Por Ivonne Calderón | @malenamoon13
Hangwire es una banda con proyección internacional que se ha adentrado a la experiencia sónica del post-punk, new wave y shoegaze, buscando, además, que sus líricas sean un viaje a las profundidades del existencialismo, algo que es propio del género.
Recientemente firmaron con el reconocido sello canadiense Artoffact Records, y se preparan para el lanzamiento de su segundo disco luego del gran éxito de Farewell (2023), su debut.
Nació en Montevideo, en plena pandemia, bajo la iniciativa de Andrés D’Souza, cuando su padre despertó luego de un ACV y se halló en un mundo de rostros con tapabocas. Inició siendo un sexteto y ahora es un power trío conformado por D’Souza (voz y bajo), Federico Texeira (guitarra) y Tomás Airala (batería).
Provenientes del interior del país, estos tres músicos han hecho parte de diversos proyectos underground. D’Souza y Texeira conformaron Skintaker hacia 2014, una banda grunge que coexistió con Hangwire y que terminó disolviéndose. Por su parte, Airala ha sido baterista de The Cat Under The Table y continúa en otras bandas de la escena como Amador (rock progresivo) y Problema Mental (punk).
Hangwire prefiere no hablar del término escena. Conversaron sobre la filosofía de sus composiciones, y del inglés como el idioma que eligieron para cantar. Los artistas comentaron, entre otras cosas, sus influencias musicales y literarias, lo que se viene con su nuevo álbum, la recepción del público internacional y nacional en festivales indie, y lo que fue la producción del Farewell.
Fotos: Joaquín Dos Santos
En el álbum se marca la influencia de bandas como Joy Division, New Order, Motorama, Soviet Soviet, The Cure, Depeche Mode, por solo mencionar algunas.
Andrés D’Souza (A.D.): Sí. Y también influencias de Soda Stereo. Cuando estábamos haciendo este disco, yo estaba escuchando Dynamo (1992), que es lo más shoegaze que tiene Soda Stereo, y también Signos (1986), que es lo más post-punk gótico de esa banda. Depende de cómo me levantara, agarraba el vinilo y decía: "Quiero escuchar el Signos hoy". De repente escuchaba las influencias susurrarme a través de la música, y decía: "Acá hay algo que quiero sacar".
¿Cuáles son los orígenes de la banda?
(A.D.): Inició con la pandemia, unos días antes. Mi padre había entrado en coma por un ACV en el que estuvo tres meses. Se despertó en pandemia, lo cual fue muy surreal para él. En el momento en que sucedía eso, me estaban pasando cosas muy complicadas. Decidí enfocar toda esa agonía psicológica de la pandemia y transformarla en música. Pero al inicio no fue mi idea armar una banda, era más bien algo experimental. Monté una batería en mi casa y empecé a tocar sobre la base de "Quarantine", una de las canciones del álbum. La mayoría de esas canciones las había pensado desde que tenía 20 o 21 años. Ahora tengo 35. Luego hay canciones que compusimos con Fede puntualmente para el disco.
Federico Texeira (F.T.): La canción "Exploding-Head Syndrome" nació cuando fuimos a Brasil a grabar de forma gratuita en el estudio Forest Lab, de Liciel Franco, un productor de allá. De la nada empecé a tocar un riff en la guitarra. Los gurises que estaban ahí empezaron a acompañar. Le digo a Andrés: "Agarrá el celu y grabá esto que está bueno", y cuando volvimos de Río de Janeiro la grabamos en la casa de él. "Glimpse" fue otra idea que tuve en el bajo. Estaba escuchando mucho The Cure, sobre todo Wish (1992), y me nació esa idea del bajo y quedó una balada media romántica sobre una ruptura amorosa.
¿Y cómo fue la parte de producción?
(A.D.): Teníamos muchos demos con una estructura que estaba ok para nosotros, y nos dijimos: "Ya está bien esto. Lo que hay que hacer es grabar una batería, y regrabar ciertas guitarras y pulir". Fue medio caótico. Algunas baterías las grabamos en el apartamento del primer batero, Joaquín Brazero. Grabábamos con lo que podíamos y teníamos a mano. Tratamos de que todo fuera Do it yourself, con los menores costes posibles. Tratamos de producir nosotros mismos, y no depender de un productor. Así nació Farewell.
Foto: Joaquín Dos Santos
En una entrevista con el portal francés Indie Rock Mag dijeron que no se sienten parte de una escena alternativa definida en Uruguay. ¿De dónde viene esa percepción?
(A.D.): Hay que ver el contexto. Esa pregunta salió hace 3 o 4 años y en ese momento realmente no estábamos presentes en una escena.
Reformulo la pregunta: ¿ahora mismo se sienten parte de una escena alternativa en el Uruguay?
