Editorial
Columna, por Daniela Bluth

Que sea siempre en fiestas

En el aire y en la conversación se sienten las ganas de volver a celebrar

23.12.2021 07:00

Lectura: 4'

2021-12-23T07:00:00
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Por Daniela Bluth

En los últimos días, la Premier League inglesa suspendió nueve partidos por brotes de Covid y en Barcelona la maratón de la ciudad prevista para abril 2022 se postergó hasta nuevo aviso. A fines de noviembre, Estados Unidos, Brasil y Canadá se sumaron a la medida tomada por la Unión Europea de cancelar los vuelos procedentes de ciertos países africanos ante el avance de la variante ómicron, identificada por primera vez en Sudáfrica. En los Países Bajos se prohibieron los encuentros ciudadanos no esenciales, Reino Unido no descarta emular la medida antes de las fiestas y España anunció que las restricciones ante la inminencia de una nueva ola —se habla de la sexta— se volverán más intensas. Mientras tanto, Luxemburgo, Bélgica, Italia y Alemania ya registraron protestas ciudadanas contra la obligatoriedad de la vacunación y la imposición del pase sanitario.

Como si se tratase de una maldición de fin de año o una especie de déjà vu de 2020, el final de 2021 no se avecina tan sencillo como parecía hace solo un par de semanas.

En Uruguay, que superó el 70% de la población vacunada con dos dosis en agosto y a mediados de diciembre rozaba el 78%, la información sobre los riesgos de la variante ómicron circula a diario pero la alarma todavía no se encendió.

Esta semana pasada volvimos a superar los 400 casos diarios, cosa que no sucedía desde hace meses. Además, datos iniciales de la Organización Mundial de la Salud señalan que la inmunidad de los vacunados es más baja ante ómicron, lo que significa que esta variante puede evadir el sistema inmunológico de una persona. También parece ser más contagiosa, o una combinación de ambos factores.

No imaginé que iba a seguir escribiendo sobre el coronavirus en las últimas columnas de diciembre. Es una observación, pequeña y personal, que tal vez solamente aparece para confirmar que la pandemia nos atravesó a todos y lo sigue haciendo. Convivimos con ella y dejó sus marcas. Expresiones como “burbuja”, “aforo” o “protocolo” se volvieron parte del anecdotario popular. Después de meses de tomar medidas y ajustar esas medidas permanentemente, la nueva normalidad parece instalada y estable. 

Sin embargo, mientras impera la libertad responsable, no hay que bajar la guardia. En el aire y en la conversación se sienten las ganas de volver a celebrar. Eso se notó sobre todo este diciembre, como si hubiera sido el más intenso y largo de la historia reciente. Hubo presentaciones, recitales, inauguraciones, reuniones, festejos, despedidas, recibimientos, casamientos y un larguísimo etcétera. Muchos de esos eventos —académicos, comerciales y sociales— tuvieron su lugar en las páginas de Galería. Y por eso también quisimos que ese ánimo de celebración se reflejara en este número previo a las fiestas, que para algunos será la Navidad, para otros el Fin de Año y, para tantos otros, la simple excusa para volver a juntarse, abrazos y besos mediante, con los más queridos.

En estos días locos, la productora Sofía Miranda y la periodista María Inés Fiordelmondo contactaron a cuatro familias, numerosas ellas, para que nos contaran cómo están viviendo la oportunidad de regresar a las reuniones multitudinarias, a las comidas más típicas, a los rituales que los hacen felices. A que compartieran los sentimientos de tener algún integrante nuevo y, quizás, alguno menos también. De recordar cuánto aprendieron en la pandemia y qué cosas realmente añoraban de la vieja normalidad. Adrián Echeverriaga y Lucía Durán los retrataron juntos, en patota, unos más serios y otros a las risas, como la vida misma.

Todos nos llevamos alguna lección de estos tiempos difíciles. Hubo adioses, bienvenidas, llantos, nervios, alegrías, alivio, incertidumbre, calma y reflexión. De todo eso nos nutrimos, y con esas mochilas cargadas llegamos al final de 2021. No es el final, es un paso más hacia adelante. Hay una expresión en idish que, en la tradición judía, se dice cuando alguien está pasando por un mal momento: “Que sea en fiestas”, refiriéndose a que el siguiente encuentro ocurra en una situación alegre. Es una meta difícil de alcanzar. Pero vale la pena el intento. O al menos tener la voluntad de transformar cada encuentro en una fiesta.n