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Contenido creado por Catalina Zabala
Cine
Puro y duro

“Sánguche caliente”: las diferencias de idiosincrasia representadas en clave de comedia

Manuel Facal, el director de la película, habló con LatidoBEAT sobre sus motivaciones y procesos creativos.

16.10.2025 12:41

Lectura: 10'

2025-10-16T12:41:00-03:00
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Por Catalina Zabala
catazabalaa

Lo frenético y lo escandaloso son el hilo conductor de esta película. La premisa busca enmascarar las diferencias de idiosincrasia entre Argentina y Uruguay. Plantea cómo incluso los llamados "países hermanos" también, a veces, se malentienden. En este caso, el director eligió como escenario un terreno ya explorado en sus propuestas anteriores: la ilegalidad de las sustancias. 

Fue grabada con un celular. Hay cameos y apariciones de figuras como Dillom o El Bananero. Estas son algunas de las anécdotas que convierten a la película en, por lo menos, una propuesta particular. Protagonizada por Alan Futterweit Paz, más conocido como Horror y Pizza, la película busca hacer reír al espectador sin autoimponerse ningún filtro. Así, la historia se cuenta en una fórmula que mezcla lo bizarro, ritmos megaacelerados y una estética casera como su búsqueda intencional.

En palabras de Manuel Facal, se trata de un "cuasimusical" que cuenta con canciones de su puño y letra. Para el director, el mundo del consumo representa un sinfín de posibilidades humorísticas que se encarga de explotar. La película se encuentra disponible en cines y las entradas pueden adquirirse aquí

Cortesía de producción

Cortesía de producción

A través del humor, la película trata sobre las diferencias culturales entre Argentina y Uruguay y la dinámica que se da en el Río de la Plata en ese sentido. ¿Cómo surge la idea de tratar este tema? 

Estoy radicado en Argentina hace ya seis años con Eva, mi pareja y la productora de la película. Obviamente, cuando uno se muda de un país a otro, empieza a notar las particularidades tanto del país al que llega como del que dejó. Cuando volvés a Uruguay notás esas diferencias. Y entre varias de ellas noté, por ejemplo, que estaba muy normalizado en Uruguay eso de escuchar gente loca gritando por la calle. Lo tenemos como algo asimilado y, en Buenos Aires, no pasa tanto. Lo que sí se escucha es gente insultándose entre sí. A partir de ahí surgió esa idea, y terminó encontrando su lugar en la película.

¿Cómo fue el proceso de incluir a figuras carismáticas como Horror y Pizza, El Bananero o Dillom en la película? ¿Qué sentiste que aportaban? 

Horror y Pizza es Alan, mi amigo desde hace años. También había actuado en películas anteriores, pero siempre en personajes secundarios, y ya era hora de darle un protagónico. Tiene un timing de comedia y una personalidad bastante carismática, entonces la película casi que la escribí alrededor de él. En el caso de El Bananero, tanto él como Dillom u otros cameos que hay en la película, se fueron dando. El Bananero había visto mi película anterior en su momento, Relocos y repasados (2013), le había gustado y me había mandado un video incluso felicitándome. Desde ese entonces quedó el contacto y las ganas de hacer algo juntos, y llegó la oportunidad. Esta película en particular, además, es bastante afín al tipo de humor de El bananero, entonces había que meterlo. Le pedimos que mandara ese video como si fuera un fragmento de sus programas de radio, pero hecho para la película, y quedó. Y en el caso de Dillom, Alan lo conoce y se hicieron amigos. Cuando estábamos filmando allá en Buenos Aires un día lo llamó y apareció sin problema.

Cortesía de producción

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¿Cómo fue trabajar con Alan por primera vez como protagonista?

Ya he trabajado varias veces con él, entonces sé cómo se maneja. A veces tiene la tendencia de no leer mucho las líneas de diálogo, quiere improvisar en el momento. Yo soy medio pesado en ese sentido, y le digo que lea las líneas tal como están escritas. Pero después de trabajar varias veces juntos, encontramos un punto medio en el que nos desenvolvemos bastante bien. Yo lo que quería era llevarlo siempre a ese extremo constante de persona que está con los estados alterados y en un tono casi de dibujito animado. Era mucho de abrir los ojos bien grandes y mantenerlo siempre con la energía arriba, esa fue la parte más desafiante quizás. Pero salió todo muy bien, por suerte.

La música también tiene un rol muy importante, ¿cómo la trabajaron?

Por un lado están las canciones, los números musicales que la convierten en una película cuasimusical. Esas son canciones que escribí yo y Alan grabó los instrumentos; las guitarras, el bajo, y también cantó. El resto de la música también la compuse yo mientras íbamos editando, que es algo que ya he hecho en películas anteriores y que es una de las partes que más disfruto del proceso. Cuando componés la música, le estás dando el alma y el ritmo a la película. Fue todo un combo general.

¿Te gustan los musicales?

Sí. Yo no sé si es particularmente un género del que sea fanático, pero obvio que los disfruto. Por supuesto, también me gusta mucho la música, entonces cuando me dan la oportunidad de combinar las dos cosas, me parece ideal.

Has hecho varias películas de humor, como Relocos y repasados o Fiesta Nibiru (2018). En el cine se dice mucho esto de que la comedia es el género más difícil de lograr. ¿Estás de acuerdo?

