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Contenido creado por Catalina Zabala
Música
Raudo y veloz

La Triple Nelson: nuevo álbum, la música de hoy y su show en el Sodre

La banda se presenta este 19 de noviembre en el Auditorio Nacional del Sodre.

09.10.2025 14:37

Lectura: 21'

2025-10-09T14:37:00-03:00
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Por Catalina Zabala
catazabalaa

Christian Cary no puede evitar tocar pequeños riffs en su guitarra eléctrica mientras da sus entrevistas. Son parte de él. Rafael Ugo, por su parte, elige ir al cerno en cada una de sus respuestas. Tocar lo más profundo de lo humano. Su conversación con LatidoBEAT deja varias sensaciones, pero quizás la más fuerte sea que no hacen nada porque sí. Que todo tiene un porqué, y que su música es la consecuencia de ser ellos mismos. Algo que advierten no encontrar fácilmente en el panorama musical de hoy, y les preocupa. 

La carrera de La Triple Nelson se disparó a comienzos de los 2000. Su estilo nunca fue el más literal, pero la denuncia social estaba en varias de sus canciones. Hoy, los años y la experiencia los llevan a lanzar De amor, de locura y de guerra (2025), un álbum crítico de la propia humanidad sin pelos en la lengua. 

Con casi 30 años de carrera, hoy intentan adaptarse a la nueva forma de hacer música. En palabras de Cary, aprendieron a "soportar" las pautas que la industria les impone, pero siempre haciendo lo que quieren. Ya sea grabando en los estudios Sonic Ranch de Texas o intercambiando ideas en el pequeño estudio del fondo de su casa, siguen haciendo lo que siempre hicieron bajo el lema de su líder. Uno que parece obvio o simple, pero que está lejos de serlo: "Lo más importante es la música". 

La agrupación se presenta el 19 de noviembre en el Auditorio Nacional del Sodre, y las entradas podrán adquirirse aquí

¿Cómo fue este último año para ustedes?

Christian Cary (C.C.): Fue movido. Nos fuimos para Texas a grabar un disco por primera vez, con todo lo que conlleva ir a grabar tan lejos. Tomar tres aviones para llegar a un estudio no es lo normal, pasar 45 minutos en una ruta en el desierto y llegar ahí fue una maravilla total. Así fue la mitad del año hasta ahora: grabar, mezclar, masterizar el disco. Después tuvimos toques en el verano y toda la movida que se hace siempre. Se nos hizo un poco larga la salida del disco, que va a ser el jueves 2 de octubre, pero estamos muy contentos con el resultado de este material.

¿Cuál fue el motor o la necesidad creativa del álbum? 

C.C.: Yo creo que son cosas que nos pasan, casi siempre es lo mismo. En este disco surgieron bastantes historias inventadas por parte del señor bajista, que no está hoy, Paco Pintos. Se le da fácil lo de inventar historias, a mí me resulta más difícil. Soy mejor contando cosas de amigos, de gente conocida o mías directamente. Pero empezó por una necesidad de hablar de sucesos que se fueron dando en el mundo. "Pandemia de guerra" es una de las canciones que resume un poco la situación del planeta hoy, que es lamentable. Y después, canciones de amor, de locura y de todo, como el título del álbum. Surgió un poco por las ganas de decir cosas, como pasa siempre. Los músicos, como nos cuesta un poco hablar, lo hacemos con las letras de las canciones.

Rafael Ugo (R.U.): También es importante destacar que en ninguno de nuestros discos hay un plan para hablar de algo, las canciones van saliendo y les vamos dando forma. Pero al principio es como un pedazo de plasticina sin mucha forma que luego empieza a tenerla. Al final, hasta nosotros descubrimos de qué se trata el disco, y nos sorprende. Este último álbum también, casi sin querer, termina hablando de muchas cosas que están pasando ahora, como decía Christian. De los problemas que hay en el mundo por todos lados y de todo tipo, donde está la canción "Pandemia de guerra", que se hizo cuando ni siquiera había pasado todo lo que pasó en Gaza. Se terminó desarrollando después y calzó perfecto. Nunca hay un plan de línea para que un disco se trate de algo.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

¿Van encontrando patrones temáticos en las canciones ya terminadas? 

