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Hernán Díaz, de Cumbia Club: “La cumbia ofrece un abanico de posibilidades muy importante”

La edición de fin de año de El Club de la Cumbia tendrá lugar este 19 de diciembre en la rambla de Punta Carretas.

16.12.2025 12:31

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2025-12-16T12:31:00-03:00
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Por Catalina Zabala
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Los 12 integrantes de Cumbia Club identificaron un sentir compartido en la población uruguaya y trabajaron ahí. Marcaron una incisión. En palabras de Hernán Díaz, guitarrista de la banda, la cumbia villera representaba a toda una franja etaria que había transitado su adolescencia de la mano de este género en cada rincón de Montevideo. 

Dice que su éxito estuvo en no tener más pretensiones que juntarse a tocar para pasarla bien un rato. Y El Club de la Cumbia, evento creado por ellos, surgió como la respuesta a una necesidad generacional. En sus palabras, "dar la fiesta a la que nos gustaría ir": comenzar más temprano, con invitados de todo tipo, y despertar una costumbre que se volvió ritual y que se regocija en torno a la cultura del after office. 

Cierran el año este 19 de diciembre en la rambla de Punta Carretas, con el evento más grande de su año, y la promesa de invitados muy variados. Y como siempre, versiones, temas propios, y una fiesta que no para de girar en torno al sentimiento más primitivo. El sonido de la cumbia como el mejor seductor de todas las generaciones. 

Tocás la guitarra en Cumbia Club y llevás muchos años en el proyecto. ¿Cómo recordás esos inicios?

Mi entrada a Cumbia Club fue un poco accidental. Si bien yo no soy fundador, llegué al poquito tiempo a raíz de otro de los fundadores que se fue a estudiar a Holanda. Fue muy accidental, y el inicio de la banda también lo fue. Como cualquier inicio de proyecto, sin muchas más pretensiones que poder juntarse con las personas que estaban en la vuelta y poder empezar a tocar algo para poder contagiar, en ese caso, ganas de bailar. Ese era el entusiasmo inicial.

Dentro de las variantes que existían en la música bailable, empezaron tocando covers de cumbia villera. ¿Por qué se decidieron por este género?

Para mí, eso que mencionás en relación a las variantes es un dato fundamental, porque la cumbia ofrece un abanico de posibilidades muy importante. Sobre todo para nosotros, tanto Uruguay como Argentina y el resto del territorio somos grandes consumidores de la cumbia. En esa masividad y siendo un género tan popular, también nacen muchas versiones de cumbia. Hay muchos de los integrantes que ya venían tocando cumbia del lado más folclórico, y otros venían tocando géneros que nada que ver, tipo rock, jazz o tango. Pero siempre la cumbia, tanto desde el punto de vista profesional como social y emocional, ya sea en cumpleaños familiares, en alguna despedida de un amigo que se va para afuera o lo que sea, siempre está presente. Es un género inesquivable, y en ese sentido la cumbia villera ha estado muy presente justamente por una cuestión generacional. Nosotros tenemos entre 35 y 40 años, y vivimos en una etapa muy importante para el auge de ese género, que fue la adolescencia. Consideramos que es un género muy fuerte y muy potente que en un momento de la historia, sobre todo en Argentina, decía un montón de cosas que no decía el resto.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Varios integrantes venían de trabajar con otros géneros. ¿Fue difícil convencer a alguno de ellos de sumarse a una banda de cumbia, o sintieron todos la misma motivación?

No, de hecho cada persona que se sumaba lo hacía porque tenía ganas. En el momento en que un proyecto no tiene mayor pretensión que juntarse entre los que están en la vuelta y empezar a tocar, sin más que eso, solo por el disfrute, está quien quiere estar. No hubo que convencer a nadie.

Algunos años después comenzaron a introducir sus temas propio de manera transicional, porque según contaban, no querían perder la esencia que los caracterizaba en torno a los covers de cumbia villera. ¿Cómo trabajaron durante ese proceso?

Es un proceso en el que seguimos, esa curva es constante. No se detiene. Sobre todo encontrar el balance justo entre las versiones de otros y poder hacer nuestro propio material. El Club de la Cumbia, si bien nos ha dado una gran ventana para nosotros desde el punto de vista de poder encontrarnos cada vez más con público nuevo y que las fiestas se hayan transformado en algo tan masivo, ha conspirado un poco en nuestra agenda interna en relación al material propio. A poder sentarnos a componer nuestra música y producirla, lanzarla, etc. Justamente porque a día de hoy nuestra actividad está enmarcada casi al 100% por versionar las canciones de los invitados que vienen mes a mes, entonces el tiempo es muy finito.

Nosotros tenemos muchos intereses e inquietudes, pero a día de hoy las versiones de los invitados han tomado la posta respecto a las canciones propias. Pero no renegamos de eso, nos divierte muchísimo. De hecho las sentimos como propias en el momento en que pasan por nuestro filtro. Aún siendo versiones, creo que cuando uno las procesa, sobre todo siendo un grupo tan numeroso como el nuestro y habiendo tantas formaciones distintas y demás, empiezan a tomar un carácter propio. 

