Por Carlos Dopico
Carlos Dopico
A lo largo de casi una década compartiendo escenarios y de agotar las localidades en cada una de sus presentaciones, Emiliano, el Zurdo y el Alemán —un trío murguero surgido de la conjunción de dos proyectos musicales independientes— se embarcaron esta vez en el mayor desafío artístico hasta ahora: tocar en el estadio cerrado Antel Arena.
Para hacerlo, sin embargo, fueron alejando la meta de forma escalonada: primero en un show conjunto en el teatro El Galpón, luego un concierto en la sala Zitarrosa, más tarde una presentación en el Teatro Solís y finalmente un espectáculo en el auditorio del Sodre. Por tanto, el desembarco esta vez ante una platea de 8 mil localidades no será un evento fortuito, sino un trabajo paulatino y creciente con un repertorio macerado. A pesar de esto, son conscientes de que la parada es grande y que para llenarlo deberán convocar a quienes aún no los han contemplado. “No me asusta, pero me preocupa. Seguramente va a haber gente que nos vaya a ver por primera vez”, confiesa Freddy el Zurdo Bessio, el más veterano y experimentado en la tríada.
Además de las canciones, el enlace de sus voces conforma la columna vertebral de este espectáculo que reunirá más de una veintena de artistas; una amalgama vocal como pocas en la selección murguera nacional. Por algo, dos de ellos fueron durante años parte del coro estable en la banda de Jaime Roos. “Fue Jaime quien se dio cuenta que nuestras voces amalgamaban muy bien”, destaca Emiliano Muñoz como primer impulso hacia la independencia artística. En una clasificación equiparable a tenor, contralto y soprano —del más grave al más agudo—, se ordenan: Gerardo el Alemán Dorado como segundo, Emiliano Muñoz como primo y Freddy el Zurdo Bessio como sobreprimo.
“Cuando arrancaron todos los proyectos de la MPU, de alguna manera sabíamos que íbamos a estar juntos, pero con ellos cuadró de una manera especial”, advierte el Alemán.
Sobre la efectividad de la canción, lo complementario de ambas propuestas, el tejido vocal, los gestos carnavaleros, la inmensidad y lo íntimo, la amistad, los maestros y el salto al vacío es sobre lo que va esta charla para LatidoBEAT.
Iniciaron sus carreras solistas hace 15 años, pero hace ocho años comenzaron a cruzar sus propuestas artísticas y compartir escenario. ¿Cómo han vivido la experiencia? ¿En qué detalles encuentran la potencia de sumar ambos proyectos?
Gerardo el Alemán Dorado: Salimos de un mismo lugar: la murga, y cada uno de nosotros canta en una cuerda, una de las voces del carnaval. Yo soy segundo, Emiliano es primo y el Zurdo sobreprimo. Entonces por el 2015, cuando surgió esta posibilidad, fue algo que los tres vimos enseguida que podía funcionar. Sabíamos que tenía que surgir el empaste, que es otro plano, y por suerte también se dio. Emiliano y el Zurdo ya vienen cantando juntos desde hace mucho tiempo, incluso desde el proyecto de Jaime. ¿El “proyecto” de Jaime dije? [Risas].
El que canta de segundo, que es la voz grave de la murga, tiene como un gusto particular porque tiene la función de empastar. El segundo no es la voz más destacada pero sí la que engorda el coro. El Zurdo no me lo va a negar. Se me hizo muy fácil. Creo que las voces son la columna vertebral de este encuentro.
Te referías recién a “cuando surgió la posibilidad”. ¿Dónde surge la posibilidad, cómo ocurre? ¿Es una propuesta del sello?
Emiliano Muñoz: Sí, lo propone el sello. Cada uno había comenzado su proyecto personal en 2007 y estaba bueno un tiempo después comulgar entre ambos. Lo que se potencia es que las canciones nuestras tienen una escritura diferente a las de él y cuando armamos este espectáculo se pensó mucho en la lista. Hay una realidad y es que hay muchas canciones que la gente pide y que nosotros no nos podemos despegar. Pero va a estar buenísimo, van a estar las dos bandas sobre el escenario.
