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Literatura
Cultura contemplativa

“Más acá de los mundos”: el ciclo de poesía que propone nuevas formas de mirar

Como todos los meses, el evento de la Escuela de Poesía del Teatro Solís tendrá lugar este domingo 17 de agosto.

15.08.2025 16:08

Lectura: 8'

2025-08-15T16:08:00-03:00
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Por Catalina Zabala
catazabalaa

La poesía no es un rincón remoto dentro del mundo del arte. La poesía está en todas y cada una de las cosas de nuestro entorno, porque es una forma de mirar. Un estado que se elige para enfrentar el día a día, y así, expresar el mundo interno. 

Paola Larrama y Daniella Collucci defienden esa idea a lo largo de toda la entrevista. Paola es actriz de teatro. También escribe, dirige y hace música. Daniella es alumna de la Escuela de Poesía, y experimenta de primera mano el proceso en el que uno aprende a revelar su mundo interno en el papel. Además, Catalina Torres es artista visual, directora de cine, y escribe poesía. Las tres participarán en "Más acá de los mundos", el ciclo de poesía de la escuela que busca acercar a quienes no están tan habituados. Mostrar todo ese trabajo que ocurre tras bastidores, a cargo de muchas personas.  

El evento tiene lugar de manera mensual y gira en torno a una temática escogida para cada ocasión. En este encuentro, las tres artistas recitarán algunos de sus trabajos, cada una desde una perspectiva diferente. Tendrá lugar en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís el domingo 17 de agosto, y las entradas pueden adquirirse aquí

¿De qué se trata este ciclo de poesía y qué propone en comparación a otras ediciones?

Paola Larrama (P.L.): El ciclo de poesía es parte de una gran estructura que es la Escuela de Poesía, que tiene su base en el Teatro Solís. Surgió hace cuatro años con esta idea de que hubiera un espacio para formarse como poeta. También hacen actividades en otros lugares, a las que llaman residencias.

Daniella Collucci (D.C.): La escuela se divide en primero, segundo y tercero, y tuvimos residencias en la playa La Serena, en el campo, en la ciudad. Con base en eso, trabajamos la sensibilidad, sentimos la arena, el ruido del agua, estamos en lo verde, pero también en la ciudad. Luego escribimos y después compartimos. Escuchamos al otro y así vamos armando un mundo poético.

P.L.: Esta escuela tiene sus propias muestras, que son espectáculos que se hacen en el Teatro Solís por año de cursada. Aparte, tienen estas fechas poéticas mes a mes, que se arman con diferentes propuestas. Ahora, en agosto, por ejemplo, hay dos poetas leyendo sus obras. Cata Torres, que viene más del lado audiovisual y de la poesía, y Daniela Collucci, estudiante de la escuela.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

¿Es un intento de mostrar la actividad de la escuela que no se ve en el día a día?

P.L.: Intenta visibilizar la cantidad de gente que trabaja con las palabras y que hace poesía. En el caso de Daniela, ella es una estudiante de la escuela que va a mostrar su trabajo, pero en otras ediciones han invitado a los profesores de la institución.

D.C.: La escuela de poesía funciona por módulos, y en cada uno tenemos un profesor o profesora que nos transmite un mundo poético, y hace que nosotros compartamos nuestra poesía.

P.L.: Cada fecha está pensada en relación a una temática, y dependiendo de las personas que participan se va preparando algo. Recuerdo que en mayo se hizo "Poesía y memoria". En el mes de la memoria se tomó la temática de los derechos humanos, y con base en eso se armó la fecha.

D.C.: También trabajamos con la poesía inmersiva y con Gabriel García Márquez. Incursionamos en los sentidos con los aromas, armamos un escenario, y también en la escuela, algo que destaca, es la variedad en edades. Van personas desde los 20 años a los 93, y todo eso hace que aprendamos de los otros y se mezcle un poco todo.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

¿Cómo ven el mundo de la poesía en la actualidad? ¿Sienten una mayor dificultad para llegar a la gente a través de la poesía, en comparación con otras ramas del arte? 

D.C.: La poesía es expresar, incluso con el cuerpo o materializando con objetos. Está en todos lados y es fácil transmitirla. No es solo la palabra, también son sonidos, todo lo que toca los sentidos.

