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Contenido creado por Catalina Zabala
Cine
Marcando el territorio

“Perros”: la película uruguaya que trata la diferencia de clases con un sabor autóctono

El primer largometraje de Gerardo Minutti se estrenó en cines y LatidoBEAT conversó con él.

26.09.2025 11:29

Lectura: 9'

2025-09-26T11:29:00-03:00
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Por Nicolás Medina
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En el Río de la Plata, decir “perro” nunca es neutro. Puede ser insulto, piropo o simplemente diagnóstico social. “Perro” es el que se la pasa de vivo, el que se zarpa, el que no mueve un dedo o el que se porta como animal en el peor sentido. También es el amigo incondicional, el que no abandona. En ese vaivén semántico se mueve Perros (2025), el primer largometraje de Gerardo Minutti. Acaba de estrenarse en Uruguay, después de su paso por Málaga y por el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay, organizado por Cinemateca.

El título no es solo literal —hay varios canes en juego—, sino también un guiño a nuestros instintos más básicos: la territorialidad, la envidia, el rencor, la obediencia y el deseo de morder, aunque después toque pedir disculpas.

Los Saldaña —Néstor Guzzini y María Elena Pérez— se hacen cargo de la casa y el perro de sus vecinos, los Pernas —Marcelo Subiotto y Noelia Campo—. La casa es linda, tiene sus lujos discretos, y la tentación es demasiado grande. Los Saldaña, envalentonados por la confianza, deciden apropiarse de esa vida ajena. Disfrutar unas vacaciones prestadas. Pero la desaparición del perro lo desarma todo: el chiste se convierte en drama, la envidia en violencia, y lo que parecía un simple favor de verano se transforma en un enfrentamiento miserable, psicológico y físico.

La película suma a otro personaje clave, Sergio (Roberto Suárez), el mecánico del barrio que vive de estar en el medio: quedar bien con Dios y con el diablo. Hacer equilibrio entre las dos familias sin ensuciarse demasiado.

El origen de esta historia no nació inicialmente como un guion, sino de la literatura íntima de Minutti: “Es una práctica que ahora no la tengo tan en uso, pero me gustaba mucho escribir cuentos. Uno de esos cuentos fue lo que yo después terminé adaptando a una primera versión de guion y que tenía toda esta cuestión sobre el espíritu barrial. Ese barrio que después terminamos construyendo en la película. Y obviamente que ese cuento —yendo un poco más para atrás— está inspirado en mi propia vida". 

El director cuenta que se crió en un barrio de clase media, similar al de la película, uno de casas con la "particularidad" de tener fondos compartidos, pegados entre sí. "De alguna manera la cotidianidad de esos vecinos fue parte de mi infancia”, explica. 

De todas maneras, Minutti contrasta con la realidad: “Obviamente, la película abre todo un terreno que es propiamente de la ficción, de por dónde van los conflictos y qué es lo que pasa con las acciones de la película”.

El cine siempre se interesó por la diferencia de clases: desde el lujo inaccesible que hace palpitar de envidia hasta la miseria que inspira compasión. Parasite (2019), de Bong Joon-ho, es posiblemente la última gran expositora del tema. Los dueños (2013), de Agustín Toscano, acerca su tratamiento al panorama regional. En ambos casos, la mirada del cine obliga al espectador a preguntarse: ¿qué haríamos nosotros si pudiéramos cruzar esa frontera sin consecuencias inmediatas?

Perros se suma a esa línea, pero con un sabor autóctono, uruguayo: no hay mansiones imposibles ni sirvientes obedientes, sino patios pegados. Casas vecinas que miran y juzgan, y un barrio donde la envidia se filtra en los gestos cotidianos. Sin embargo, es igual de tentadora. Hay un placer innegable en ver cómo alguien se permite vivir la vida de otro aunque sea por un rato, y aunque todo sea prestado. La película se sostiene en esa pulsión universal. La fascinación por lo que no nos pertenece y la urgencia de apropiarse de una fantasía que parece alcanzable, pero que siempre recuerda que los límites están ahí, bien visibles, justo detrás de la puerta del vecino.

"Perros" (2025), Gerardo Minutti

Lo atractivo es que en Perros no hay buenos ni malos. Lo que hay es una búsqueda por la construcción de personajes humanos.

Esa empatía incómoda es lo que sostiene la tensión dramática: el espectador se reconoce en las pequeñas trampas, en las omisiones, en esa mentira piadosa que después se vuelve un laberinto. 

“En las películas que veo suelo empatizar mucho más con los personajes que son contradictorios, que cometen errores, los imperfectos. Me aburre un poco la construcción tan nítida, tan clara de ‘este es el bueno, este es el malo. Este hace esto, este hace aquello’. Al menos en el cine que a mí me gusta, me interesa mucho más cuando encuentro personajes que se mueven en una línea difusa, donde a veces están pisando de un lado y a veces están pisando otro. Creo que eso es una construcción buscada”, afirma Minutti.