¿Cómo definirían el tipo de repertorio que aborda cada uno de los proyectos? Yo percibo que hay una tendencia a la balada murguera en lo que mayormente propone Emiliano y el Zurdo y más una crónica murguera en lo que hace el Alemán, pero cuéntenme ustedes.
Freddy el Zurdo Bessio: Los tres venimos de los mismos lugares, aunque curtimos diferentes contextos por un tema de época, de edad. [El Zurdo tiene 57, Emiliano 50 y el Alemán 41 años.] Yo soy el más grande, empecé antes. Eso lleva un poco a que tenga más años en el ambiente. Voy a hablar del Alemán pero como escucha, no como cantor profesional. Él estampa mucho texto que involucra a la sociedad, pero es mucho más que eso. El arte del Alemán tiene un contendido de vida, de trabajo, política y de ciudad. El Alemán es más profundo en lo que estampa en las canciones, tiene mucho sentimiento y abrazo, pero también mucha dureza, en el mejor de los sentidos. Y si a alguno le molesta, también en el peor. [Risas].
Alemán: Yo creo que Emi y el Zurdo, a nivel de creación musical, se apoyan mucho más en lo musical, que también precisa de textos, pero se apoyan en la melodía. Esto lo desciframos en una charla con relación a un espectáculo que fuimos a ver. Yo sentía que el texto era muy importante y para ellos la melodía era todo.
Emiliano: Claro, estábamos hablando de la efectividad de las canciones, más allá de expresar lo que te dé ganas. Decíamos que muchas veces la musicalidad es lo primero que llega, antes que el texto mismo. Yo no digo que esté bien ni mal, es una observación. Esta charla la tuve una vez con Jaime [Roos] también, un eximio compositor y letrista. Para él, para que una canción atraviese lo popular, es un 70% por la música y un 30% por la letra.
Alemán: El tema “La bajada”, que es un hit en el palo nuestro, es un invento del Zurdo, una creación del Zurdo. Vino sin texto, con un tararero, una melodía. A mí no me pasa eso; me viene la idea de lo que tengo que cantar. Y me viene incluso en los toques, mientras estoy cantando otra canción. Por eso digo que está errada esta cabecita…
Emiliano: ¡Tenés que hacer mindfulness!
Alemán: ¿Eh?
Emiliano: Mindfulness.
Alemán: ¿Y qué es eso? [Risas].
Emiliano: Es un arte del dominio mental del presente.
Alemán: Bueno, no sé. [Risas]. Yo creo que Emiliano y el Zurdo te llegan por lo musical y también por lo virtuoso de sus voces. El arreglador coral de murga, cuando tiene estas figuras delante, muchas veces ni siquiera está haciendo foco en el texto. Además, las murgas al final siempre dicen lo mismo: prometemos regresar, pero es una melodía que viene de una conducción de las voces y sabe que al final lo va a cantar él. Está aprovechando la virtud de esa voz. El proyecto de Emiliano y el Zurdo es murguero de pura cepa y de raíz carnavalera, y eso está mortal. Yo intento, desde mi lugar, con el texto ir por ahí. La murga, desde que yo la he adquirido en mi vida, ha sido una canción de protesta, ha sido una canción del pueblo. Por eso creo que son proyectos complementarios arraigados a la cultura murguera.
Ustedes son cultores de la murga canción, un subgénero que tiene seguramente sus principios hace ya más de medio siglo con Todos detrás de momo de los Olimareños, algunas composiciones de El Sabalero, el disco Carnaval de Larbanois & Carrero con Los del Altillo y Grupo Universo, Murga Madre de Pinocho y Pitufo, y ni que hablar de buena parte del repertorio de Jaime Roos. ¿De qué forma sienten que han ido aportando a esa cantera musical?
Alemán: Bueno, con relación a eso que hablábamos, hay canciones que cantan Emiliano y el Zurdo que son espectaculares porque ahí ha escrito gente muy salada; son canciones que están muy pesadas en la profundidad de lo poético.