P.L.: Yo creo que el Solís tiene un montón de visibilidad de por sí, tiene un flujo de público que se pregunta qué hay y concurre con frecuencia. Yo no soy estudiante de la escuela, pero he ido a los talleres cuando se abren a la comunidad. Lo que siento que pasa al estar ahí, es que la gente se entera un poquito más de que existe esa movida. Es re importante porque lleva mucho trabajo de quienes la coordinan, de Agustín Lucas, de Gabriel Richieri, Karen Halty, que también trabaja en el armado de estas fechas, y todos los profesores. Han traído un montón de gente incluso de Argentina, donde hay mucha gente escribiendo que está en el circuito. La escuela también hace que la información nos llegue a quienes no somos estudiantes ni habitamos ese espacio. Es un lugar un poco más visible al que se puede acceder, capaz en otros espacios cuesta más llegar.

Todas están habituadas también a trabajar en otras ramas del arte. Catalina Torres en las artes visuales, Paola en el teatro y en la música. ¿Cómo influye la mezcla de estos campos en el resultado final? ¿Qué puede aportar cada una desde su lugar?

P.L.: Voy a tomar las palabras de Daniela, porque me pareció una forma muy hermosa de explicarlo. La poesía está en muchas cosas, más allá de las palabras.

D.C.: En mi caso, la Escuela de Poesía me permitió entrar en un mundo interno y poder sacarlo, expresarlo, y encontrar que la poesía no solo está en las palabras, sino también en el cuerpo, en el sonido, en los objetos y en las imágenes. Es un mundo que a mí me ayudó muchísimo. Yo era muy cerrada, y me ayudó a poder sacar todo y compartir con los otros. Escuchar y ser escuchada.

P.L.: Cata viene del mundo audiovisual, yo pude explorar más la música y el teatro, y siento que igual la conexión con la poesía está dada. Las conexiones están ahí, la poesía es una forma de mirar las cosas. Vengas de donde vengas, si de alguna forma podés mostrar tu forma particular de ver algo, se conecta con eso; con el mundo poético en sí.

D.C.: A la poesía no solo la encontrás en las palabras. Están los compañeros y compañeras que llegan, cada uno tiene su mundo para brindar, como el de uno también. 

Cortesía de producción

Cortesía de producción

¿Cómo lidia el poeta con la dificultad de plasmar el mundo más íntimo en el papel, y exponerlo para mucha gente? 

P.L.: Siempre da pudor mostrar lo que una hace. 

D.C.: En el ámbito de la Escuela de Poesía te encontrás con gente que va a lo mismo, a escribir y a mostrar lo que hace, entonces lo compartís. Al compartirlo quizás te abrís más, incluso en los talleres que nos brindan los profesores. Nos ayudan también a expresarnos, a trabajar la sensibilidad, a encontrar un mundo donde te animás a sacar de adentro lo que sentís. A vencer ese miedo y ser uno mismo. La Escuela de Poesía es un lugar al que llegar, como un ser humano que te espera con los brazos abiertos. Es maravillosa, a mí me encanta.

Dicen que la poesía es una forma de mirar. ¿Sienten que falta poesía en el mundo de hoy? ¿Falta esa forma de mirar las cosas?

D.C.: La rutina y la vida cotidiana te llevan muy rápido, y a veces no te dejan detenerte en el mundo poético que te rodea: en un árbol, en el canto de un pájaro. No te dejan hacer una pausa. Por eso los talleres literarios y la Escuela de Poesía han ayudado a hacer esta misma pausa en la vida, y así poder expresar el mundo interno que llevamos dentro.

P.L.: El ritmo vertiginoso en el que vivimos a veces no permite una cultura más contemplativa de las cosas, pero como dice Dani, estos espacios lo permiten. Te dan el marco para que vos puedas parar y mirar, es bien importante para contrarrestar un poco el caos en el que vivimos.

D.C.: A veces hay que buscar el espacio o el lugar para poder conectar con todo esto que te lleva a la poesía.

¿Cómo son los procesos creativos de la poesía y cómo conversan con los momentos de inspiración?

D.C.: En las residencias, toda esa conexión con el mar, la playa y lo verde te hace conectar con la naturaleza. En la residencia de la playa caminamos todos por la arena, escuchamos el agua, el silencio, después cada uno se dispersó y escribió lo que quiso escribir. Después volvimos a juntarnos y cada uno compartió lo que tenía. Ahí se va generando una inspiración como para poder escribir. En mi mundo particular, me baso en las imágenes que veo en la calle, en la hoja de un árbol... todo eso me inspira para volcarme a escribir.

La parte sensorial entonces es clave en los talleres y las residencias.

D.C.: Claro; también los movimientos con el cuerpo, el dibujo, la pintura, conectar con objetos, con olores, todo eso te lleva a inspirarte.

Por Catalina Zabala
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