(A.D.): Nosotros hacemos la nuestra. No queremos ser parte de ningún tipo de circuito que pueda ser hermético para otras personas y que excluyan. Cuando se crea una escena termina siendo un circuito de pocas bandas que deja a otras afuera. Eso me parece espantoso. Las escenas las crean las industrias. Punto.
(F.T.): Lo irónico de todo es que las personas que en un momento fueron excluidas son después quienes excluyen. Una vez que logran crear cierto tipo de escena eligen quién puede entrar. No sé cómo no tratamos de cambiar el paradigma como dice el flaco y hacer algo distinto, sin seleccionar a dedo.
(A.D.): Pero es un tema delicado porque si vos decís no me siento parte de la escena, te pueden decir "este quién se cree", y no, no es que no quiera hacer parte de la escena. Es que yo vi el hermetismo y elitismo que generan muchas veces. Me encantan más los colectivos como Paulino Records, donde se genera todo ese universo de Tres Pecados, Alucinaciones en familia, es increíble. Paulino Records no sé si es un sello o colectivo que alberga esas bandas y otras. Luego tenés Feel de Agua. Son colectivos más que una escena en sí. Músicos que se ayudan entre ellos a producir sus discos. Desde que tengo memoria y vivo acá, vi morir y nacer escenas. Mi circuito es este, Hangwire. Son mis amigos, con los que salimos adelante vendiendo ravioles para pagarnos un videoclip.
¿Cuál videoclip? ¿El de "This Fun Machine"?
Tomás Airala (T.A.): No. Ese es del primer álbum. Esto es para el videoclip de "The Trial", una canción del segundo disco. Con la venta de ravioles estamos financiando parte del clip. Hay un colectivo que te brinda la pasta y vos la repartís y hacés tu ganancia, después lo pagás.
(A.D.): El videoclip todavía no lo hicimos, estamos negociando.
(T.A.): Todo es hecho a pulmón. El resto lo hemos financiado con los fondos del Farewell.
(A.D.) Con el Farewell invertimos en publicidad. Es
así que se hace. Y llegamos a un punto de tener 30.000 oyentes mensuales. Eso
nos dejó algunas ganancias por reproducciones. Luego firmamos con un sello
discográfico.
¿De cuál sello estamos hablando?
(T.A.): Artoffact records.
(A.D’S.): Un sello de Canadá.
Han elegido priorizar el inglés, algo que llama la atención, porque las agrupaciones latinoamericanas no suelen hacerlo.
(A.D.): Desde que tengo memoria escucho rock and roll, y el que escuché fue en inglés principalmente. Después empecé a descubrir artistas de acá y de Argentina. Es más, podría cantar en portugués porque era lo que más escuchaba en Artigas cuando chico, música en portugués por mi madre que es brasileña, por mi familia y por la televisión.
(F.T.): Esto habla de que no tenemos ningún tipo de estigma. No tiene sentido cuando te cuestionan lo del idioma. Que no es lo que vos estás haciendo. Pero nadie es dueño de la lengua. El idioma es un orden espontáneo y descentralizado.
Y más allá de esas percepciones, ¿no hay algo que los mueva estratégicamente hacia el inglés?
(A.D.): La comodidad de mi voz, ponele. Cuando canto en español mi voz me parece horrible. Cuando canto en inglés es como, ¡ahora si me gusta mi voz!
(F.T.): Cantar en un idioma te lleva a crear ciertas melodías. Capaz que nos gustan más las melodías que se crean cantando en inglés.
(A.D.): Deberíamos cantar en guaraní, entonces. La gente es muy puritana, pero se olvida de que termina tocando un estilo que fue creado en Estados Unidos. ¿Qué diferencia hay? Una persona, recuerdo, me dijo una vez que yo estaba cantando en un idioma manchado de sangre, el inglés. Yo le dije: "Pero vos no estás muy lejos porque el idioma que vos hablás… ¿Cuántos aborígenes tuvieron que matar para que hables el hermoso español?". No es que quiera renegar del español, es que me parece una idiotez que las personas, que ciertas personas, terminen encasillándote por eso como un…
(T.A.): ¿Vende patria?
(A.D.): Eso, somos muy hipócritas, ¿no?
Foto: Joaquín Dos Santos
Farewell está atravesado por un marcado sentimiento melancólico. Las letras de sus canciones están articuladas a cierta poesía y filosofía nihilista y existencialista. ¿Quién compone las letras?
(F.T.): El que compone la letra en un 95% es el flaco. A veces yo le tiro algunas ideas, porque leemos mucho los dos, y cosas similares. La literatura nos influencia tanto como la música que escuchamos.
¿Qué suelen leer?