Emiliano: Nuestro repertorio tiene muchas canciones finales que nosotros hemos ejecutado en carnaval. En el caso de “Vidas comunes” que hizo el Zurdo en La Catalina; “El Umbral” que la hicimos en 2004 cuando ganó Curtidores de Hongo, y “La niebla” o “Amor profundo” que hace Freddy también. Al haberlas cantado originalmente nosotros mismos nos da el aval de que, si bien no fueron escritas por nosotros, las podemos sumar también a nuestro repertorio.
Emiliano, Zurdo, ustedes han conformado también proyecto paralelo junto a Larbanois & Carrero, en ese 4 en Línea. ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?
Todos: [Risas].
Emiliano: Es verdad, primero fue 4 en Línea con Mario y Eduardo, allá por el 2010, y después el encuentro con el Alemán.
¿Y eso fue también iniciativa del sello o una búsqueda propia por ampliar el repertorio e interactuar con otro dúo?
Emiliano: Lo que pasa es que antes de conformar 4 en Línea nos invitaron a participar del concierto 25 aniversario del dúo Larbanois & Carrero. Fuimos parte del espectáculo en el cine Plaza, donde hicimos un par de canciones. Eso era por el 2008 creo. Y en 2010 fue que hicimos el espectáculo en dos Teatro de verano.
¿Eso está activo, en simultáneo a este otro cruce artístico?
Emiliano: Sí, está activo. Recientemente estuvimos en los espectáculos del Roosevelt. Con Mario y Eduardo no se permite la inactividad.
Zurdo: Mario es un volcán.
Emiliano: En constante erupción. [Risas].
Alemán: Quiero agregar que más allá de las propuestas del sello, cuando arrancaron todos estos proyectos: el de Alejandro Balbis; el de Pitufo [Lombardo], el Pinocho [Routin], el de Damián Salina, el nuestro, de alguna manera sabíamos que íbamos a estar juntos. Cuando hicimos el festival de la MPU [Música Popular Uruguay], por ejemplo, todos participamos de las canciones de los demás y estábamos felices con eso. De vez en cuando volvemos a juntarnos algunos. Pero con Emi y el Zurdo nos pasó que cuadró de una manera especial.
Gerardo, tú sos docente de música y arreglador coral. ¿Cómo se estructura el coro murguero? ¿Qué podrías señalar de su particularidad?
Alemán: Cada coro, en cada lugar, en cada tierra o país tiene un criterio y una formación diferente. Está el coro tradicional, ese que encontrás en cualquier escuela o liceo y que se divide por: contralto, soprano, tenores y barítonos, y a veces alguna cuerda intermedia. Las partituras de las piezas corales que interpretan son siempre las mismas, eso está escrito y las formas de conducción de las voces está preestablecida. Acá, en la murga, tenemos una forma particular de cantar que a veces se va un poco de esa estructura. Aparecen cosas nuevas.
¿Y se puede innovar en los arreglos vocales de la tradición murguera?
Alemán: Eso es como todos los géneros musicales. Si vas a la historia vas a tener a uno o un par que van a querer innovar y la vieja guardia que les va a decir: no me toquen esto que es un tesoro. [Risas]. Y eso está bien que pase, que se dé el tironeo, porque de esa dialéctica es que surge lo nuevo.
Y ¿hay una propuesta de este trío, de esta conjunción de bandas, de descubrir o encontrar una combinación diferente? ¿O no pretende una búsqueda en ese sentido?
Alemán: Nosotros lo que hacemos es una reducción de lo que sucede en carnaval, en los tablados. Viste que la reducción del Samba-enredo es la Bossa nova, una reducción en el tempo y principalmente el numero de integrantes. Bueno, esto es igual. Yo lo siento como no aguantar a que venga febrero para seguir haciendo esto. Implica recortar en un montón de cosas.
Sin embargo, en este espectáculo va a haber más componentes que en una murga. Presumo que va a ser más de una veintena en escena sumando ambas bandas y respectivos coros.
Emiliano: En este show sí, es verdad. [Risas].
Alemán: Nosotros en la banda somos siete, y ellos un poco más.
