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Contenido creado por Catalina Zabala
Música
Eterno Lado B

Afines y Afines, el coro que celebra sus 25 años de música orientada al humor

La agrupación se presenta este domingo 30 de noviembre en el Auditorio Vaz Ferreira, con motivo de sus 25 años de carrera en conjunto.

28.11.2025 12:54

Lectura: 10'

2025-11-28T12:54:00-03:00
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Por Catalina Zabala
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Xavier Aníbal Font formó el grupo en su adolescencia. El coro que conformaba en su liceo le despertó una sana curiosidad por saber cómo funcionaban estos grupos desde adentro. Con una tendencia natural hacia el humor y una afición por la música que se le presentó desde temprana edad, se encargó de encontrar personas que sintieran lo mismo. Como contó en conversación con LatidoBEAT, buscó gente con la cual tomarse de la mano y tirarse al agua a la vez. Porque frente a la incertidumbre de lo poco conocido, los lazos se vuelven fundamentales. La seguridad de caminar en conjunto se convierte en necesidad.

Así, durante 25 años reversionaron clásicos nacionales e internacionales. En 2023 prepararon un especial de The Beatles con todas aquellas canciones poco conocidas de la agrupación inglesa, y lo llamaron Back in the Uy. Cantaron a Pitufo Lombardo, a Silvio Rodríguez y a Alfredo Zitarrosa entre composiciones propias, todas dotadas de un fuerte componente humorístico que se percibe desde sus gacetillas con información. Celebran sus logros y se ríen de sus propios fracasos, y eso marca una impronta. Dentro de su mundo, se vuelven diferentes. 

Se presentan este domingo 30 de noviembre en el Auditorio Vaz Ferreira, con un show que celebra sus 25 años de música compartida. De humor expresado a través del arte. Un camino lleno de idas y venidas, pero que siempre encontró un lugar común para asentarse, apostando por muchos años más. Las entradas se encuentran disponibles en Tickantel y pueden adquirirse aquí.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

A lo largo de estos años han cubierto un repertorio muy amplio, con canciones que van desde The Beatles hasta Pitufo Lombardo. ¿Cuál es el criterio a seguir para elegir temas a interpretar? 

Afines y Afines tiene dos líneas puntuales diferentes que a veces conviven y a veces no. Una es el repertorio de música popular, siempre a capella. Por otro lado, una cosa que ya hacemos hace 20 años, es trabajar repertorio con movimiento escénico orientado al humor. En ese entendido, dentro del repertorio orientado hacia lo humorístico, tomamos obras que ya están hechas o las modificamos, y también creamos las nuestras. Entonces, hay canciones y un repertorio coral que es propio y que tiene la esencia del coro, que tiene una vertiente humorística. Eso resume más o menos el triángulo de posibilidades del repertorio del coro. Hace tres años resolvimos hacer un espectáculo temático que nunca habíamos hecho y queríamos probar. Yo tenía muchos arreglos de temas de The Beatles, tanto míos como algunos que había conseguido en ese ejercicio de comprar partituras o en viajes, también inspirado por grupos vocales de otros países. Hicimos un espectáculo con temas de The Beatles que no eran hits, como una especie de eterno lado B. Lo hicimos en Sala Magnolio hace dos años, se llamó Back in the Uy.

Esta presencia del humor en su música siempre estuvo muy marcada. ¿Cómo nació esta particularidad? 

Tiene mucho que ver con mi formación. Desde la creación del coro en la adolescencia tengo una vertiente natural hacia la comedia. A su vez, también hubo un amor enorme por el género coral, entonces fue bastante natural que se fusionaran los dos universos. En paralelo con Afines y Afines yo también hice murga joven, entonces si bien Afines no es un coro murguero ni carnavalero tiene una esencia bufonesca y burlona que dentro de los lenguajes artísticos tiene muchísima conexión con la murga. Son cosas que se fueron dando naturalmente con una dirección clara, pero nunca cuestionada. Sentíamos también que tenía que ir por ahí, y conforme nos dimos cuenta que funcionaba, que daba resultado, que hacía la diferencia, también fue un indicador superimportante para entender que podíamos quedarnos ahí, que estaba todo bien.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Juegan también con esto de exponer sus fallas y reírse de ellas. Cuentan sus logros y también lo que sale mal, y eso los diferencia. ¿Cómo asumieron este perfil? 

En realidad nosotros, al ser un grupo amateur, teníamos unas urgencias de éxito avocadas a nuestra diáspora profesional, vincular o familiar. Y el coro, al ser parte también de un disfrute personal que tomamos como un laburo profesional, es un coro de gente trabajadora. Tenés un ingeniero en sistemas, una maestra, una profesora de Química, un bioquímico, tenés de todo un poco. En ese entendido, las cosas que al coro le pasan son buenas, y las que no le terminan pasando son anécdota. No son obligatoriamente un punto de censura por no haberlo conseguido y que esté todo mal. No se dio porque no se pueden correr todas las carreras, y mucho menos ganarlas. Dentro de esa naturalidad, también se disfrutan mucho más las ganadas que las perdidas, y eso también le hace bien a la cabeza.

Tienen una impronta muy marcada que los diferencia. ¿Fue una búsqueda consciente? ¿Cómo se trabaja la propia esencia?

