Una situación de crueles y reiteradas agresiones a una niña postrada e incapaz de comunicarse conmueve por estas horas a la opinión pública brasileña. La situación se produjo en Taguatinga Sul, Brasilia, y salió a la luz debido a las sospechas de la madre acerca de la enfermera.
Fernanda Aparecida da Conceição Borges, de 25 años, era una de las cuatro enfermeras que se turnaban para cuidar a una niña de 10 años, postrada y en régimen de internación domiciliaria. En las últimas horas, y tras viralizarse las agresiones a las que sometía a la pequeña, renunció a su empleo.
El pasado viernes, la enfermera fracturó el brazo de la paciente, hecho que quedó grabado en cámaras y se hizo viral.
Tiempo atrás, la madre de la niña contrató atención domiciliaria a través de su plan de salud. La empresa, a su vez, designó un servicio tercerizado, prestado por una cooperativa, para cuidar a la niña.
Beatriz nació con el síndrome de Moebius, un trastorno neurológico que afecta los nervios craneales que controlan los músculos de la cara y los ojos. La enfermedad provoca un deterioro motor de la cara, lo que da lugar a una escasa expresividad facial.
“A causa del síndrome, mi hija desarrolló otras anomalías. Ella también es autista en el nivel cuatro de apoyo, considerado el más severo del espectro. Ella no habla, ni camina, ni come. Por lo tanto, depende al 100% del cuidado de los demás”, cuenta la madre, cuya identidad no se divulgó, en declaraciones recogidas por el portal noticioso Metrópoles.
Fernanda y otras cuatro enfermeras de la cooperativa se turnaban para trabajar turnos de 12 horas en la casa familiar. En la práctica, la mujer pasaba alrededor de cuatro jornadas seguidas cada semana cuidando a Beatriz en turno diurno.
Sin embargo, hace aproximadamente un mes, la madre de la niña comenzó a dudar de la competencia de Fernanda y solicitó que la empresa la reemplazara, pero no tuvo éxito.
Durante este período, comenzó a notar hematomas en su hija, algunos de los cuales fueron detectados por las otras enfermeras cuando llegaban para comenzar sus turnos. En ese momento, un médico del equipo que asiste a la niña advirtió a la madre sobre cambios en su comportamiento.
Ante el temor de que algo le pudiera pasar a su hija, y ya sospechando de Fernanda, la madre decidió instalar cámaras de seguridad en toda la casa, una de ellas en la habitación de la pequeña.
“Mi hija no verbaliza y tampoco llora. Así que no podía demostrar que estaba siendo atacada o herida. Debido a su autismo, se autolesiona y tiene dificultades; no sabíamos si los moretones eran producto de estos episodios o si eran por agresiones de la cuidadora”, explica la mujer.
Los hechos de agresión ocurrieron entre el jueves y viernes pasados, la mayoría de ellos mientras la niña dormía. Todos los días, la madre veía las imágenes en las que la habitación de su hija tenía la luz encendida, pues no tenía idea de que estos ataques estaban ocurriendo mientras ella dormía.
Las imágenes publicadas por el citado medio muestran cómo Fernanda acuesta a la niña, la tira del cuello y le da puñetazos en las rodillas. Luego cubre el rostro de la niña con un paño y, finalmente, le tuerce un brazo, momento en el que se produce la fractura. Esa última y grave acción tuvo lugar el viernes.
?? Técnica de enfermagem quebra braço de menina acamada no DF
— Metrópoles (@Metropoles) February 25, 2025
Câmera de segurança instalada no quarto da criança de 10 anos registrou momento em que cuidadora agride fisicamente a vítima
Leia: https://t.co/Wf6zb4eoY7 pic.twitter.com/3a3uEQCIYg
En otra grabación se ve a la enfermera abofetear a la paciente, y también cómo le tira de la oreja y le llena la boca de gas, hasta que la niña ya no puede cerrar los labios. “Ella hizo esto para que mi hija no babeara y no tuviera que estar limpiándola todo el tiempo”, dice la madre.
Brazo fracturado
En la madrugada del sábado 22, la madre se percató de la fractura en el brazo de la niña, luego de que la extremidad quedara completamente hinchada y enrojecida. “Tuvimos que llamar una ambulancia para llevarla al hospital. En la unidad, los profesionales constataron que tenía un brazo roto y fracturas en varias articulaciones del cuerpo, las cuales ya se estaban recuperando, por lo que eran de agresiones anteriores”, relata.
La familia de la niña ni siquiera tuvo tiempo de confrontar a Fernanda sobre las agresiones, pues justo después de terminar su turno, el viernes, la mujer renunció a la empresa que brinda el servicio de atención domiciliaria y dio de baja su línea telefónica. “Está incomunicada, no tenemos información sobre su paradero”, afirma la madre.
“He estado llorando durante dos días. Es un gran dolor saber que mi hija pasó por esto. Siento que no puedo dormir porque necesito protegerla”, lamenta la madre.
La niña pasó el fin de semana en el hospital y el lunes regresó al régimen domiciliario.
La madre de la niña denunció el hecho en la Comisaría 12 de Taguatinga Centro, donde el caso se caratuló como delito de lesiones corporales.
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