Cortesía de producción

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Su fiesta, El Club de la Cumbia, se desarrolló en torno al concepto de after office y convoca a un público definido. ¿Fue una búsqueda consciente o se dio de manera espontánea? 

Fue espontáneo. De hecho, el público ha mutado un poco respecto a las ediciones iniciales. Por supuesto que a medida que se va haciendo una fiesta más masiva, la franja etaria por ejemplo se va engrosando, entonces a día de hoy el público es muy diverso. Hay gente que tiene 25 o 30 años, y también hay gente que tiene 60 y pico y va con sus familias y demás, y en el medio, lo que te imagines. En ese sentido se genera un ambiente que nosotros realmente disfrutamos mucho, en esto de dar la fiesta a la que nos gustaría ir. Esto se dio de forma espontánea, pero es una característica capital de El Club de la Cumbia que a nosotros nos tiene muy contentos.

En sus fiestas han recibido invitados de todo tipo, como Luana, Natalia Oreiro o Emiliano Brancciari. ¿Cómo eligen a los invitados y cómo llegan a un punto medio entre la cumbia y sus respectivos géneros, para proponer algo que tenga sentido?

Eso es un balance entre lo que nosotros deseamos, por gustos personales, entre lo que creemos que puede llegar a ser una propuesta interesante para el público, y entre la disponibilidad de las personas a las que invitamos. Y en esas tres variables, vamos diseñando cuáles son los invitados de cada fecha. La verdad es que hasta hoy hemos tenido mucha suerte, siempre nos dicen que sí y se copan. La limitante en general es la agenda. Sobre todo en estas fechas, todo el segundo semestre, donde hay bastante actividad para toda la escena artística, ya sea de Uruguay y de la región. Entonces es bastante más difícil poder coordinar y concretar las visitas de algunos artistas que nos encantaría.

Cortesía de producción

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¿Cómo están preparando su fiesta de cierre del año, el 19 de diciembre? 

Va a ser el 19 de diciembre en la rambla de Punta Carretas, nuestro show más grande de todo el año. Si bien nosotros ya hemos hecho varias Sala del Museo este año y tres Velódromos, el show en la rambla de Punta Carretas es el más importantes por varias cosas. Primero por las dimensiones, el año pasado lo hicimos en el mismo lugar y fueron 20.000 personas, y este año estimamos que va a ser similar. Y después por una cuestión de apuesta artística también. Al ser más grande hay más invitados. En cada edición nosotros no adelantamos los invitados, siempre son sorpresa. Lo que te puedo decir de eso es que la propuesta de invitados es muy diversa. Nosotros venimos trabajando hace tiempo con esas canciones y versiones, y venimos disfrutándolo un montón. Estamos ansiosos e intrigados por cómo lo va a recibir la gente.

Desarrollaron el Club de la Cumbia como un evento autónomo frente a Cumbia club, es una fiesta y no un show de la banda. ¿Cómo trabajaron este concepto y cuál fue la motivación para hacerlo de una manera atípica?

La columna vertebral de cómo diseñamos esa fiesta fue primero no hacerlo solos. No podríamos haberlo hecho. Otros actores fundamentales nos fueron acompañando y se fueron sumando para que nosotros pudiéramos desarrollar esa fiesta, como fue Piano Piano y un montón de personas que aportaron su conocimiento en relación a la producción. La columna vertebral fue crear una fiesta a la que a nosotros nos gustaría ir. Que empezara temprano, porque en general al siguiente día —sea fin de semana o no— hay un montón de actividades y nunca nos quedó cómodo eso de terminar la fiesta a las 6:30 de la mañana. A partir de ahí, lo fuimos pensando y ajustando. La verdad es que hemos aprendido mucho en el camino, hemos ido corrigiendo algunas cosas y también hemos estado muy atentos a los comentarios de quienes concurren, ya sean de nuestro entorno o del público que no conocemos y que nos escribe. Estamos muy atentos a eso, porque creemos que la experiencia es lo primero. En ese camino hemos estado y seguiremos estando.

Cortesía de producción

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¿Qué tiene la cumbia que cautiva tanto al público?

Varias cosas. Primero, la cumbia atraviesa a todo el mundo. Independientemente de la sensibilidad que vos tengas para con ella, seguramente te lleve a algún recuerdo. Es lo más parecido a un olor que inmediatamente te lleva hacia la casa de tus abuelos o algo que te cocinaban cuando eras chico. Yo creo que la cumbia tiene una capacidad muy potente, porque es un género que no tiene escape. Por otro lado, nosotros como músicos disfrutamos mucho de tocarlo, y hemos aprendido en estos años a descubrir los distintos colores que ofrece la cumbia. En un momento nosotros, cuando éramos más jóvenes y en aquel boom del rock nacional, llegamos a vivir ese bastardeo a la cumbia, por llamarlo de alguna forma. Pero yo creo que también tiene que ver con el desconocimiento. Porque en el momento en que uno profundiza más allá de lo superficial, se da cuenta de que la diversidad de colores que tiene la cumbia es muy profunda y muy compleja, entonces está bueno ir descubriéndola y estudiándola para poder hacerlo bien.

Por Catalina Zabala
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