Por Sofía Durand Fernández
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En junio de 2024 Juan Campodónico anunció una propuesta ambiciosa: iba a hacer un álbum que llevara su nombre. Lo hizo a través del lanzamiento de "Frik", el primer sencillo y lo único que había compuesto del proyecto en ese momento.
Fue estratégico. No por marketing o ventas, sino porque eso lo comprometía a terminarlo, a dedicarse de lleno y a no dispersarse con otras demandas.
Un año después, el resultado final está publicado y se llama Todo esto tampoco soy yo, un álbum de once canciones que incluye colaboraciones de artistas como Jorge Drexler y Eli Almic, y que Campodónico define como un producto "más personal".
La creación de este proyecto llegó en simultáneo con Milo, su primer hijo. Para el artista, esto generó un cambio de perspectiva en lo personal y lo profesional.
La primera canción del álbum se llama "Milo" y aparece reiteradamente en la conversación, lo que denota su fascinación por esta nueva etapa. "Pasé muchísimos años de mi vida sin cuestionarme tener hijos, solo abocado a las cosas que me llenaban muchísimo de hacer música. Mis hijos eran mis discos", explica en entrevista con LatidoBEAT.
Luego de finalizado el disco, Campodónico se asume no solo conforme con el resultado, sino que también con ganas de seguir en este camino artístico que lleva su nombre. Antes, estuvo detrás de Bajofondo, Peyote Asesino y Campo, además de producir algunos grandes álbumes de la música uruguaya como Raro (2006), de Cuarteto de Nos, Sea (2001), de Jorge Drexler y Solo de Noche (1999), de No te Va Gustar.
Cuando salió "Frik" dijiste que tenías planeado hacer el álbum de a poco. Ahora que lo lanzaste, ¿es lo que esperabas?
Fue curioso, en parte lo hice como una estrategia para obligarme a hacerlo, me puse como presión el compromiso público. Con "Frik", que fue el primer tema que terminé, salí a la prensa a decir que estaba haciendo el primer disco que lleva mi nombre. Había ideas, pero estaba en proceso. Fue interesante porque el periodo de hacer el disco coincidió con el de ser padre. El disco arranca con un tema que se llama "Milo", el nombre de mi hijo, y la melodía con la que empieza la escribí el día en que nos enteramos con mi pareja que estaba embarazada. Me vine para el estudio porque tenía que trabajar en la música para un fashion show y salió esa melodía.
Las ganas de hacer un álbum personal, “el disco de Juan Campodónico”, vinieron con un momento nuevo de mi vida. Me sirvió para estar concentrado en un trabajo que me permitía tener flexibilidad y estar más presente en el proceso de tener un hijo. Es un nuevo momento para mí, de cómo pensar mi vida desde el punto de vista personal y artístico.
Es tu primer disco solista, más allá de que tenés una trayectoria destacada en la música. ¿Por qué?
Me gustaba la idea de hacer un disco de Juan Campodónico. Las otras cosas que hice eran más colectivas o detrás de otro nombre. Quería hacer algo nuevo que señale un poco todo lo que hice antes. Tiene influencias de todo eso, soy la misma persona.
Es curioso que lo hayas llamado Todo esto tampoco soy yo.
Esa frase señala que hay una búsqueda de identidad y que no está completa, es un proceso, te pone un distanciamiento con respecto a la obra. Yo creo que el artista y la obra son dos cosas distintas. Muchas veces te gusta mucho una obra de un artista, lo conocés mínimamente y decís "qué desastre este tipo. A mí me gusta lo que hizo, pero no me gusta nada de la persona". Ese es un caso extremo. Pero por cómo yo siento y hago música, me gusta tener ese distanciamiento. La obra del artista también tiene una parte introspectiva, y me gustaba que ese título fuera contradictorio.
Fotos: Gastón Gadda
¿No es algo propio del productor querer estar aunque sea un poco por detrás?
