Los investigadores y los procuradores mantienen silencio. Pero amigos y vecinos del secuestrador manifestaron rápidamente su estupor al enterarse de que el adolescente con un comportamiento aparentemente normal había sido secuestrado.
Shawn Hornbeck, hoy de 15 años, había desaparecido en octubre de 2002, cuando salió a dar un paseo en bicicleta cerca de su casa, en una zona rural a un centenar de kilómetros de St-Louis (Missouri, centro).
Durante cuatro años, vivió como el hijo de su secuestrador, Michael Devlin, de 41 años, administrador de una pizzería y que trabajaba de noche en una empresa funeraria.
En esos años, acudió al centro comercial, a restorantes, durmió en casa de amigos e incluso fue interrogado por la policía por haber violado el toque de queda de la ciudad, relataron vecinos y amigos.
Un compañero contó que hasta habían bromeado juntos viendo avisos sobre su desaparición en la prensa.
"Incluso bromeamos sobre eso y le dije 'te pareces a Shawn Hornbeck', pero él nunca reaccionó, nada", relató Kelly Douglas a Fox News.
Aunque sus amigos afirman que el adolescente nunca habló de su pasado, él no parece haberlo olvidado. Alguien puso un mensaje bajo el nombre de Shawn Devlin en un sitio de la organización creada por su familia sobre niños desaparecidos, preguntando: "¿Durante cuánto tiempo piensan buscar a su hijo?"
"La gran interrogante es por qué no se escapó", dijo Robert Butterworth, un psicólogo de Los Angeles.
Butterworth subrayó que los secuestradores podían controlar a sus prisioneros diciéndoles que su familia o sus animales podían sufrir represalias si intentaban huir.
"Pueden recurrir a presiones psicológicas, que hacen tanto mal como las presiones físicas", dijo el psicólogo.
Los prisioneros pueden también desarrollar "el síndrome de Estocolmo" y apoyar a sus secuestradores, incluso encariñarse con ellos.
"Se forma un vínculo -dijo Butterworth- y (el secuestrado) comienza a pensar que todos los puentes han sido cortados y que sus padres ya no lo quieren".
El nivel de control psicológico de un secuestrador es inmenso, incluso si la persona raptada vive con otras personas, subrayó también Terri Weaver, profesor de psicología de la Universidad de St. Louis.
"Si uno piensa en este niño en medio de otras personas y nadie es capaz de ayudarlo cuando se encuentra a pleno día, el niño puede interpretar eso como: 'no hay nada que pueda hacer'", dijo Weaver.
El padrastro del adolescente estimó que Shawn tuvo miedo de escaparse. "Estaba retenido contra su voluntad y durante todo este tiempo estaba amenazado de muerte", dijo Craig Akers a ABC. "Pensaba que lo matarían si intentaba decir algo a alguien".
Pero ni Akers, ni la policía, ni los fiscales explicaron los métodos utilizados por el secuestrador para mantener control sobre el niño.
Shawn fue liberado luego de que Michael Devlin secuestrara a otro adolescente la semana pasada; en su búsqueda, la Policía halló a ambos en casa de Devlin.
Ben Ownby, de 13 años, había desaparecido el 8 de enero tras bajar de un autobús escolar. Un compañero de clase anotó la matrícula de una camioneta que vio en el lugar, lo que orientó a los policías, que hallaron a los dos niños cuatro días más tarde.
Devlin debe comparecer ante la justicia el jueves.
Con información de AFP