Por Catalina Zabala
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Se separaron por pequeñas rispideces, de esas que se suman. Pero 15 años después, café mediante, Paco Pintos cuenta que les faltaba un pedazo. Que había algo que revivir. A su lado, Raúl González. Cantante y compositor del grupo, de esas personas a las que le sobran anécdotas y caminos recorridos. Hoy, la madurez y la experiencia hace que recuerden con risas lo que algún día más jovial los invadía con dolor de cabeza. Uno que no les permitió seguir trabajando en conjunto.
La crudeza de sus letras y sus melodías siempre fueron su seña de identidad. Para ellos el mensaje siempre es lo que prima, y no esperaban que su público lo recordara 20 años después de su aparición. Impactaron al rock nacional de los 2000, en un momento en el que las bandas abundaban. Pero ellos lo hacían diferente.
Hoy sienten que esto ya no sobra, y buscan resucitarlo. Tocaron en vivo por primera vez después de 15 años este 14 de junio. Como dijo Paco, esas canciones cobraban vida solo cuando ellos las tocaban. Y su misión fue esa, hacerlas respirar. Actualmente retoman el hábito de componer juntos y sacar nuevas canciones, y se preparan para una nueva presentación este 1° de noviembre en la Sala Rincón. Las entradas se encuentran disponibles y pueden adquirirse aquí.
¿Cómo es volver después de 15 años?
Raúl González (R.G.): En mi caso, después de la separación de Guatusi tuve varios intentos musicales. He llegado a tocar en vivo y a hacer pequeñas muestras de proyectos, pero en realidad para mí eran la continuidad de los textos que escribía en Guatusi. Canciones que habían quedado ahí. Hubo un par de intentos de acercamiento, pero el resto de los músicos fueron los que estaban más comunicados entre sí, yo quedé más por fuera porque no me dedicaba exclusivamente a eso como Paco, Diego o Santiago. Yo me abrí de Guatusi y de la música en general. La vuelta se dio de forma inesperada y sorpresiva, por una convocatoria de MMBox que tampoco esperábamos. Lo propusieron sin saber nuestras internas, lo tiraron y prendió.
¿Cómo fue su show en vivo este 14 de junio, después de tantos años sin tocar juntos?
Paco Pintos (P.P.): Uno de los motivos por los que volvimos también fue para tocar esas canciones. Sentíamos que cobraban vida cuando nosotros las tocábamos, y al no tocarlas era como que nos faltaba un pedazo. Queríamos volver a sentir lo que sentíamos cuando tocábamos juntos. El show de regreso para mí fue una experiencia mortal, una emoción total a flor de piel todo el tiempo. La gente también lo vivió así y nos lo hizo saber por todos lados; por redes, con abrazos, con risas. Además, no sabíamos que tanta gente estaba esperando que tocáramos. Uno siempre piensa que queda en el recuerdo de algunos, pero no pensamos que Guatusi hubiera quedado en el corazón de tanta gente. Necesitaban esa vuelta.
R.G.: Guatusi es una banda con mucha energía en el show en vivo, de hecho nuestro primer disco atípicamente fue en vivo. Generalmente vas al estudio a trabajar los sonidos, pero nosotros hicimos algo bien crudo y funcionó, y fue de hecho la carta de presentación de Guatusi. Ese vivo terminó comulgando con toda esa energía que se genera a través de las canciones. Como decía Paco, era necesario también para nosotros volver a ese punto de energía de los cinco funcionando en equipo y haciendo sonar eso. Era parte de lo que necesitábamos como personas y como músicos.
Foto: Javier Noceti
El nombre de Guatusi siempre se asoció con un sonido crudo y fuerte en comparación a las bandas con las que convivía en su momento. ¿A qué responde eso? ¿Fue una búsqueda consciente?
R.G.: Hay de todo, porque en realidad la crudeza puede ser malinterpretada. Si vos te fijás en el juego que hacen las dos guitarras de Guatusi, hay mucha cosa metida, mucha melodía, mucho acompañamiento. Quizás la dinámica de mi canto sea la parte más cruda de Guatusi, en el sentido de que no soy muy melódico. Apuesto siempre más a lo que quiero decir, entonces no soy un compositor de melodías, sino de letras. Para respetar esas letras, sacrifico un poco lo que es la parte linda o pegadiza de una canción. Pero a través de los años, el mensaje ha llegado a las personas a través de lo que se dice, aunque no seamos una banda masiva en convocatoria. Somos una banda de la gente que nos ha prestado atención, nos ha escuchado y nos sigue por lo que le ha quedado.
P.P.: También esa crudeza que se refleja viene un poco de las letras del Pelado, entonces nosotros musicalmente tenemos que ser bastante crudos y despojados en el toque también. Pero a pesar de la potencia, de tocar fuerte y de los riffs, nunca llegamos a ser una banda de metal. Las diferentes influencias de cada uno hicieron que todo fuera una especie de dureza tierna. Hay una dualidad como de yin y yang, tratamos de reflejar todo eso musicalmente, y creo que a lo largo del tiempo lo hemos logrado.
Foto: Javier Noceti
¿Para ustedes está por encima el contenido que la parte estética de lo musical? ¿Es más importante?