También señala eso, pero un poco fue lo que quise cambiar en este disco. Ves la tapa del álbum y estoy en el centro. No me estoy escondiendo esta vez. Como artista soy varias cosas: guitarrista, cantante, compositor, productor. Todas esas facetas están en lo que hago y me gusta trabajar con otros, aún en algo que es muy personal, pero también llevarlo a la música.
Es un álbum con varias colaboraciones, están Jorge Drexler, Zeballos, Sebastián Teysera, entre otros. ¿Cómo se dieron?
Fue súper orgánico, no había un plan y muchas cosas empezaron hace mucho más tiempo del que podés imaginar. El tema con Jorge, "La duda", nació en pandemia. Le dije: "¿en qué andás? Estoy acá queriendo hacer temas nuevos", nos colgamos unos días por Zoom y de ahí nació el germen de esa canción. Quedó olvidada en un cajón y cuando empecé a hacer este disco me acordé de que esa canción me gustaba. Dije, "la voy a terminar, le voy a dar forma".
La trabajamos un montón para el disco y a último momento pensé que la podía cantar otra persona. Una cosa es la composición y otra es la interpretación. Pero hablé con Jorge y me dijo que la quería cantar porque es una cosa nueva para él escribir desde una perspectiva de otra persona. Está escrita en femenino, pero además como que no es Jorge Drexler, dice malas palabras, es como un personaje, una ficción. Es una canción que habla de las ansiedades del mundo contemporáneo.
Con "Frik" también cuestionás ciertos aspectos de la actualidad y los vínculos humanos. ¿A lo largo de la creación de este disco te planteaste ahondar más en esto?
Sí, trata diversos temas. Me gustaba poner algo personal. Por ejemplo, el álbum empieza con "Milo" y termina con "Simplemente la belleza", en el que samplée la voz de mi papá en unas conferencias que dio en 1987. Mi papá fue director de teatro, fundador del Teatro del Galpón y todo un personaje del mundo del teatro uruguayo. Cuando murió mi mamá, desarmamos la casa y encontré fotos, libretos, libros, todas las grabaciones. En un momento me las puse a escuchar y encontré esta conferencia. Lo habían invitado a charlar sobre la experiencia del teatro en esa época. Tenía horas de grabación y saqué esa frase de "la belleza es simplemente la belleza". En un momento habla de la época de la represión, en la que no podías hacer determinadas obras porque podían molestar. Entonces, en esas circunstancias, acudir a un texto muy hermoso, como uno de Shakespeare, y simplemente trabajar en la belleza era una manera de estar en contra del oscurantismo. Me encantó eso de la belleza como un escudo en momentos así.
Estamos en un momento bastante tenso en el mundo. Entonces me resonó esa frase, me pareció que lo pintaba a él y que, por más que es algo de otra época, me parece que sigue vigente. Fue el último tema que hice para el álbum y en un momento me di cuenta de que los había puesto en ese orden.
Fotos: Gastón Gadda
Señala algo interesante: ¿qué conexión hallás entre ser padre y ser hijo?
En la relación que tengo con mi hijo me vi un poco en él, me hizo más consciente de la relación que tuve con mi padre. A mí la paternidad me conmovió muchísimo, todo esto que ves ahora era como te miraba a tu papá en otro momento. Te hace consciente de algo que no habías vivido. Cuando la gente habla de eso no lo entendés, yo pasé muchísimos años de mi vida sin cuestionarme tener hijos, solo abocado a las cosas que me llenaban muchísimo de hacer música. Mis hijos eran mis discos. Pero me ha resultado interesante recuperar toda esa primera etapa de tu vida.
Hay distintos géneros en el álbum, como el candombe y el rap. ¿Tenías ganas de trabajar un poco más con artistas como Zeballos?