C.C.: Sí, claro. Muchas de las canciones las hacemos acá. A veces desde el riff de una guitarra, desde una idea, o a veces al revés; desde la letra que alguien trae. Pero por lo general se va armando en el momento. Todavía no hemos pensado un disco entero desde una idea concreta de la que queramos hablar. Se va dando y después coincide que tiene un hilo conductor.

R.U.: Lo que sí hemos pensado desde hace un par de discos, fue tener un productor musical. Eso le da también cierta línea a lo que surge naturalmente, hace que le metamos un poco más de pienso y le demos una forma más dirigida por un productor musical, eso está bueno. Es alguien que lo escucha desde afuera y te sugiere por dónde ir. Redondea la cuestión.

Es un álbum bastante autocrítico en cuanto a la humanidad en general. ¿Esta visión responde a que se encuentran en el momento más experto de su carrera? 

C.C.: Cómo no lo pensamos tanto, fue saliendo. En el primer álbum, Buceo (2001), hicimos una canción que tiene el Himno Nacional, por ejemplo. Se llama "No cambia más". En el disco Seguir mejor (2004), la canción "Seguir mejor" también trata sobre los problemas del momento. Tenemos varias canciones que fueron hablando de diferentes etapas de nuestra vida, la vida del país y del mundo. Hay una canción del disco anterior que se llama "Surtido", que también habla de un problema que hay en el planeta Tierra con los animales y la destrucción que se está llevando a cabo. Siempre hemos tenido canciones de este tipo, lo que pasa es que quedan perdidas entre tantos discos. Pero en todos hay alguna pincelada de lo que pasa en el país, en la región y en el mundo. 

R.U.: Lo que también pasa es que se repiten, no cambian mucho. Lo que cambia es la perspectiva de cómo lo veías hace 20 años y cómo lo ves ahora. Esos mismos problemas los vas viendo o analizando de diferentes formas, y a su vez escribís o hacés cosas a partir de esa nueva perspectiva que vas formando a medida que te van pasando cosas a vos. A veces tenés menos esperanza de que algunas cosas cambien, pero lo que está bueno de la música y del arte es que sirve como lugar para hacer un poco de ruido. Es aportar un granito de arena para transformar algo o hacer que alguna persona piense diferente. Creo que las canciones y la música son armas sin balas que pueden cambiar cosas. Ojalá se usara más la música que los tanques y las bombas.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

¿Consideran que el artista debería posicionarse sobre problemáticas sociales en su obra?

C.C.: A nosotros no nos gusta hacer cosas presionados. Ni por alguien más, ni por nosotros mismos. Uno hace una canción y trata de que salga a la luz aunque no le guste a la familia o haya presiones de otro tipo. Tratamos de no hacer música a pedido, ni político ni de ningún tipo. Lo hacemos si tenemos ganas, si no no lo hacemos. Nos han pedido participar en muchas cosas, en las que teníamos ganas participamos y en otras no. En la política no estamos participando más, y creo que nunca lo vamos a hacer. No porque hayamos cambiado de visión política, porque seguimos teniendo la misma, pero no tenemos ganas de ir atrás de nadie ni tener después la responsabilidad de lo que hace otro. "Pandemia de guerra" tiene una letra bastante fuerte, y tiene a Mario Carrero diciendo cosas mucho más fuertes. Pero en realidad, ni Mario escribió su parte ahora, ni nosotros la nuestra. La hicimos en 2022, por ahí, cuando no estaba pasando todo lo que está pasando ahora. Puede verse como algo que fue escrito para el hoy en Palestina, por ejemplo. Y no lo fue, pero al final sí. Cuadra perfecto y quizás lo hubiéramos escrito hoy, directamente dirigido ahí. Habían pasado muchas cosas, pero el desastre actual aún no.

