Un estudio llevado a cabo recientemente por investigadores de la Universidad de Heidelberg, Alemania sugiere que reducir el uso del celular durante solo tres días puede inducir cambios químicos significativos en el cerebro, particularmente en áreas asociadas con los mecanismos de recompensa y adicción.
Los expertos enfatizan que el uso excesivo de dispositivos móviles puede compararse con conductas adictivas, ya que la evidencia actual indica que esta práctica está vinculada a diversos efectos psicosociales y somáticos. Sin embargo, hasta ahora, no se dispone de información más concreta sobre los procesos cerebrales que apoyan este fenómeno.
Para investigar las consecuencias de restringir el uso del teléfono celular, los investigadores reclutaron a 25 adultos jóvenes, de entre 18 y 30 años. Se les indicó a los participantes que limitaran el uso del teléfono a actividades esenciales durante un período de 72 horas, como mantenerse en contacto con la familia, según describe la publicación especializada Computers in Human Behavior.
Para analizar los cambios cerebrales derivados de esta restricción, todos los voluntarios se sometieron a resonancias magnéticas antes y después del experimento. Durante esas pruebas, a los participantes se les hizo ver una serie de imágenes, incluyendo paisajes neutros y fotos de teléfonos móviles encendidos y apagados. También completaron cuestionarios sobre su estado de ánimo y sus hábitos de uso de dispositivos.
Los resultados indicaron que después de tres días sin uso frecuente del teléfono celular, hubo reacciones en regiones del cerebro vinculadas sistema de recompensas. Al ser expuestos a imágenes de teléfonos inteligentes, los voluntarios mostraron activación en áreas como la circunvolución cingulada anterior y el núcleo accumbens, estructuras frecuentemente estudiadas en contextos de adicción.
El psiquiatra Gabriel García Okuda , del Hospital Israelita Albert Einstein, comentó al periódico Folha de S. Paulo que “Esto puede sugerir una demostración de un deseo más intenso de usar un teléfono celular“.
Además, también se activaron las vías dopaminérgicas y serotoninérgicas (neurotransmisores esenciales para regular el estado de ánimo y la adicción). "Esto podría indicar una asociación, ya que estas vías se estimularon al ver imágenes de teléfonos celulares después del período de abstinencia", añadió Okuda . Los resultados también apuntaron a una mejora en la calidad del sueño y el estado de ánimo de participantes después de tres días de conexión reducida.
Sin embargo, el estudio presenta algunas limitaciones notables. El pequeño tamaño de la muestra y la falta de un grupo de control dificultan la comparación precisa de las respuestas observadas. Además, no se realizó un seguimiento riguroso para garantizar que los voluntarios se abstuvieran del uso excesivo del teléfono celular, según informó el mencionado periódico paulista
La evaluación de los hábitos de consumo de drogas y los estados emocionales se basó en los propios informes subjetivos de los participantes, y no se consideraron otros factores como las comorbilidades o el consumo concomitante de sustancias. "Por lo tanto, el estudio no determina nada 'definitivamente'", enfatizó Okuda .
“Pero aun así nos ayuda a comenzar a reflexionar sobre ello”, concluyó.