Cuando armé el coro yo tenía 16 años, entonces mi urgencia era sobre todo la curiosidad de ver cómo funcionaba un coro desde la cocina. Y el lenguaje coral que practicábamos no era otro que el que habíamos incorporado en nuestra actividad coral como grupo, que era dentro del liceo. Comenzamos como un coro de estudiantes, Entonces, nuestro primer punto a develar era ver qué pasaba con el sonido gestionado no por un adulto —porque no lo éramos—. Poco a poco, eso también fue ganando. Pasamos de ser un coro de estudiantes a un coro juvenil, a un coro de adultos. Empezamos a mutar, y como viene la mano esa mutación va a continuar. Para hacer humor tenés que tener un grupo muy cohesionado y una sinergia grupal de muchísimo compromiso. Si bien yo siempre quise hacer algo así, tampoco me animaba sin tener gente con la cual tomarme de la mano y tirarme al agua a la vez, y para eso hay que generar muchos vasos comunicantes de confianza. Ponele que, a partir del segundo o tercer año, es que empezamos a emerger con una identidad puntual. Empezamos a evidenciar aquello por lo que realmente éramos conocidos.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Al ser un coro con tanta particularidad, su integración se vuelve compleja. Los integrantes quizás deban compartir varias claves en torno a su impronta. A su vez, han tenido varios cambios en su formación. ¿Qué tiene que tener un aspirante para poder participar del coro? 

Obviamente, conforme van pasando los años, nosotros fuimos sumando gente al plantel, y tratábamos de que cumplieran con un perfil específico. Pero aparte del perfil técnico —que está presente en los vínculos que manejamos—, también se buscaba un perfil escénico que permitiera una facilidad para trabajar lo humorístico, y sobre todo para que pudiera entender la filosofía de trabajo. Actualmente, dentro del coro tengo muchos exalumnos, yo empecé con el coro con compañeros míos de coro, y en estos 25 años empezó a sumarse gente que pasó conmigo en el aula de Secundaria. Eso hace que tengamos actualmente una integración bastante diversa en edades. La más grande tiene 45 y el más chico tiene 19. Dentro de esa paleta etaria hay de todo, pero básicamente nos hemos dado el lujo de poder sumar a la propuesta. Como trabajan conmigo también, ese análisis que hacemos de perfil tiene el camino bastante allanado.

¿Cómo es su filosofía de trabajo? ¿Cuáles serían estas claves compartidas entre los integrantes?

En primer lugar, es un grupo muy sano. Los coros tienen grupos de adultos muy sanos y nada tóxicos, y el secreto de eso tiene que ver con que una buena parte del coro comparte un montón de años juntos.

Entonces sumar a la gente, hacer que entiendan de qué va, es una dinámica bastante ágil. Eso es una realidad, y también el hecho de que hemos sido muy sobrios con los objetivos que nos ponemos. También muy resilientes. En 2020 no cantamos, nos extrañamos un montón y volvimos con mucha fuerza. Durante un año no pudimos seguir por unos meses, y se retomó. Siempre hubo mucha madurez y adultez, y también tiene mucho que ver con la capacidad de integrar equipos que tenemos los que estamos ahí hace mucho tiempo, y por la confianza que me brindan. Yo me siento muy honrado por esa confianza que me dan los coreutas, y eso también me pone en la obligación moral de poder corresponder en lo que ellos necesitan. También ahí se da un ida y vuelta que hace que las cosas salgan.

Cortesía de producción

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¿Cuáles fueron sus principales aprendizajes en 25 años de coro? 

El primer aprendizaje fue valorar lo importante que es hacer arte pudiendo mantener una familia, un trabajo, y poder comprometerse con lo que es hacer un producto. Ese fue un aprendizaje enorme, aparte nos damos cuenta de que ya llegamos a la mitad de la vida de la mayoría y sabemos que vamos a seguir en este plan muchísimo tiempo más. Lo han comentado varios del grupo, llega un momento en el que llevan más tiempo en el coro que fuera de él, por ejemplo. El aprendizaje fue alcanzar la convivencia, mejorar un producto, poder ser autocríticos también, y son cosas que se aprenden a partir de lugares artísticos y que se aplican en la vida cotidiana. En mi caso fue uno de los motores que a mí me motivan para enseñar música en secundaria. A veces uno enseña música o educación sonora no para que los tipos salgan músicos, sino para que tengan un espíritu crítico y una posibilidad de maravillarse con el mundo que los rodea, conociendo y abriendo la cabeza y pudiendo ejecutar, crear, componer, interpretar o simplemente escuchar. Pero el rol del arte va mucho más allá del productor y del consumidor. Hay un maridaje entre ambos, que es lo que le pasa al coro.

Este 30 de noviembre darán un show aniversario por sus 25 años. No celebraron los 20, y eso les quedó pendiente. ¿Cómo va a ser el encuentro desde esta perspectiva? 

En 2019 cumplimos 20 años. Quisimos tomarnos dos años para preparar el show y que 2020 coincidiera con el número 20. Obviamente en 2020 no se pudo hacer nada. También al ser un grupo que fue fundado en el año 1999, cada temporada que da número redondo coincide con el número de año, y eso es un buen insumo. Habiendo terminado Back in the Uy en 2023, nos pareció lógico saber que el 2025 iba a servir para hacer los 25 años. La idea es esa, el 30 de noviembre en el Auditorio Vaz Ferreira del Sodre, entradas por Tickantel. Vamos a hacer una retrospectiva de algunos temas históricos del grupo, de algunos hitos que hemos tenido. Vamos a cantar "La costurera", que es un arreglo que cantó el Coro Nacional del Sodre, por ejemplo, hace unos cuatro años. Tenemos algunos estrenos de obras de humor también, Entonces, la idea es tener lo viejo y lo nuevo condensado en una misma propuesta.

Por Catalina Zabala
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