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Contenido creado por Sofia Durand
Cine
Branding de terror

“Sé lo que hicieron el verano pasado” y el negocio de resucitar películas

Las franquicias no mueren: se reciclan hasta perder el filo. Este regreso, en la era del algoritmo, lo confirma.

11.08.2025 15:47

Lectura: 6'

2025-08-11T15:47:00-03:00
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Por Juampa Barbero | @juampabarbero

En Hollywood ya no entierran a sus muertos: los momifican, les maquillan las ojeras y los vuelven a poner frente a la cámara. Las franquicias no mueren, se “reinician”. Y lo hacen con esa mezcla de cinismo y nostalgia que, en la era del algoritmo, se convirtió en modelo de negocios.

Sé lo que hicieron el verano pasado (2025) es apenas el último fantasma en salir de su tumba con la misión de recordarnos que la memoria del espectador es un cajero automático que nunca deja de escupir billetes.

En los noventa, el slasher vivió su segunda juventud. Scream reinventó el género con ironía y metacomentario, y su éxito arrastró a Sé lo que hicieron el verano pasado (1997), Leyenda urbana (1998) y a toda una camada de asesinos enmascarados con contrato fijo para sembrar cadáveres adolescentes. Aquellas películas, con sus diálogos mordaces y sus muertes creativas, respondían a un pulso cultural: la mezcla de cinismo y euforia pop de fin de siglo. Hoy, sus resurrecciones parecen responder a otro pulso: el de las métricas de streaming y los algoritmos de tendencias.

En su momento, Sé lo que hicieron el verano pasado funcionó como un thriller adolescente con cierta mala leche, empaquetado en un envoltorio de telenovela de prime time. La química entre Jennifer Love Hewitt, Sarah Michelle Gellar y compañía, sumada a la crudeza de la premisa, le dieron una chispa propia. Veintiocho años después, lo que tenemos es una copia que ya no brilla por sí misma: solo parpadea reflejando la luz del original.

Claro que no siempre sale mal. Scream (2022) y Scream VI lograron actualizar el género sin perder su espíritu: humor ácido, comentarios sobre la industria y una dosis de violencia que no parece pedir disculpas. Incluso Destino final preparó su regreso con una propuesta que expandió su concepto, no fue solo reciclarlo. Pero por cada revival que encuentra algo nuevo que decir, hay cinco que solo repiten el guion con actores más jóvenes y cameos de viejas glorias que aparecen lo justo para que el público diga: “¡Ah, mirá quién volvió!”.

Sé lo que hicieron el verano pasado (2025)

Sé lo que hicieron el verano pasado (2025)

El problema es que el negocio de la nostalgia funciona como un dealer que sabe exactamente cuánto cortar la dosis. Basta con traer de vuelta a un par de sobrevivientes del original, hacerlos decir una frase icónica, y el resto lo hace el recuerdo del público. En el caso de Sé lo que hicieron el verano pasado (2025), la reaparición de Jennifer Love Hewitt y Freddie Prinze Jr. no es un punto de partida narrativo: es un anzuelo emocional. Y uno bastante obvio.

Las películas que realmente logran trascender no se limitan a pararse sobre los hombros del original. Lo toman como punto de partida para hablarle a su tiempo. El nuevo Candyman (2021) lo hizo conectando el mito con el racismo sistémico en Estados Unidos. El nuevo Evil Dead Rise (2023) apostó por un cambio de escenario y un gore renovado. Pero cuando el revival se dedica a calcar la fórmula, el resultado se siente como una fiesta de reencuentro donde todos fingen que se están divirtiendo.

Parte de la culpa es nuestra. El público es cómplice en esta fiebre de exhumaciones. Vamos al cine sabiendo que probablemente nos entregarán lo mismo, pero queremos sentir “otra vez” esa chispa inicial. No buscamos sorpresa: buscamos confirmación de que nuestro recuerdo era correcto. El problema es que la nostalgia, como combustible narrativo, tiene fecha de vencimiento.

Además, en la era del streaming, los riesgos creativos se minimizan hasta desaparecer. ¿Por qué invertir en una idea nueva, cuando puedes revender una marca con reconocimiento instantáneo? Un título conocido es marketing gratuito: ya viene con fanáticos, hashtags y campañas en redes listas para activarse. Y si la película es mala, da igual: la gente la verá para poder quejarse.

Sé lo que hicieron el verano pasado (1998)

Sé lo que hicieron el verano pasado (1998)

En el caso de Sé lo que hicieron el verano pasado (2025), el guion parece más preocupado por acumular giros y muertes “impactantes” que por construir tensión o personajes memorables. El slasher como género vive del ritmo, de la acumulación de miedo y expectativa. Aquí, todo se siente calculado, como una lista de verificación: muerte creativa, guiño al pasado, cameo, cliffhanger para la secuela.

Hay algo irónico en que estas películas, que en sus orígenes jugaban con el miedo a lo inevitable, se hayan convertido en un producto donde lo inevitable es la propia secuela. El asesino ya no persigue adolescentes: persigue las taquillas. Y el arma no es un garfio o un cuchillo, sino el branding.

Pero el mayor problema de esta fiebre de resurrecciones no es que maten al recuerdo, sino que lo domestican. Lo vuelven seguro, predecible, apto para maratones de domingo en plataformas. Le quitan la capacidad de incomodar. En cierto sentido, revivir franquicias es un síntoma de algo más grande: el miedo de la industria a arriesgarse con lo desconocido. El terror, irónicamente, parece asustarse de sí mismo. Lo que fue subversivo se convierte en un producto higienizado, donde la sangre salpica, pero nunca mancha.

Aun así, habrá quien defienda estos revivals como puentes entre generaciones. Y en algunos casos, es cierto. Un adolescente que vea esta nueva entrega podría terminar descubriendo la original y enamorándose de ella. Pero eso no justifica que el puente esté construido con el cemento barato del fan service.

Quizá el verdadero “terror” que generan estas películas no esté en la pantalla, sino en el espejo que nos pone delante. Un reflejo de nuestra propia incapacidad de soltar, de aceptar que algunas historias deben quedarse donde están. Hollywood no va a cambiar mientras sigamos mirando. Y nosotros, por lo visto, no vamos a dejar de hacerlo.

Sé lo que hicieron el verano pasado (2025)

Sé lo que hicieron el verano pasado (2025)

Al final, lo que queda no es un asesino con garfio, sino una maquinaria que sabe exactamente qué fibras tocar para que, por casi dos horas, nos sintamos de nuevo en 1997. El problema es que, al encender las luces, ya no estamos ahí. Estamos en 2025, rodeados de franquicias zombis que se niegan a morir, y preguntándonos, quizá con un poco de vergüenza, si no seremos nosotros quienes las mantenemos con vida.

Y sin embargo, aquí estamos. Después de toda esta catarsis contra las resurrecciones innecesarias, contando los días para el regreso de Sidney Prescott en Scream 7. Esa es la paradoja: criticamos la maquinaria, denunciamos el reciclaje, pero seguimos dejando la mesa puesta para cuando nos sirvan otra ración de lo mismo.

Tal vez sea porque, en el fondo, sabemos que algunas historias nos atraparon tan fuerte que, por mucho que nos quejemos, siempre vamos a querer escuchar “una última vez” cómo sigue el cuento… aunque sospechemos que nunca será la última.