El aparatito, que se vende a 20 dólares a través de la web, es un invento de gran utilidad, al menos en opinión de sus creadores.

¿Por qué? En primer lugar porque el peine en cuestión es ajustable a varios modelos de teléfono, y su mango lo hace más fácil de sostener a la hora de hacer una autofoto. Además, su pequeño espejo ayudaría a buscar el mejor ángulo para la imagen.

Entre otras virtudes, los fabricantes apelan al argumento que desde la invención de la navaja suiza ha sido un éxito comercial: todo artefacto que sume prestaciones resulta atractivo, ya se trate de artículos realmente prácticos como un llavero con linterna o un lápiz con goma incorporada u otros de dudosa utilidad, como zapatos con luces o gorras con hélices.

Los creadores del cepillo selfie subrayan asimismo que su aparato tiene ranuras que permiten conectar al teléfono auriculares "para disfrutar de la música o hablar por teléfono mientras se peina".

Y en plan de enumerar virtudes, no dejan de mencionar que llevar el teléfono encastado en el cepillo hace que sea más voluminoso y por tanto más fácil de encontrar en la cartera.