En 2009, estudios realizados en la Universidad de Duke (Estados Unidos) revelaron que la voz humana está estrechamente relacionada con la música. Tomando eso como base, un experimento científico se propuso averiguar si también sería capaz de emocionar como la música.
Según Petter Johansson, investigador de la Universidad de Lund (Suecia) y uno de los autores del estudio (otros son del IRCAM francés), esta sería "la primera evidencia directa de efectos de retroalimentación sobre la experiencia emocional en el dominio auditivo".
Según reporta Tendencias21, en el transcurso del experimento, los participantes leyeron un cuento en voz alta mientras escuchaban su propia voz alterada.
Las manipulaciones emocionales de la voz se lograron gracias a unos algoritmos de procesamiento digital de audio capaces de simular aquellos componentes acústicos de nuestras vocalizaciones emocionales. Para ello, los algoritmos modifican tonos e inflexiones de la voz o su espectro de frecuencias.
Los resultados demostraron que, aunque los participantes en el estudio no eran conscientes de que sus voces estaban siendo manipuladas, su estado emocional cambió en función de la emoción que sus propias voces reflejaban.
Según los científicos, este hecho apunta en dos direcciones. Por un lado, que la gente no siempre controla su propia voz para lograr un objetivo específico. Por otro, que oímos nuestra propia voz para comprender cómo nos sentimos.
Potenciales aplicaciones
Los investigadores creen que esta nueva plataforma de audio puede abrir muchas nuevas vías de experimentación. Por eso están preparando una versión de ella que estará disponible en código abierto en su página web; e invitan a todo aquel que lo desee a descargar y experimentar con esta herramienta.
También se contempla que la plataforma pueda ser utilizada con fines terapéuticos, por ejemplo, para tratar trastornos del estado de ánimo a través del relato, en un tono de voz modificado, de determinados recuerdos.
Un mismo lugar
El efecto de la música y, como se ha comprobado ahora, de la "musicalidad" de la voz sobre nuestras emociones tiene raíces muy profundas.
Por un lado, hay una causa cerebral; porque se sabe que la música y la emoción comparten una misma región en el cerebro: el córtex o corteza prefrontal. Esto lo demostró en 2002 un estudio de la Universidad de Dartmouth.
Por otra parte, la musicalidad de la voz quizá sea una de las primeras formas de comunicación humana. Según algunos especialistas, los bebés aprenden el lenguaje identificando en primer lugar la musicalidad de este, por lo que, desde la perspectiva del desarrollo, la música estaría antes que el lenguaje; y este surgiría de la música.
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