Personajes
Entrevista

Reque Newsome: "Me encanta vivir acá; salvo que es caro, es un lugar precioso para vivir"

Nombre: Reque Newsome • Edad: 40 • Profesión: jugador y entrenador de básquetbol • Señas particulares: su casa de El Pinar está repleta de libros de cocina y mascotas, fue vegano, mira más partidos de fútbol americano que de NBA

21.06.2022 07:00

Lectura: 6'

2022-06-21T07:00:00
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Por Leonel García

Llegó a Uruguay en 2006 a jugar en Olimpia sin saber nada de Uruguay. ¿Hablaba algo de español? No sabía nada. Sabía que estaba en Sudamérica y pensaba en Brasil, Colombia, todo tropical. Yo soy de (el estado de) Florida. Llegué en invierno, salí del avión y me morí de frío. Y de español tuve clases en el liceo y en la universidad, pero lo cursé solo para obtener créditos, jamás con la idea de usarlo. Me encanta cómo se vive acá. Si sacás que es caro, es un lugar precioso para vivir.

Usted pasó por muchas cosas duras (su padre murió de cáncer cuando era niño, su madre fue asesinada por su pareja). ¿De dónde ha sacado las fuerzas para salir adelante? De mi abuela, es una mujer muy fuerte. Perdió a mi madre y también a mi tío. Y salió adelante. Soy bendecido por eso. Mi mujer a veces me mira y me dice que no entiende cómo siempre estoy (optimista) cuando hay un problema. Yo siempre le digo: “Mirá, mi amor, algo va a salir”.

Es optimista en un país lleno de quejosos. ¿Usted lo entiende? No, la verdad no. Yo soy muy tranquilo y no pienso en las cosas malas. Si vos estás mucho tiempo pensando “pahh, qué malo todo”, las cosas van a seguir estando así y nunca vas a estar feliz con tu vida. La gente acá se queja mucho, pero cuando hay tiempo para divertirse disfruta la vida.

¿Por qué se hizo hincha de Peñarol? Por el hijo de mi mujer, Juan Manuel. Cuando era más chico, si Peñarol perdía se quedaba llorando enojado en el cuarto. Antes jorobaba con la gente, si uno decía Peñarol yo decía Nacional, o al revés. ¡Pero con él no se podía hacer esa broma!

¿Qué sigue del deporte de su país? Miro todos partidos del fútbol americano, tengo una aplicación en mi celular para eso. Pero la NBA no la miro, solo ahora las finales. En fútbol americano soy de Tampa Bay Buccaneers, que es cerca de donde nací. En el básquetbol me gustan más jugadores que equipos, me gusta Steph Curry, Kevin Durant, me gustaba LeBron James cuando estaba en Miami Heat.

A principios de 2021 dijo que se retiraba, pero volvió a jugar en Lagomar. ¿Qué pasó? Mi hijo Sebastián. Yo estaba trabajando con los niños (en el club Lagomar) y me dijo: “Dale, papá, yo quiero que vos juegues de vuelta”. Jugué el año pasado y también este, pero en diciembre...

¿Y qué va a hacer desde diciembre? Yo quiero seguir cocinando, me encanta cocinar. Yo desde chico cocinaba, mirando a mi abuela y a mi madre. Ya lo dije en Masterchef, los domingos era como una fiesta. Cocinábamos de todo, lo que había. Eso viene de la época de los esclavos, sus dueños les daban lo que hubiera: kale, boniatos, rabos de toro, chinchulines de cerdo... Y ahí aprendí mirando. Tuve que aprender porque me fui de casa a la Universidad (de Southern Indiana) a los 18 años. Estudié Educación Física.

Usted vivió en un hogar de menores en su país y su hijo Sebastián es adoptado. Sí, por eso cuando mi mujer, María Laura, me lo dijo, yo ni lo dudé. Yo sé cómo es eso, cuanto más grandes son es más difícil la adopción. Tenía tres años, era hiperactivo. Pero yo fui igual. Desde el primer día él me llegó.

¿Cómo fue el trato con el resto de los competidores de Masterchef Celebrity? ¿No hubo peleas por los ingredientes? No conocía a nadie antes del programa y me llevé bien con todos. Y si alguno hacía algo de eso yo no dejaba que me afectara (risas). Conozco de cocina y sé cómo suplir las cosas.

¿Le costó acostumbrarse al mate? No. Es como el té verde.

Fue vegano y dejó de serlo. ¿Por qué? Es difícil ser vegano en Uruguay, pero por suerte tenía a mi mujer que era muy estricta y también era vegana. Pero con el tiempo me fui poniendo reflaco y jugando la gente me golpeaba y yo (hace el gesto de caerse)... Entonces dije: “No, mi amor, tengo que cambiar”.

Ahora usted está bien en Uruguay, pero no siempre fue así. ¿Qué pasó? Sí, yo tuve una depresión grande, allá por 2009, cuando llevaba tres años acá. Al principio salía todo el tiempo, luego me cansé. Me sentía muy solo, iba del entrenamiento a casa. No subía ni la persiana de mi casa, pasaba en la cama. La primera vez que vino mi mujer a casa, que es psicóloga, dijo: “No, vamos a cambiar todo”. Pusimos otra persiana, pintamos, arreglamos, mandamos los perros para afuera de la casa. Ella me sacó de eso.

Como entrenador de niños, como coach en Lagomar, ¿cuál es la principal enseñanza que les quiere dar? Que la vida es mucho más y más importante que cualquier pelota. Que hay que estar preparado, que aprendan de los demás, de diferentes situaciones. Y que la vida no es solo básquetbol. Ayer justamente uno me dijo que lo disculpara que no estaba yendo a entrenar porque tenía que subir sus notas en el liceo. Yo le dije que eso era más importante, que se enfocara más en eso que en tener que venir conmigo. También quiero ayudar a algunos a ir a Estados Unidos a estudiar y entrenar, es algo que quiero lograr, pero lleva tiempo.

Jugó en Olimpia, Malvín, Trouville, salió campeón y dejó muy buenos recuerdos. ¿Es importante formar un grupo para tener logros deportivos? Es lindo, obviamente, aunque no es necesario. Mi primer título fue cuando yo estaba en la universidad, pero tenía más conexión con los que jugaba antes y eso es más que un campeonato. La conexión con tus compañeros, tus amigos, es mucho más importante. Vamos a disfrutar a la cancha; si ganamos, ganamos, pero vamos a disfrutar.