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Contenido creado por Sofia Durand
Música
Deskarados

30 años bajo las luces: crónica del show de La Vela Puerca en la rambla de Montevideo

La banda uruguaya cerró la gira internacional por su aniversario con más de diez invitados y colmó todas las expectativas de los fanáticos.

14.12.2025 11:14

Lectura: 7'

2025-12-14T11:14:00-03:00
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Por Candela Vélez Strada | @candevelez_

El calor intenso cesó; el viento y las nubes en el Río de la Plata comenzaron a amenazar y la ansiedad se hacía cada vez más presente. El público se mantuvo de pie tras la presentación de Flor Sakeo, la última en telonear después de Neamwave y Mota, en espera de la salida de la banda por la que mueven cielo y tierra hace 30 años. 

A las 21:35, bastó que suene un acorde para que miles de personas salten. “El Viejo” hizo lo suyo, pero “El Profeta” confirmó lo que sería una noche que movilizaría la nostalgia de varios. Estas primeras canciones generaron una migración de personas desde el fondo hacia la zona del pogo, que fue capaz de generar una polvareda en dos minutos. Aquellos que se habían ubicado —confiados— en las cercanías del escenario, se vieron obligados a buscar otro lugar de tranquilidad.

Si algo estaba claro, era que la noche de ayer no era para tranquilos.

La Vela Puerca prometió un show para “tirar la casa por la ventana” en la rambla de Punta Carretas este sábado 13 de diciembre, como cierre de una gira que duró nueve meses por nueve países diferentes. Y no defraudó: fue una presentación de dos horas y media, con más de diez invitados y un abanico de emociones. 

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Espaldas transpiradas, cerveza volando por el aire, objetos perdidos que aparecían en el piso y codazos como moneda corriente. “Nada puede explicar la felicidad que tenemos hoy, felices 30 años”, fueron las primeras palabras de Sebastián “Enano” Teysera, quien le pidió al público un favor y recibió como respuesta una memoria que justifica el motivo de la noche: “Quiero pedirte un favor, quiero volverte a ver”.

Según lo que declaró la banda en conferencia de prensa, La Abuela Coca fue la banda que les abrió las oportunidades en Argentina. Y no es casualidad que a las 21:53 subieran al escenario a cantar "Burbujas" como la primera banda invitada.

“Más allá de los ojos con los que están mirando, son los corazones de ustedes”, se sinceró el Enano, para introducir “Clarobscuro”, esta vez compartiendo la voz con Andrés “McGregor” Bentancourt. Algunos la entonaron con los ojos cerrados, otros entreverados en cánticos de fútbol, pero ambos confirmaron que se trata de uno de los himnos de La Vela Puerca. En este bloque también sonaron “Polidoro”, “Clones” y “Los reyes de los buzones” con Gabriel Peluffo y una gaita en vivo.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Las canciones no marcaban una linealidad en el tiempo. En cambio, se encargaron de llevar a sus aficionados en una experiencia de volver a disfrutar como lo hicieron en su adolescencia, pasando por álbumes como De Bichos y Flores (2001), A Contraluz (2004), El Impulso (2007) y Normalmente Anormal (2009).

“Va a escampar” se encargó de llevarle el pogo a los que se fueron para atrás. Sin embargo, le siguieron dos canciones del último álbum Discopático (2022): “Tormenta” y “La pastilla” y el público demostró sus preferencias de forma clara respecto a las canciones viejas. La energía volvió a bajar —involuntariamente— durante este lapso.

“Por dentro” retomó el viaje al pasado y el agite que planteó el show al inicio. Y en él apareció Manuel Ferreiro, de Manolo y los Vespass, en escena. Este artista comenzó su camino como músico tras ser impulsado por los miembros de La Vela Puerca, ya que conformaba el equipo como asistente de escenario. El año pasado también tuvo su vinculación directa al ser telonero de su banda amiga cuando tocaron en Open Park en Punta del Este.

“Sentí que, a pesar de todo, hay luz al final del túnel”, fueron las palabras que utilizó el Enano para presentar a Flor Sakeo y cantar juntos “La sin razón”. Esta frase ha sido repetida varias veces por el músico al referirse a sus teloneros y denota casi una paternidad en la escena del rock uruguayo: la de ver a los hijos del género crecer y estar a la altura de un legado que se generó y consolidó entre varias bandas a lo largo de los años en Uruguay. Quizá con un tinte de ser el principio del fin; de una despedida. Quizá, simplemente, dejando un mensaje de confianza en las nuevas generaciones de la música.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

“Ahora vamos a bajar un poquito”, la clásica frase de Teysera en los conciertos de la banda, abrió un capítulo de canciones con letras más íntimas como “Para no verme más” y “Ves” con Alejandro Balbis.

Sin embargo, las remontadas de energía se dieron bien en la noche. A las 23:10, toda la rambla de Punta Carretas entonó: “Voy siguiendo fiel, fiel a la piel”, que es más que un verso de una canción; para quienes estaban presentes es un lema de vida, el motivo de varios tatuajes y —probablemente— de fe.

Para las 23:25 el repiqueteo de los tambores se adueñó del espacio y de los movimientos corporales de las personas. Apareció Chabela Ramírez para cantar y bailar al ritmo del candombe con el Enano, quien —inusualmente— se cambió de remera a una que tenía de leyenda: “La canción al poder”.

“Hay un lema que crearon y sigue hasta hoy. ¡Háganse cargo!”, dijo Teysera y comenzó una cuenta regresiva hasta llegar al grito de “¡Documento!”, un momento icónico en cada show como detonante de pogo, pero que deriva en el famoso aliento “Vamos La Vela de mi corazón”, creado en los primeros años de la banda por su público de ese entonces.

Sin embargo, esta canción ya olía a despedida. Y así fue. Desde ahí hasta el final se cantaron las seguras, las que marcaron cada uno de sus álbumes, una época, una identidad y un legado intachable: “Zafar”, “Por la ciudad” y “Llenos de magia”.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

La foto con el público estaba sacada, la despedida de los músicos estaba hecha y algunas personas ya comenzaban a retirarse; pero los músicos salieron a tocar “Ama, ama, ama y ensancha el alma” en homenaje a Robe Iniesta, la voz de Extremoduro, quien falleció a los 63 años este 10 de diciembre y que les marcó el camino en sus comienzos: “Gracias, Robe. Seguí volando alto que ya nos veremos”.

La banda se retiró del escenario. Pero todos sabían que José andaba por allí y que no podría irse sin hacerse notar. El Enano se sentó con su guitarra y el micrófono frente al público: “Me quedé solito frente a un montón de amigos, por eso me dan los huevos para hacerlo”, dijo antes de empezar un momento íntimo, personal, de reflexionar quién es esta persona que puso en letras lo que miles de personas sienten.

Comenzó a sonar “José sabía”, que bien sabe que cuando todo parece jodido es cuando hay que poner, pero que también sabe tocar esas fibras que llenaron de lágrimas varios ojos en el público.

La canción terminó a las 00:05 y con ella una noche que fue un cuento de aventuras para el público que los sigue desde 1995 y los años posteriores, pero también de mucha intensidad para quienes recién se acercan a su música. Con José se fueron miles de personas llenas de magia, que tienen claro que siempre tendrán una banda amiga que les aguantará el corazón.