Contenido creado por Pablo Méndez
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SANTA CRUZ VOTA POR SU AUTONOMÍA

En Santa Cruz, el rico departamento oriental de Bolivia que vota el domingo por su autonomía, los habitantes cultivan la diferencia, incluso el odio hacia sus compatriotas, comenzando por el presidente Evo Morales.

03.05.2008

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2008-05-03T11:55:00-03:00
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Pulmón económico del país más pobre de América del Sur, esta región, donde la mayoría de habitantes es de origen europeo o mestizo, reprocha al primer presidente de origen indígena utilizar sus yacimientos de gas en favor de las comunidades andinas.

"Si un ladrón entra en su casa, usted no va a negociar con cuáles muebles se puede quedar", dice a la AFP Carlos Dabdoub, un influyente dirigente, justificando el referendo de este domingo que apunta a instaurar un estatuto de autonomía administrativa.

Esta provincia rebelde, cuya población se ha multiplicado por 10 en los últimos 60 años para llegar a los 2,5 millones de habitantes actuales (un cuarto de la población total de Bolivia), tiene la mitad de desempleo y pobreza que el promedio nacional y produce cerca de un tercio de su Producto Interno Bruto (PIB).

La chaqueta y la corbata reemplazan el poncho en Santa Cruz, capital de la región, una ciudad moderna situada a 900 km de La Paz y a las puertas de la selva amazónica.

Las consignas racistas surgen fácilmente: nadie olvida la frase pronunciada por el alcalde Percy Fernández cuando Evo Morales llegó al poder en 2006: "en este país pronto habrá que pintarse y ponerse plumas para existir".

Héroe en los altos valles andinos, el jefe de Estado, un líder sindical cocalero hasta el día de hoy, es objeto de los calificativos más despreciativos.

"Nosotros no somos cultivadores de coca, vendedores de cocaína. Producimos la riqueza verdadera", dice Roberto Gutiérrez, vicepresidente del Comité Pro-Santa Cruz, una poderosa organización cívica formada por empresarios y grandes propietarios agrícolas.

"Morales quiere imponer su cultura indigenista sobre todo el resto", deplora este ingeniero de 38 años, un hombre elegante y altivo.

El antagonismo entre Santa Cruz y La Paz se remonta a una rivalidad ancestral entre los 'cambas', habitantes de los llanos agrícolas del oriente, y los 'collas', campesinos de los Andes, al oeste.

La personalidad misma de Morales, un admirador de la revolución cubana que aboga por la "abolición del capitalismo" y la recuperación de los recursos naturales para el pueblo originario, le ha dado un nuevo vuelo a este antagonismo.

Director de la Cámara de Comercio e Industria regional de Santa Cruz, que agrupa a 1.600 empresas, Eduardo Paz deplora esta "visión indigenista" de la economía.

"La inestabilidad y la incertidumbre, eso no es bueno para los negocios", afirma en alusión a la ola de nacionalizaciones de hidrocarburos impulsada por el gobierno socialista de Morales.

"Los indígenas no han alcanzado el mismo nivel de educación que nosotros. Quieren arrancarnos hacia abajo", dice por su parte Marlene Salinas, una economista de 44 años.

Un ambiente muy distinto reina en las zonas pobres de Santa Cruz, donde se amontonan los campesinos andinos que buscan trabajo, partidarios de Morales que ahora buscan perturbar el referendo.

"Acá la gente es muy agresiva y racista con nosotros. Ni nos atienden en las tiendas", dice Mario Choquecolque, un vendedor de ropa de 33 años, originario de Oruro, una región andina que en otra época fue una potencia minera.

Su sentimiento de injusticia es tanto más fuerte dado que fue la época de la minería del oro la que permitió el desarrollo de los valles del oriente el siglo pasado. "Ahora los ricos quiere olvidarse de nosotros", dice con amargura." Hay un riesgo de guerra civil".

(AFP)