Eso es verdad, es más difícil hacer reír que hacer llorar. Es una verdad absoluta, pero yo tampoco creo que sea complicado llegar a eso en sí, como si fuera una ecuación que hay que resolver. Si vos tenés personas graciosas frente a la cámara, vas a hacer reír a la gente. El tema está en capturar eso. Pero obviamente es algo que depende mucho tanto de la acción dentro del plano como del montaje, que después termina compaginando todo. Con el editor, Joaquín Tomé, que se encargó del montaje tanto de esta película como de las anteriores, tenemos ya un kilometraje de editar comedia, y tenemos una idea más ajustada de cómo deberían ser los chistes. Sumándole a eso obviamente el talento natural de Alan, nos sentimos bastante en casa.

Cortesía de producción

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¿Te parece que en la comedia es más importante el proceso de casting que en otros géneros?

Yo creo que el casting es importante en cualquier género. Dar con la persona adecuada para el papel es la parte fundamental de cualquier película, si no se te cae todo. Pero obviamente, en el caso de una comedia, es importante castinear a gente que sea propicia para la comedia y el humor. Incluso en los roles que no son necesariamente la persona graciosa, tienen que ser actores o actrices que tengan el beat de la comedia. Tienen que llevarle el ritmo y la musicalidad al otro.

¿Cuál fue la principal dificultad como director en esta película?

Hacerla en sí, básicamente. Fue un desafío muy grande porque la filmamos con un celular, teníamos un equipo mínimo, éramos cinco personas incluyendo a Alan, el actor. Nos movíamos de un lado para otro, de una locación a otra sin permisos, metiéndonos de vivos en muchas locaciones. Aprovechamos que estábamos con un celular y que la gente no se daba cuenta de que estábamos filmando una película. Pensaban que estábamos haciendo un video para TikTok. Pero eso fue muy desgastante, y Eva, que es mi pareja y la productora, fue en quien recayó toda esa enorme responsabilidad de orquestar la producción y el rodaje en sí de la película, que fue bastante atareado, pero se logró.

¿Cómo fue la decisión de grabar con un celular? ¿Qué efecto concreto querían generar con esto?

Fueron varias cosas. Por un lado, estábamos saliendo de la pandemia y queríamos filmar una película lo más rápido posible. Obviamente, los proyectos de película siempre son muy largos; te presentás a los fondos, esperás y esperás. Decidimos hacer una película con lo que teníamos, nuestros recursos propios, y con un celular. La película fue escrita alrededor de eso. Además, el personaje es un influencer, y está mucho en ese mundo de las redes, de TikTok y de Instagram. Esa estética de redes y de video digital duro era algo que iba bastante con el personaje, entonces validaba bien la historia.

Cortesía de producción

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Hoy en día hay muchos contenidos audiovisuales que se consumen por TikTok y que antes se pensaban solo para plataformas más tradicionales, como la televisión. ¿La decisión de grabar de esta manera tuvo que ver con esto? 

Sí. No sé si estuvo tan calculado de esa manera, yo por lo general siempre tuve esto de la narración ultrarrápida en varias de mis películas. Ya es parte de mi impronta, pero nunca lo había llevado al extremo de esta película. Obviamente, hubo algo también de que estaba bueno que la película llegara a generaciones más jóvenes, que quizás están con un déficit de atención un poco más comprometido. Quisimos darle más vida a la película por ese lado.

¿Generaste el efecto que buscabas?

Sí. No solo por TikTok y todo eso, es algo que está en la historia y que es el evento que le sucede al personaje, que se lleva una bolsa de cocaína adentro del cuerpo y le explota. Queda totalmente acelerado. Eso ya tenía que estar en la película. Si no la vivís como la está viviendo el personaje, no te compenetrás realmente con la historia. Pero estamos bastante satisfechos, incluso quedó mejor de lo que pensábamos que iba a quedar. También estamos muy contentos con la recepción que está teniendo, la gente la está yendo a ver y está gustando mucho a todo el mundo.

¿En algún momento les preocupó el hecho de tratar la temática del consumo desde el enfoque del humor? ¿Generó algún conflicto?

No. Relocos y repasados también es una comedia de drogas, o sea que yo ya había pasado por la experiencia tanto de hacerla como de ver el impacto que tenía. En aquel momento se acababa de aprobar la ley de legalización de la marihuana, el tema estaba en el ojo de la tormenta y justo apareció esa película, entonces hubo mucha controversia. Pero mucha gente también la recibió como algo liberador, de cierta forma. El componente de las drogas es un tema bastante presente en casi todas mis películas. Quizás en esta lo terminé de exorcizar, y tal vez en la siguiente ya trate de evitar un poco el tema, para que no sea tan repetitivo.

Cortesía de producción

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¿Qué encontrás en este tema que te resulta tan propicio para contar historias?

Me gusta la comedia, y creo que las drogas son un gran disparador de comedia. Generan situaciones graciosas, instancias en las que podés reírte con el personaje y del personaje. Experimentás lo que experimenta él, pero a la vez estás viendo cómo interactúa con la sociedad bajo los efectos de la droga. Es verlo desde los dos lados. Creo que eso siempre es generador de buenas situaciones de humor.

¿Qué expectativas tienen en torno a la recepción de la película? 

Lo estamos viendo. Es una película bastante particular, porque cuando la hicimos yo no pensé que se fuera a estrenar en cines. Tenía una impronta tan casera que yo la pensaba para YouTube. Pero se estrenó en cines y le está yendo muy bien, entonces estamos esperando que eso derive en algún futuro. No sé si en plataformas, pero estamos esperando que se presente algo.

Por Catalina Zabala
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