Emiliano: En este concierto, al juntarse el coro de la banda del Alemán y el nuestro, somos casi una murga. Después lo que dice el Alemán, sí, uno quiere reducir pero hay otras sonoridades que aparecen. Antes le decíamos “la murga enchufada” porque hay guitarra eléctrica, bajo, teclado. Está bueno lo que se ha logrado con eso; es la manera de estar presentes todo el año. De todas formas, no descubrimos nada, aclaro, ya lo había hecho Jaime y, como decías, otros antes que Jaime.
Gerardo, a vos te toca un rol de guía coral en escena, ¿o es un reflejo profesional?
Alemán: Bueno, no formalmente. Está todo ensayado y lo que hago yo, o a veces el Zurdo y otras Darío [Prieto] es marcar algunas entradas.
Zurdo: Es un poco un impulso natural también. Todos tenemos la jugada estudiada, pero es natural estar gestualizando y marcando los movimientos en el escenario.
Alemán: Hay cosas que están rítmicamente establecidas, pero hay otras que no, que son como se dice en dirección: “al levare”, a la mano. Ahí hay que estar mirando. La murga utiliza mucho eso y nosotros lo hacemos porque tomamos viejas canciones que redujimos para cantarlas entre los tres al momento del cambio de bandas. Esas muchas veces son clarinadas, lo que entona la gente cuando se junta a cantar en las esquinas. Ahí precisas que alguien marque las entradas, las salidas, los cierres.
Aporta precisión y contundencia.
Todos: Sí, completamente.
Al mismo tiempo es una gestualidad murguera que es muy importante de conservar, más allá de que este sea otro tipo de espectáculo.
Todos: Sí, claro. Tiene que estar presente.
Emiliano: Mirá, la conducción la llevan el Alemán, que es director de murga y profesor de música, y Darío Prieto que fue también director de murga, con La Mojigata. No lo voy a llevar yo… [Risas].
Alemán: Yo diría que los tres podemos llevarla a cabo porque hace tiempo que estamos en esto. No digo que lo puede hacer cualquiera, pero sí cualquiera de nosotros tres.
Zurdo: Cualquiera no, pero por un tema de roles. Mi hijo, Fefy [Freddy Bessio], que toca la batería y es también arreglador, además de que trabaja en un estudio de grabación, no puede desde su rol estar dirigiendo voces. No sería natural que toque con una mano para con el otro palito estar marcando la entrada. [Risas].
Este es un momento de la escena musical en el que las trincheras del folklore, la música urbana o el rock se entrecruzan sin conflicto ni resistencias. ¿Qué experiencias han atravesado en ese sentido? Dado que la carrera solista de ustedes comenzó en un momento en que el rock estaba todavía muy posicionado y convocaba más de 100 mil personas en un festival.
Emiliano: Mirá, nosotros nos sentimos cómodos en el lugar de la música popular. Está bueno lo que decís, porque cuando hicimos 4 en Línea recuerdo que preguntaban mucho por el cruce entre el folklore y la murga. Eduardo [Larbanois] repetía que no había que encasillar la música. Y este show muestra que la música está abierta a otros estilos también, porque están invitados Lu Ferreira, Mario y Eduardo, Numa [Moraes] y hasta Chacho Ramos, que es de un palo totalmente diferente. Uno siempre va aprendiendo de otros artistas y creo que también otros van aprendiendo de uno. De todas formas, yo al menos me siento identificado llevando la bandera del canto popular, la murga.
Han pasado por el teatro El Galpón, la sala Zitarrosa, el Solís e incluso el auditorio del Sodre. Sin embargo, esta vez van por el Antel Arena, no solo un escenario de mayor porte y aforo, sino bastante menos íntimo y contenido. ¿Cómo lo han planificado?
Zurdo: Sí, esto es un estadio y al lado del resto es monstruoso. Es una parada importantísima para estar enfocados no solo para disfrutar nosotros, sino en que todos y todas las personas que puedan acompañar también sientan eso, que sientan que hay un trabajo y un amor enorme arriba del escenario. El lugar merece todo el trabajo. No me asusta, pero me preocupa porque es una parada importante. Seguramente va a haber gente que nos vaya a ver por primera vez.