Mi primer proyecto musical fue el Peyote Asesino. Nos inspiraban los músicos de hip-hop y de rock, escuchábamos muchísimo Cypress Hill, los Beastie Boys, Dr. Dre, Snoop Dogg. Es una parte de la música que me interesó siempre. En el disco hay otras dimensiones, arreglos de música clásica en el tema con Zeballos. Es un tema de hip-hop, pero súper musical. Tiene arreglos de soul, entra con un rap medio en el aire, no hay beats, no hay cosas propias del género y hay arreglos de cuarteto de cuerdas. Todos esos mundos musicales son parte de mi manera de hacer música, alguno lo desarrollé con el Peyote, algún otro lo desarrollé con Bajofondo o con Campo, pero son lenguajes que yo manejo. También me gustaba la idea de jugar y entrelazarlos de una manera nueva.
Fotos: Gastón Gadda
¿Hacer música con otros es similar a jugar?
Sí, la música siempre es como un juego. Por ejemplo, a Cami, de Niña Lobo, no la conocía tanto, la tenía de vista y alguna vez había venido al estudio a filmar o grabar algo. Nos pusimos a trabajar en ese tema que no me acuerdo cómo surgió. Es de electropop, no tiene nada que ver con lo que ella hace con su banda, pero que es un género que a ella le encanta y escucha. Es bien de esa gente criada en los 90. El tema que hicimos tiene una parte que es rock, esas cosas medias tangueras y tecno. Después tiene la impronta de ella, la voz, la letra. Yo le hice alguna sugerencia, pero más que nada es su rollo. Ella siempre me dice que trabajar conmigo es salir del lugar habitual.
Con "Frik" sacaste una versión acústica. ¿Tenés planeado darle más vida a otras canciones?
Salió un visualizer de "Onda Expansiva" que está muy lindo. Ahora vamos a hacer un video del tema de Drexler, estamos trabajando con Lucía Garibaldi.
¿Vas a hacer otro disco bajo tu nombre?
Sí, siento que es un momento nuevo y me interesa desarrollar a este artista que se llama Juan Campodónico. Quiero que tenga una larga vida, quiero tocar esta música. Lo quiero llevar a un formato en vivo, quiero darle vida a esto.
Me gustó el proceso de hacerlo y el resultado. El primer feedback fue muy entusiasta. Todo eso me dio una energía para hacer más. En muchos de los proyectos que hice siempre estaba detrás del vidrio, no se veía bien lo que yo aportaba. Viste que hay gente que piensa que la palabra "productor" en algunas disciplinas es el que consigue la plata, pero en la música no. También me gustó hacerme cargo y estar un poco más expuesto.
Todos mis proyectos eran un poco más conceptuales, como Bajofondo, que era una investigación sobre el tango, pero con herramientas contemporáneas. En cambio esto es algo más personal.
Fotos: Gastón Gadda
¿Hacer música de manera solista te da un espacio más amplio para tomar decisiones?
Sí, como de no tener que consultar a nadie, que no quiere decir que no sea compartiendo y colaborando, pero desde un juego en el que vos ponés las reglas.
Fue un camino largo hasta publicarlo. ¿Cómo lo vivís?
El tiempo que te toma hacer un disco es el mismo que te toma comunicarlo, que llegue tocarse en vivo, hacer prensa, que la gente que se entere que eso existe. Es el mismo trabajo en tiempo. Es una locura porque para el público recién comienza y para vos no, vos estás en la mitad del camino.
Pero también es interesante, es una idea clásica del arte eso de que la obra la completa el público. La obra es cómo resuena lo que vos hiciste en los demás, no cómo resuena solo en vos. Yo escucho un tema y me trae determinadas resonancias, me dice determinadas cosas o me lleva a determinados lugares. Pero después no sabés cómo afecta a los demás. Ya no es más mío.
Estoy convencido de que uno es como un médium: tomás inspiración de lo que está pasando y de todo lo que te rodea, lo volvés música y después sigue su viaje. Vos ya no tenés nada que ver.
Por Sofía Durand Fernández
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