R.U.: Si te la vas a jugar por alguna idea, tiene que haber una honestidad intelectual y emocional. También pasa que por seguir una moda, porque todos están hablando de eso, o porque como decís vos, hay una presión, te ponés a hablar de cosas que quizás no estás sintiendo. Eso en la música o en la composición te deja regalado, porque se transmite. Se percibe que no hay un contenido sino una cosa panfletaria que no está apoyada ni por el mismo artista. Eso se desmorona al instante.

C.C.: Raudo y veloz.

R.U.: Si vos no sentís pelear o hablar por esa causa, no es por ahí. No es tu momento. Es lo que hablábamos de las etapas de la vida: cuando sos joven hay cosas que necesitás decir, y cuando sos mayor quizás te surge retomar algún tema. Pero siempre tiene que haber un compromiso y una honestidad intelectual atrás de eso, sino es palabrerío o "cancionerío" y no hay nadie que lo sostenga. El artista es el que tiene que sostener esas palabras, y además, después hay que defenderlas. Ir al frente. Creo que hay que respetar a cada uno su honestidad intelectual.

C.C.: Más allá de que quizás pensamos igual sobre un montón de cosas que se están reclamado.

R.U.: A mí hay cuestiones que me superan como para ponerme a batallar contra ellas, porque sé que me puedo hundir. No lo puedo sostener. Me parte el alma ver cosas en el mundo, pero si vas para ahí tenés que saber que después tenés que aguantar, no podés irte a la primera. No es tan sencillo como tener que decir por ser músico.

C.C.: Tampoco dejaríamos de hacerlo para que no nos criticaran. Si tenemos ganas de decir cosas las decimos, y nos van a criticar. Cuando usamos el himno en el 2001 fue porque el país se estaba cayendo a pedazos, no fue para decir "qué lindo que está nuestro país". La tocamos para decir, justamente, que esto no iba a cambiar nunca más. Dentro de todo siempre hay parte de nuestras letras que hablan de eso. Pero no hacemos nada porque nos empujen, no lo hicimos antes y creo que menos lo vamos a hacer ahora de grandes.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

En el caso de "Pandemia de guerra", ¿cómo fue la decisión de sacar la canción como adelanto del disco en medio de una coyuntura global tan relacionada con la letra? 

R.U.: Cuando vimos cuál podía ser el corte de difusión, me acuerdo que les dije a Paco y a Christian, "es ese". Además está buena la canción, y después terminó pasando lo que decía. Tenía que salir ya porque era perfecta pero era muy larga, entonces le empezamos a dar vueltas. Terminó siendo un corte de difusión. No fue el primero, incluso el sello tampoco se animó mucho. Arrancamos con una más amable para después seguir con esta, que es la patada al pecho. Terminó siendo el segundo, que es muy potente porque es larga, pero el mensaje es fuerte porque va con el contexto que estamos atravesando ahora. Esta canción tomó otra relevancia que antes ya tenía, pero después de esto hizo presión.

C.C.: Incluso lo que escribió Mario no fue pensando en nuestra canción, era un texto que ya tenía escrito. Cuando le mandé el tema para su participación, me dijo que tenía algo escrito que era perfecto. Es uno de los momentos más fuertes quizás del tema, más allá de que sea una canción poderosa del disco. Ya la empezamos a tocar en vivo, que es algo muy importante antes de una presentación.

¿Cómo surgió la idea de incluir a Mario?

C.C.: Teníamos muchos nombres para esa canción, pero terminó siendo Mario porque tenía que ser él. Es un amigo nuestro y un referente, yo siempre digo que Larbanois & Carrero son los Rolling Stones del folklore, son impresionantes.

R.U.: Pero antes de eso, tampoco estaba planificado que hubiera un relato en el medio de la canción. Ya estaba hecha y tenía una especie de solo en el que nos preguntábamos qué hacer. Recién cuando ya habíamos hecho la maqueta de la canción, apareció. 

