Decenas de metros de tela, cientos de horas de bordado y los textiles más exquisitos: la semana de la Alta Costura es la más grandilocuente de todas. Los diseños están pensados, en su mayoría, para fiestas y galas —siempre se ve alguno en la ceremonia de los Oscar— y, por lo tanto, resultan lejanos para la mayoría de los mortales. De todas formas, es un deleite para la vista y el resto de los sentidos.
A pesar de ser la más conceptual de las semanas de la moda, algunas de las tendencias claves luego se pueden ver en las colecciones de ready-to-wear, aunque de forma más diluida. Y, eventualmente, llegan a las tiendas de consumo masivo. Para las maisons es la oportunidad de materializar su visión y demostrar la capacidad técnica de sus talleres. Para el resto del mundo de la moda, es como el oráculo de Delfos.
Esta edición primavera 2022 —que concentró la mayoría de los desfiles en París— comenzó el 24 de enero con el desfile de Schiaparelli. Daniel Roseberry presentó 32 looks en blanco, negro y dorado. “Me di cuenta de que lo que me emocionaba en ese momento era algo diferente, contenido. De repente el color se sentía errado. También el volumen. Todos los trucos que usan los diseñadores de alta costura (incluyéndome) se sentían vacíos: las grandes siluetas, los metros de tela, el volumen”, escribió el diseñador.
La colección de Dior también fue medida en cuanto al uso de colores y se encargó de honrar la tradición del bordado en India con una paleta neutra. “Compartimos una conexión porque en Italia —mi país de origen— y en India hay un problema generacional y el savoir-faire (saber hacer) está desapareciendo. Las familias incentivan a sus hijos a que estudien y que se conviertan en doctores, por ejemplo, porque en la moda hablamos mucho de quién hace el dibujo y no del resto de la cadena, que hacen un trabajo muy importante”, dijo la directora creativa de la marca, María Grazia Chiuri, a The Guardian.
Estas fueron algunas de las tendencias más importantes que se vieron en estos días.
Son los nuevos años 20
Desde el año pasado los analistas de tendencias hablan de los “nuevos años 20”, trazando un paralelismo entre la actualidad y lo que sucedía hace un centenar de años. En 1920 el mundo se encontraba celebrando el final de la Primera Guerra Mundial con una vibrante escena cultural, el comienzo de la liberación sexual y de la mujer y la gran prosperidad económica (hasta la caída de la bolsa en 1929). Se estima que lo mismo va a suceder luego de que pase la pandemia: predicen un boom en la industria del turismo, en las fiestas y el consumo —en cierta medida algo de esto se vio hasta la llegada de la variante ómicron.
Esto estuvo reflejado en la moda y en esta temporada se pudieron ver varios elementos característicos de los 1920 como los vestidos estilo flapper, rectos y con la cintura baja, y patrones reminiscentes al art déco.
Chanel, Alexandre Vauthier, Alexis Mabille
Medias como protagonistas
Hasta ahora las medias de nylon tendían a cumplir un rol más que nada funcional: cubrir las piernas cuando hacía frío. Sin embargo, esta temporada las medias volvieron a cobrar protagonismo, de la misma forma que lo hicieron las de colores en los años 60 y las de red en los 90.
Dior, Giambattista Valli, Valentino
Restringir el cuerpo para liberarse
Contra todo pronóstico, los corsés están de moda. Esta temporada, mientras algunos diseñadores optaron por celebrar las curvas de las mujeres —Valentino debutó con su primera colección de Alta Costura con modelos de talla grande, algo histórico para la industria— otros hicieron lo contrario. El mejor ejemplo es el de Glenn Martens para Jean Paul Gaultier, que diseñó un top que ajusta todo el torso de la modelo, hasta los brazos, y lo combinó con un jean holgado, para contrastar.
Jean Paul Gaultier, Schiaparelli, Alexis Mabille
Más que un simple vestido blanco
Los colores neutros fueron los protagonistas y la mayoría de las maisons optaron por una paleta de blanco, gris, negro y beige. Esta restricción en cuanto a los colores desafió la creatividad en las siluetas, lo que resultó en una gran selección de vestidos blancos. Algunos de líneas simples, como el de Dior, y otros más maximalistas, como el de Elie Saab.
Dior, Valentino, Elie Saab
Hombreras y moñas: volvieron los 80
Todas las temporadas algunos elementos claves de décadas pasadas hacen su regreso y esta vez fue el turno de las hombreras y moñas de los 80. Los dos elementos están en espectros opuestos, mientras que uno está asociado a la sastrería masculina, el otro es un clásico de la indumentaria femenina (salvo que hablamos de la realeza de Francia previo a la Revolución).
Alexandre Vauthier, Viktor & Rolf, Azzaro
El centro de miradas
Los vestidos y abrigos voluminosos estuvieron presentes en prácticamente todas las colecciones de esta semana de la Alta Costura. Están diseñados para mujeres que no temen ser el centro de atención ni ocupar espacio, son una proclama que dice: “Aquí estoy yo”. Y si no es con volumen, el mismo efecto puede ser alcanzado con los brillos, desde la pedrería hasta las clásicas lentejuelas.
Valentino, Jean Paul Gaultier, Azzaro
Combinación inusual
La combinación de vestido y pantalón es inusual y hasta contraintuitiva, ¿para qué agregar más volumen? Sin embargo, últimamente se ha convertido en una de las favoritas de los diseñadores de moda. Y con razón: es elegante y fresca. Puede ser en monocromo, con dos colores que contrasten o incluso con lentejuelas, para darle un giro más divertido.
Valentino, Giambattista Valli, Valentino
Una experiencia religiosa
La pandemia ha interpelado a la humanidad y los diseñadores de moda no son la excepción. En varias colecciones aparecieron siluetas y motivos vinculados a lo religioso: como los vestidos estilo sotana de Fendi, los tocados de Schiaparelli que recuerdan a la aureola de la Virgen María o la chaqueta de Alexis Mabille que recuerda el atuendo de las monjas.
Alexis Mabille, Schiaparelli, Fendi
