadoras —mecanografiadas y con la marca del monto del premio—, mucha creatividad.

Esta correspondencia al Führer, que a través de un concurso de radio fue vista por esa oficina de propaganda como un termómetro para medir la postura ideológica de sus remitentes, es mucho más que eso. Es la performance que sus autores desplegaron imaginando llegar a ser leídos por Hitler, pese al idioma. Hay un esmero en la escritura. Es la puesta en evidencia de recursos literarios, gramaticales, históricos. Estas son las voces de la historia que suelen perderse en los relatos oficiales que llegan en manuales escolares, en densos libros de historia. Esta correspondencia es un pequeño retrato del Uruguay de la época, de su gente. Un acervo documental que pertenece a los uruguayos y uruguayas y que estará disponible a partir de octubre aquí.