C.C.: Así como no componemos las canciones pensando desde antes, los invitados tampoco los pensamos. Ni Emiliano, ni Mollo, ni Ciro, ni Rada, ninguno fue pensado antes de hacer la canción. Después de que la canción está, casi siempre te nace la idea de que participe tal. Y no solo en las canciones, también hemos invitado a muchos artistas a los shows y tuvimos la suerte de haber compartido con un montón. 27 años es mucho.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

¿Sintieron que tuvieron que adaptarse a las nuevas dinámicas de la industria musical? ¿Cómo fue para ustedes observar tantos cambios habiendo comenzado en los 2000?

R.U.: Es raro, porque tuvimos más tiempo con lo otro que con esto. Es como que no queda otra, lo que es difícil es emocionarte con eso. Conectar con esa nueva onda de que no haya discos. Cuando nosotros éramos chicos y en algún momento quisimos ser músicos, siempre fue nuestro sueño grabar un disco, tenerlo y regalarlo. Toda esa ilusión después se dio, pero pasaron unos años y como pedrada empezó a cambiar todo. Cuando quisimos acordar, el disco ya no servía para más nada. En nuestra historia hubo una cosa que se desmoronó ahí, una ilusión de las que nos inspiraban para hacer música. No solo tocar nuestros instrumentos sino tener una banda, y después grabar tu música y tener tu disco. Todo eso ahora no está, existe otra forma de escuchar música donde a la gente le gusta un tema y después ya se va a otra cosa.

C.C.: Además la gente te escucha 12, 15 segundos. Pero como durante toda la historia de la banda, hicimos lo que teníamos ganas. Temas de seis minutos; teníamos uno de siete, que fue el que le mostramos al dueño del estudio Sonic Ranch. Escuchó los siete minutos parado al lado de la consola, y lo único que decía era "wow". Se emocionó con esa canción de siete minutos y le podríamos haber mostrado dos, uno o medio minuto. A nosotros nos sigue gustando la idea de escuchar el disco. Es más, terminamos un disco y hablamos de su orden. Luego de pensar mucho las canciones discutimos el orden en el que tendrían que ir. En estos últimos dos discos por suerte tuvimos la ayuda de un productor, porque nos costaba bastante ponernos de acuerdo en esta cuestión.

Nos gusta esto de hacer canciones como tenemos ganas. Y si el mainstream va para otro lado, siempre fue así. Nosotros siempre hicimos lo que no estaba de moda —lamentablemente—, sino quizás seríamos millonarios. Pero somos felices haciendo esto; nos hace mucho bien la música, nos hace bien tocar, grabar, ensayar. Nos hace bien cuando alguien a quien le gusta lo que hacemos nos lo devuelve diciéndonos: "Me cambió el día, me hizo conocer a tal persona en vivo, me hace acordar a mi abuelo". Cosas más lindas que esas creo que no hay, y no vamos a hacer una canción de medio segundo ni de dos acordes porque esté de moda. Hacemos lo que nos gusta, a veces con más acordes y a veces con menos. No nos importa tampoco eso de hacer música difícil, sino que hacemos la música que nos sale. A veces nos sale fácil, a veces difícil y a veces más o menos.

R.U.: Va en la línea de lo que hablábamos antes, el ser leal con uno mismo. Por más que pase todo esto de la tecnología, tiene que haber también una cosa que tenga que ver contigo y con tu historia. Porque si hay un desfasaje, ahí es cuando te empezás a sentir vacío. Lo que pasa es que todo eso no está enganchado a tu historia, entonces hay que hacer un balance. Vivimos en el mundo en que vivimos, pero tampoco te podés desenganchar de lo que sos vos. Eso después se refleja en el producto, pero sobre todo en el vacío que te puede generar a vos mismo cuando estás solo contigo. Hay que hacer lo que uno cree. Por ejemplo, fuimos a grabar a un estudio en Texas, un lugar alucinante. Ahora los discos te los graban en un apartamento con un presupuesto mínimo, con máquinas, y te lo sacan en dos días. Entonces vos te preguntás, ¿qué sentido tiene hacer una inversión, tomarse tres aviones, grabar con la batería vintage 1973, buscar el sonido, mezclar, masterizar? Y mirás para el costado y ves a un montón de nuevas generaciones con una pantalla con loop y sacan en seguida un video con millones y millones de reproducciones, haciendo mucho dinero.