(F.T.): Nos gustan mucho las novelas filosóficas, y a mí personalmente la ciencia ficción; pero en cuanto a lo primero, leemos Dostoievski. Kafka nos apasiona, pues está muy ligado a lo absurdo. Siempre estamos descubriendo cosas nuevas. Nos gusta también la poesía de Baudelaire, Rimbaud. Goethe también.
(A.D.): Y Julio Inverso, mi ídolo. Sylvia Plath, Dylan Thomas. Todos autores que tienen un trasfondo semejante.
La búsqueda definitivamente va más allá de lo sónico.
(F.T.): Sí. Todo esto es una válvula de escape. Una forma de hacer catarsis.
(A.D.): Quisimos reflejar en las letras el memento mori y tratar de hablar de cosas que no se hablan normalmente porque terminan siendo tabú. Tópicos como el suicidio, el miedo a la soledad, la muerte misma, la existencia misma. Entonces quisimos escribir sobre lo que nos estaba pasando de forma muy personal. Y como el ser humano es un espejo de sí mismo, como decía Borges, terminás creando un espejo en el que las otras personas se terminan reflejando.
¿Piensan en el público a la hora de componer o se permiten la libertad de explorar sin sentirse maniatados por conservar a ese público?
(A.D.): Pensamos en el público. Por ejemplo, nosotros en el segundo disco no nos alejamos tanto del sonido del Farewell porque hubo personas que se encariñaron con ese sonido, y alejarse de ello significa desconocer su apoyo. Y aun así en el nuevo álbum decidimos indagar e ir por otros lados que nada tienen que ver con el Farewell. Entonces tenés esos dos mundos. La exigencia que nos hacemos a nosotros mismos de evolucionar, y la exigencia que puede tener el público.
¿A dónde han ido a tocar?
(T.A.): Teníamos ganas de ir a tocar a Brasil, un país donde nos escuchan bastante. Empezamos a mandar emails y se dio. Hemos recibido mucho cariño de los brasileños. El primer lugar que nos recibió allá está en Sao Paulo: el Madame Underground, un lugar emblemático del rock brasilero y latinoamericano. Fijamos una fecha ahí y luego nos empezamos a mover a otros sitios.
(A.D.): También estuvimos en Brasilia, la capital del post-punk brasilero. En ese momento éramos seis y fuimos a escenarios como el Infinu en Brasilia, durante el Festival Convida. Compartimos escenario con una banda japonesa. Recuerdo que había más de 400 personas.
(F.T): Algunos se acercaban a decirnos: “Vinimos a verlos a ustedes”. Increíble.
Fotos: Joaquín Dos Santos
¿Cómo los ha recibido el público uruguayo?
(A.D.): Siempre que tocamos nos han recibido bien.
(F.T..): Estamos quietos respecto a las presentaciones desde que tocamos en febrero en Tazú. Lo anterior había sido en diciembre con la banda Incluso si es un susurro soviético, y antes, en noviembre, en el Indieween. Ahora que estamos solo los tres tenemos que pensar en una forma de instrumentar para poder volver a tocar en vivo.
¿Cómo nació el nuevo álbum?
(A.D.): Es un disco doble que no iba a serlo, pero ante no querer cambiar drásticamente de sonido empezamos a componer algunas canciones que se parecieran a canciones del Farewell, y al mismo tiempo queríamos hacer canciones diferentes. Pensamos, por ejemplo, en el Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995), de Smashing Pumpkins, un disco que es super diverso, ecléctico. Entonces la excusa de las 18 canciones de nuestro segundo disco es que da la posibilidad de sumergirte en varios estilos. Ocho canciones parecidas al Farewell y otras que en nada que tengan que ver con él.
(T.A.): Otra cosa buena es que incluimos instrumentos que en el Farewell no estaban, como el saxofón, un sitar, violines, que hacen que el sonido cambie. También es la primera vez que yo compongo y participo en un disco. Hice todas las baterías y las estructuras. Construí las canciones en conjunto con Hangwire.
(A.D.):Su aporte es muy significativo. Es impresionante lo que ha hecho en este disco.
(F.T.): Estoy orgulloso del trabajo que hicimos. De nuestros proyectos es el más grande que hicimos hasta ahora.
¿Cuándo estará disponible para el público?
(F.T.): Eso no depende de nosotros. El sello nos planteó la fecha de marzo. Eso sí, antes de salir el disco saldrán tres sencillos inéditos, entre ellos The Trial, que tendrá el videoclip dirigido acá por Tomás. Una canción que está basada en el libro El proceso (1925), de Kafka.
(A.D.): El nuevo disco estará en plataformas, y supuestamente, en forma física. Nosotros hicimos todo el arte de ese disco, grabación, mastering, mezcla. Todo nosotros, nadie más. Solo nosotros.
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