Otra cosa que distingue a Perros de muchos ejercicios de tensión barrial es cómo la película construye la percepción del espectador. No se trata solo de mostrar acciones ni conflictos, sino de cómo estos se experimentan según la mirada que elegimos seguir. El director juega con el punto de vista como un recurso narrativo que organiza la información, marca la empatía y genera suspense: al principio estamos anclados en la familia Saldaña, viviendo sus dudas, temores y pequeñas transgresiones. Luego, la historia da un giro y nos traslada a los Pernas, obligándonos a reinterpretar lo que creíamos entender.

“El punto de vista siempre es un tema a resolver. En las primeras versiones del guion, por ejemplo, lo que pasaba era que el punto de vista estaba mucho más compartido. Íbamos a una casa y a la otra casa, y así sucedía todo”, cuenta Minutti.

“Después, elaborando el guion y demás, me di cuenta de que era mucho más importante esta situación de construir un punto de vista muy fuerte desde la familia Saldaña, para después hacer un quiebre y entregarle la perspectiva a la otra familia en un bloque entero de la película. Creo que eso también me permitía que la familia que se iba de vacaciones se construyera desde la ausencia. Su punto de vista también lo construye la casa que ellos dejan, lo que los otros dicen de ellos. Se construía desde los dos lugares", agrega.

"Perros" (2025), Gerardo Minutti

A nivel de puesta en escena, y especialmente de fotografía, hay dos momentos que, al margen de ser atractivos visualmente, resultan funcionales a las intenciones de Minutti. Dos planos secuencia: uno al inicio y otro la primera vez que los Saldaña entran a casa de los Pernas.

Sostiene que el plano secuencia debe ser orgánico a la historia y que, si bien se le suele agregar un valor, es un "recurso técnico más que hay que poner al servicio de la historia”. 

A su vez, considera que el plano secuencia más largo, de seis minutos, funciona como una especie de bisagra narrativa mientras nos mete dentro de la casa y nos obliga a recorrerla junto a ellos: "Yo tenía la sensación de que lo que tenía que lograr la cámara era que entráramos todos a esa casa, que entráramos con los personajes. Y el mejor recurso técnico, viéndolo con Matías Lasarte —que es el director de foto—, nos parecía hacer un plano secuencia y que la cámara se perdiera también adentro de la casa. Que la cámara no tuviera, en apariencia, un direccionamiento tan claro de seguir a un personaje y después a otro, sino que también estuviera en la exploración de la casa". 

La sensación final no es de espectáculo, sino de vigilancia compartida. La cámara observa, escucha y se mueve con libertad dentro de la casa, dejando que la tensión y la curiosidad del espectador se construyan de manera orgánica, igual que los secretos que ocultan los personajes.

Si la película funciona, también es por la precisión de su elenco. Néstor Guzzini confirma su lugar como “el uruguayo promedio” del cine local: ese tipo común, bonachón, pero lleno de frustraciones, capaz de reírse y quebrarse en un mismo gesto. María Elena Pérez da vida a un personaje que oscila entre el entusiasmo y la desesperación, trabajo que fue premiado en Málaga con la Biznaga de Plata a la mejor interpretación femenina de reparto. Pero Roberto Suárez aporta un matiz fundamental como Sergio, ese mecánico que intenta ser neutral, pero cuyo oportunismo lo convierte en pieza clave del conflicto.

"Perros" (2025), Gerardo Minutti

Minutti define al personaje de Roberto como un "eje central en toda la historia del resto de los personajes y del universo": "Tiene un poder muy importante, que es el poder de la información del barrio. Y es muy importante porque él administra esa información a gusto. No sabemos cómo es que se entera, pero se entera. Y sí, claramente tiene una maldad que lo hace distinto a otros personajes, porque tiene algunos rasgos que claramente son malos". 

"A su vez, siento que sobre todo los personajes masculinos de las dos familias, Néstor y Marcelo, de alguna manera lo buscan a él para validarse en su conflicto. Son tipos que no saben resolver el problema que se les presenta, y ese personaje de Roberto Suárez es como un lugar al que van a buscar validación. Por supuesto, lo que les vuelve es mucho peor de lo que ellos esperaban, y a veces ni siquiera se dan cuenta de lo que está pasando”, continúa.

En el juego de instinto y humanidad de Perros, el título de la película encuentra su sentido más allá de lo literal. Como dice Minutti, “los perros, más allá de la situación particular que se establece en la película, están en el anclaje vincular de estas familias. Tienen diferente rango, diferente lugar, diferente espacio”. Perros no es solo sobre animales; es sobre vínculos, jerarquías, tensiones cotidianas y la manera en que lo más pequeño puede reflejar lo más grande de una comunidad.

La película es el resultado de un proceso largo, que pasó por apoyos estatales y regionales y cuya producción estuvo a cargo de Cimarrón Cine y Cinevinay. Recientemente, fue seleccionada como representante uruguaya en los Premios Goya 2026. Se estrenó el 25 de setiembre en salas uruguayas, podés ver todas las funciones en nuestra cartelera.

Por Nicolás Medina
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