R.G.: Es un tironeo. En mi caso yo defiendo mucho la parte de la lírica, pero es un trabajo de aporte y realmente trabajamos como banda. A veces nos complica, porque somos cinco con distintas influencias. Pero aunque hubo cosas que nos llevaron a la separación en aquel momento, nunca fue por el lado musical. En cuanto a la música y la composición, ese era nuestro fuerte y lo que realmente nos volvió a unir.
¿Veían un hueco en el panorama musical actual como para que Guatusi volviera? ¿Falta algo de ese sonido crudo y ese carácter en la escena de hoy?
R.G.: Siempre pasó eso en la historia de la música. En este momento personalmente sí siento que hay un hueco en cuanto a cabeza, porque está todo muy simplificado. Los usos de tecnología para la composición y todo eso hace que lo que hay en la vuelta sea todo muy repetitivo; las letras por lo general dicen todas lo mismo, son realmente básicas. Pero todavía hay bandas que se están formando acá en Uruguay, que es como un semillero. La música siempre fue un cíclica, desde bandas como Pink Floyd que necesitaban todo un armado de cosas, hasta que vinieron los Sex Pistols y con dos acordes reventaron todo, y ahí nació el punk. Pero después vuelve a evolucionar, porque la gente se cansa de eso y aparecen bandas new wave y un montón de cosas que van dando la vuelta. Creo que en lo genuino de cada uno está el valor, el no seguir rodando. Nosotros con el paso del tiempo podremos encajar o no, pero nos mantenemos más o menos en eso. No fue con la intención de encontrar un hueco o no, solo se dio.
P.P.: Tuvimos suerte. Otra cosa que también nos pasa es que ahora, con toda la tecnología que hay, lo que nosotros hacemos —que es tocar la batería, el bajo, la guitarra, cantar y hacer una letra— es algo que ahora lo puede hacer una computadora en un programa de inteligencia artificial. Pero nosotros seguimos funcionando a la vieja usanza. Me gusta cómo tocamos nosotros, lo que toca mi amigo y lo que me hace sentir él. A eso yo le tengo que devolver, y él tiene que decir algo sobre lo que toco yo. Y eso creo que no hay programa que lo pueda hacer.
Foto: Javier Noceti
¿Les cuesta la idea de volver a un panorama cambiado en ese sentido?
R.G.: Nos cuesta la comunicación por redes, tuvimos que abrir un TikTok y todas esas cosas. En la época en que Guatusi dejó de tocar, la comunicación era por mail y por afiches que se pegaban en las paredes. Hoy en día lo hicimos para el show del 14, pero nos dijeron que ya no se usa más. Nos cuesta volver a transmitir en un mundo que está enredado.
¿Están trabajando en nuevas composiciones? ¿Tienen proyectos en mente?
R.G.: Hemos hecho alguna cosa nueva, pero realmente para el show del 14 dedicamos meses de preparación para volver a hacer sonar eso. En realidad fue el objetivo principal. Después de toda esa emoción de ese show, que realmente nos dejó muy contentos, nos tomamos un descanso. Y ahora salió esto del 1° de noviembre, que la gente nos pidió poder escuchar los temas que no sonaron en la última fecha. Estamos rescatando todas esas canciones y las vamos a tocar ahora, el 1° de noviembre, en la Sala Rincón. Aprovechamos un par de ensayos para hacer composiciones nuevas, pero realmente todavía no hemos tenido el tiempo. Incluso también costó organizar los ensayos, y ahora estamos realmente avocados a este show en noviembre.
Foto: Javier Noceti
¿Cómo fueron estos primeros reencuentros de composición después de tantos años? ¿Notaron la influencia de sus otros proyectos musicales a la hora de escribir?
R.G.: No, fue lo mismo. Realmente fueron encuentros fluidos. Además ya nos conocemos, tenemos la experiencia. Dejamos pasar muchas cosas, y al conocerte ya sabés cuáles son las mañas de todos. Antes capaz las bancábamos y las hablábamos, y ahora las dejamos pasar para que se acomoden. Tenemos esa cintura, y también está el tema de no querer que vuelva a pasar lo mismo, pequeñeces que van sumando y que después agotan. Es un camino que no es tan fácil de sostener porque los ingresos nunca corresponden, a no ser que te pegues y seas masivo. Nosotros tenemos dos discos grabados profesionales, el primero por ejemplo agotó la primera edición, y eso en otro país del mundo capaz que nos dejaba sobrados y con un estudio propio. Acá vendiste todos los discos, hiciste todo, fuiste en un momento muy popular, pero no reditúa. Eso uno lo hace con amor, pero no está bueno que además se sumen pequeñas rispideces —que en ese momento se sumaron—. Ahora, tanto en materia compositiva como el poder estar haciendo esta nota acá con Paco, hace que trabajemos de otra manera luego de tantos años.
¿Quieren tocar en vivo con frecuencia, o los tiempos van a ser otros?
R.G.: Es difícil por los oyentes. Acá en Uruguay el público no responde tan rápido como para hacer shows muy seguido. Si fuera por nosotros, realmente nos gustaría tocar mucho más, pero las producciones cuestan. Hay un equipo técnico atrás y hay que pagarle a todo el mundo, se genera trabajo para mucha gente pero hay que sostenerlo. Además, estamos en una ciudad donde la oferta musical también es variada. Nosotros en noviembre tocamos el 1°, y también toca Spuntone y Mendaro. Dentro del rock, el 7 toca La Chancha, el 8 toca La Tabaré, en una ciudad pequeña hay varias propuestas, entonces todo eso también divide.
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