Alemán: Yo creo que lo inmenso está dado, lo salado va a ser llevar a la gente a la intimidad. Nosotros tenemos algunos momentos, algunas canciones donde apostamos a eso. Va a ser difícil, pero creo que también tiene que ver en cómo nosotros llevemos el espectáculo adelante.
Un antecedente claro es la estrategia del “José sabía” de La Vela Puerca, cantado a capela por el Enano Teysera parado frente a un estadio. Ahí se da literalmente un compromiso del público ante la vulnerabilidad del artista y la simpleza de la canción.
Alemán: Exacto, el Zurdo tiene algunas canciones que canta solo y esas van a ser un vehículo para eso, para que la gente piense que la está cantando al lado suyo. Eso tiene que ver con cómo se exprese todo eso.
Emiliano, Freddy, ambos han sido parte de la banda de Jaime Roos, lo que implica todo un estatus artístico. Zurdo, vos estuviste más de 35 años y participaste en al menos seis discos; hoy de hecho lo seguís haciendo como invitado en Los Reyes del Tablado. Cuéntenme sobre la experiencia de ser parte y la de renunciar a un proyecto como ese para encarar una carrera independiente.
Zurdo: En lo personal, haber sido y ser parte, es una experiencia maravillosa. Más allá de haber bajado en un momento del barco, hoy me considero arriba del mismo porque es como la canción de Blades: “Todos vuelven a la tierra en que nacieron”. Yo pasé de la admiración por Jaime a ser compañero y finalmente entablar una amistad con él. Todo eso a lo largo de años tocando, viajando, compartiendo. Por la mayor parte de las cosas aprendidas me saco el sombrero para agradecerle a Jaime. Hay muchas cosas que seguramente no llegué a aprender, porque cuando hay un capaz no hay dos. [Risas]. Considero que me dio un montón de cosas que hicieron que hoy pueda estar en este camino. No es changa. [Risas]. Tenés que hacerte cargo de lo que estás haciendo.
Emiliano: Yo agradezco infinitamente haber estado con él. En 11 años aprendí todo lo necesario para estar arriba de un escenario. Agradezco también, aunque suene contradictorio, haberme bajado del barco porque de no haberlo hecho nunca hubiese crecido como artista. Esa posibilidad la tuve también gracias a que me fui. Pero quiero agradecerle a Jaime porque él fue uno de los que más impulsó el dúo en los principios.
¿Él ya los visionaba como dueto?
Emiliano: En el último disco [Fuera de ambiente] teníamos unas cuantas participaciones a dúo. Él se dio cuenta que nuestras voces amalgamaban muy bien.
Zurdo: Es verdad, él decía que las nuestras voces empastaban muy bien, que iban de la mano.
Si bien conforman estos encuentros hace ya muchos años, ustedes tres nunca coincidieron juntos en carnaval —sí Zurdo y Emiliano en la murga Nos obligan a salir este 2023, o Zurdo y el Alemán en la Falta y Resto del 2007—, pero no juntos los tres. ¿Podría ser un proyecto cercano irrumpir en bloque también en carnaval?
Zurdo: Yo soy como el eje. [Risas]. Lo que pasa es que hace muchos años que salgo en La Catalina. Este año, como no salió, participé en Nos obligan a salir con Emiliano. Pero respecto al carnaval, yo no planifico mucho. Ahora hace unos cuantos años que participo de la cooperativa de La Catalina y estoy en un plan más concreto. Pero al margen de eso… dejo que las cosas vengan. Si me pongo a pensar: ¿Me gustaría salir alguna vez los tres juntos? Sí, claro. Con ellos me gustaría salir en carnaval, irme de viaje, ir a un all inclusive, acampar en playa Ramírez o lo que sea, porque ya sabemos lo que damos, lo que somos y cómo nos queremos. Después si viene alguna murga, lo propone y se da te vas a enterar. [Risas].
Por Carlos Dopico
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