Por Fernando Tetes
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En un viaje de hace más de una década a España, durante una noche de asado en Madrid, un grupo de uruguayos exiliados le transfirieron su amor por el candombe a sus hijos. Ellos nunca habían visto una llamada en vivo, pero tocaban los tambores con el alma y la sangre de sus progenitores, y tenían flor de cuerda de tambores.
Sucede los mismo con hijos de inmigrantes uruguayos nacidos en otros países, que nunca se pintaron la cara, pero se cantan “las que sabemos todos”.
Este martes 4 de febrero será inolvidable para Dasha Racchiopi, pero también para su padre Gustavo y su madre Verónica, y ni que decir sus abuelos.
Dasha Racchiopi se subió al Teatro de Verano, bailó en primera fila, fue una Zíngara y cumplió su sueño. Pero también Pinocho Sosa, a través de su hijo Gastón, cumplió su palabra.
“No tengo palabras, esto no se siente como si fuera real. Si es un sueño no me quiero despertar, me quiero quedar acá”, fueron las primeras palabras de Racchiopi en el pedregullo.
Nació en Nueva Jersey, y en los viajes de Pinocho Sosa a Estados Unidos se creó una conexión con su familia. Loco y lindo como siempre fue, Ariel Sosa le prometió a aquella niña de 11 años que cuando cumpliera 18 iba a salir en Zíngaros.
“Pasaron varios años, pero yo siempre me preparé para cuando tuviera 18 años. Quería estar en Uruguay y en Zíngaros”, agregó con una sonrisa que apenas cabe en su rostro.
“Gastón [Sosa, hijo de Ariel] fue a comprar las telas para el carnaval a Estados Unidos y me preguntó si estaba lista para salir este año. Y acá estoy, cumpliendo mi sueño gracias a él, y a mi familia, que hizo todo lo posible para que esto sea real”, afirmó rodeada de sus padres y sacándose decenas de fotos.
“Mis padres son uruguayos y yo miraba siempre el carnaval por VTV, todos los años. Me fascinaba el carnaval de Uruguay, el parodismo, los Zíngaros. Yo sé que para mis padres es también muy emotivo y soñado que una hija estadounidense pueda participar de algo tan uruguayo”, reflexionó también.
A la hora de contar a su novio estadounidense y a sus amigos qué era lo que venía a hacer a Montevideo, Dasha señaló: “Les expliqué que era una competencia medio de comedia musical. Que me tuvieran fe, que no les mentía cuando les contaba todo lo que sucedía. A mi novio tuve que explicarle lo que eran las transmisiones de carnaval y sé que me miró en vivo. Mis amigas van a mirarlo por YouTube”.
La joven estudia psicología y baila todos los estilos en la universidad. “Es un honor bailar en Zíngaros. Estoy viviendo cada día como si no hubiera mañana”, afirmó visiblemente emocionada.
La familia feliz
Mientras Dasha Racchiopi ensaya y sale en carnaval, la familia disfruta de su hija y, sobre todo, de su nieta.
Verónica, su madre, con el gorro de su hija recién bajada del Teatro de Verano, contenía la emoción, mientras Gustavo, su padre, seguía recibiendo saludos.
“Estoy muy emocionada. Ariel le dijo que a los 18 años iba a salir en Zíngaros, y desde entonces se preparó. Ella estudia danza desde los 4 años, pero sabía que esto era diferente, así que se preparó mucho. Estuvo seis años esperando este momento”, afirmó la madre de la joven.
“Como madre uruguaya estoy emocionada, porque hace más de 20 años que nos fuimos del país. Desde el exterior se vive diferente todo. Amo Carnaval, y que mi hija estadounidense esté viviendo todo lo que yo vivía de niña es hermoso. Nunca subí a un escenario, lo veía desde abajo y ahora ella puede hacerlo. Dasha ama carnaval, así que lo vivimos con mucha pasión. Para ella quienes están sobre el escenario en Zíngaros son sus ídolos, y ahora ella está compartiendo con ellos. No puedo más que decir gracias, gracias y más gracias a la familia de Ariel, a Gastón, a Noelia”, añadió.
Así, saben que va a ser difícil bajarse de este sueño.
“Ella paró todos sus estudios, se tomó un semestre en la universidad para venir a carnaval, pero tiene que retomar cuando regrese. A veces con el padre decimos: espero que no le guste tanto para querer venir todos los años. Pero, en todo caso, que se tome un break de un año y luego con los estudios encaminados seguirá viniendo”, sumó la madre de la artista.
Verónica y Gustavo llegaron a Montevideo el 1° de enero, pero Dasha hizo algunos viajes relámpago antes para poder participar de ensayos e integrarse al grupo.
“Los abuelos viven esto con mucha emoción. Ellos le grababan los ensayos y se los mandaban para que no se perdiera nada. Los abuelos son fundamentales en todo esto”, finalizó Verónica.
Por Fernando Tetes
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