C.C.: Aparecen y desaparecen también.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

R.U.: Es fácil que se te venga el alma al piso, porque es todo un esfuerzo ir a grabar a un estudio, componer las canciones, armarlas. Pero después ves eso y que la gran mayoría de la gente lo consume, porque es la nueva forma, y sí, hay que aceptar que te desmoraliza un poco. La línea está, la cruzás o no. No puedo vivir en un tupper tampoco, pero tiene que haber una unión entre lo que yo soy como músico y lo que está pasando ahora. Tenemos que vivir en el día a día con nosotros también, hacer las cosas que nos convencen y nos llenan. Eso no es dinero, no son likes, eso es un castillo de naipes que si te mareás, al primer soplido todo se destruye.

C.C.: Hay algo que yo siempre le repito a mi hijo Lucas, el más grande de mis hijos y el que ya está dedicado 100% a la música. Al principio no me entendía, ahora creo que sí: "Lo más importante es la música". Y se lo repetía sin parar. ¿Qué quería decirle con esto? Que los likes están bárbaros, los seguidores están buenísimos, meter un tema y pegarla está buenísimo, pero después, todo eso se desvanece si no seguís atrás de algo que sea mucho más importante que todo eso. Lo que querés decir, lo que querés expresar, cómo querías tocarlo, qué te pasa cuando tocás el instrumento, qué te pasa cuando estás cantando una letra, qué sentís al cantarla. ¿Te pasa algo o no te pasa nada? ¿Se te pone la piel de gallina cuando escuchás una canción tuya? Para mí, eso es lo importante. Pero más allá de esto, estamos totalmente inmersos en este mundo digital. Aprendimos a soportar el tener que esperar 25 días entre sacar un tema y el siguiente, o esperar dos meses para sacar un álbum que tenemos grabado desde hace un año.

R.U.: Esa es la dinámica de ahora.

C.C.: En el caso del sello, nosotros obedecemos porque ellos son los que saben, nosotros tocamos la guitarra y la batería. No es que hayamos demorado un año, sino que se atrasó un poco la mezcla y otras cosas. Lo íbamos a sacar el año pasado, pero terminó quedando para este. Y cuando ya lo teníamos nos dijeron que sacáramos un tema, pero que antes lo subiéramos a las plataformas digitales, 15 o 20 días antes. Después de que sale, tenés que dejarlo mínimo tres o cuatro semanas antes de sacar el otro, que ya está grabado hace un año. No somos enemigos de esto, nos amigamos y entendemos por dónde va el formato. No nos gusta, lo soportamos. Hoy es algo amigable pero en su momento nos costó entenderlo, somos de una época en la que se sacaba el disco entero.

R.U.: Bueno pero ahí está el balance. Grabamos un disco, nos fuimos a un estudio e hicimos como siempre. Pero a la hora de sacarlo nos adaptamos a lo que se hace ahora, porque nadie te va a escuchar un disco de principio a fin. 

C.C.: Capaz que nadie escucha nada fuera de los cortes que ya salieron, que son cuatro, y el disco tiene 10 temas.

R.U.: Hacemos lo que nos gusta. A la hora de sacar el material, nos tenemos que dejar invadir por lo que es el mundo ahora en cuanto a la difusión de la música y cómo escucha la gente hoy.

C.C.: Está bravo. Los algoritmos te dan información, y es terrible que alguien escuche tres segundos de una canción.

R.U.: Es la cultura actual, la ansiedad y la búsqueda del estímulo constante. Eso se distribuye a todos los ámbitos de la vida.

C.C.: Por otro lado también están los shows en vivo. Es el momento en el que, aunque ellos escuchen solo 10 segundos de una canción, vos se las vas a mostrar enteras. No tienen escapatoria, no se pueden ir. Ahí es donde cambia todo, donde nosotros podemos tener la libertad de hacerlos escuchar los temas completos. Tocamos dos horas y media o tres horas. Después nos lo agradecen, mucha gente siente que ese rato fue para ellos. Que fue la mejor inversión personal en un mes o en un año. A mí me pasó yendo a ver a Paul McCartney, sentí que no quería irme de ese lugar nunca. Ahí es donde me parece que todo crece y se enfoca nuevamente hacia algún lugar, y no hacia la inmediatez. No hacemos cosas para la inmediatez, salvo los videitos de promoción.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

El título es una referencia a Quiroga. ¿Cómo nace esta idea? 

C.C.: El título se lo puso Paco, que justo hoy no está. Cuentos de amor de locura y de muerte (1917) es el de Quiroga. Este disco tenía muchas historias, muchos cuentos, algunos inventados y otros no. Y dentro de las temáticas había amor, locura y guerra, que es un poco lo mismo. A mí el nombre me parecía medio largo pero lo sugirió Paco, y en seguida que me lo propuso dije que sí. Era un buen resumen de la temática que tienen las canciones de este disco, o por lo menos la gran mayoría.

¿Qué tienen en común para ustedes el amor, la locura y la guerra?

C.C.: Que sin querer podés estar a un paso de cualquiera de las tres.

R.U.: Eso pensé, hay una línea muy delgada entre las tres. Cuando hay mucho odio, atrás hay mucho amor no correspondido. Un amor afectado o dolido, pero hay amor. Le pasa a cualquiera con alguien a quien quiere mucho y que quizás lo lastimó, y te preguntas cómo pasaste al odio si hace un rato había una cosa hermosa. Es parte del proceso humano y de lo que somos. Si uno trabaja el autoconocimiento, trata de que esas cosas se nivelen para no pasar del amor al odio y los extremos, que mundialmente a veces termina pasando. Gente que por falta de amor y recursos llega a los límites. El ser humano cuando pasa al lado oscuro puede llegar a límites impensables e inhumanos. Pero son cosas que están todas conectadas, todos nacen del amor y del odio, y pueden terminar en la locura.

C.C.: En resumen, las tres te pueden llegar sin quererlo. Sin darte cuenta. Imaginate si las personas de Palestina iban a estar esperando nada de esto. Y así pasa con el amor y con la locura.

R.U.: Son Características del ser humano con las que hay que lidiar y convivir, tratar de que se equilibren lo más posible. Porque todos sentimos odio, amor, y también esa locura. El arte está en manejar todo eso. Todo está relacionado, es la esencia del ser humano.

C.C.: Por suerte el disco tiene una parte de oscuridad y de luz también, si no sería bastante oscuro. Hay cosas que están pasando que no están nada bien; pero dentro de las canciones, si las escuchás y prestás atención a las letras, tienen su parte de esperanza. Creo que en estos tiempos es muy importante tener algo de esperanza de que las cosas puedan cambiar, por lo menos un poquito.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Presentan el álbum en vivo el 19 de noviembre en Auditorio Nacional del Sodre. ¿Qué se puede esperar el público? 

C.C.: Sí. Ya tocamos dos veces ahí, creo que uno de los shows más lindos de toda nuestra historia fue en ese lugar. Vamos a dar tremendo show esa noche, va a quedar para el recuerdo. Para nosotros seguro, y para la gente también. Vamos a presentar todos los temas del disco; no en orden, sino que van a ir mechados con algunas de las canciones que hemos hecho en los años previos. Va a ser una gran noche y va a tener tremendos invitados, estamos trabajando para eso.

Por Catalina Zabala
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