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Del papel a Instagram

La vuelta del indio y su Patota: el regreso de Guambia

La cuarentena fue la musa para que los viejos dibujantes de la histórica revista decidieran publicar nuevo material en Internet

19.04.2020

Lectura: 7'

2020-04-19T06:00:00
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Por Leonel García

Volvió Guambia, o al menos su espíritu. Un grupo de WhatsApp, la camaradería generada en más de 30 años de vida de la histórica revista "de humor y afines" y la pandemia de coronavirus obraron para ello. Lo hizo a través de Internet (guambia.uy) y por Instagram (guambiaconelcoronavirus). Ahí volvieron las caricaturas de Miguel Casalás, las viñetas subidas de tono de Eduardo Hornes, la psicología hecha dibujo de Álvaro Alcuri, la religiosa irreverencia del Flaco Jesú de Luis Tunda Prada y mucho más. Además de la vuelta del histórico indio, ahora con tapaboca y alcohol en gel, y de la tipografía clásica de esta palabra tan uruguaya, lo que cabalga de nuevo es La Patota de Guambia.

Es que Antonio Dabezies, único e histórico director de esta revista nacida en 1983, de las cenizas de la también mítica El Dedo (a la que solo siete números le alcanzaron para volverse inolvidable), se apresura en aclarar que "no es una publicación oficial" y que él no tiene "nada que ver". Esta movida, deja en claro a galería, no cuenta con su aprobación, pero tampoco piensa hacer nada por impedirlo.

Más allá de las viñetas gráficas que la hicieron conocida, era una revista periodística, que incluía los famosos "reportajes sin corbata", notas de actualidad y columnas políticas como las de Zelmar Lissardy. Guambia, por cuyas páginas pasaron periodistas como César Di Candia, Milton Fornaro, Darío Klein y Jorge Burel, así como escritores de la talla de Julio César Castro (Juceca) y Leo Masliah, nació en plena dictadura, a la que cuestionó con la irreverencia que solo el humor permite, característica que continuó por los 15 años siguientes (su afinidad con el Frente Amplio siempre fue evidente). Tuvo una vida independiente hasta el año 2000, cuando ocurrió su primera bajada de cortina. Antes del final, el éxito había permitido publicaciones paralelas como la Guambia Verde y la Guía de Turismo. Hubo una segunda etapa, entre 2003 y 2012, como suplemento semanal del diario Últimas Noticias. Con la desaparición de este periódico, la revista dejó definitivamente de salir.

Lo que se busca ahora, en cambio, es el humor, la catarsis en época de pandemia, reducir el tiempo que demora la tragedia en volverse comedia. "Nosotros teníamos un grupo de WhatsApp, ‘Los boludos de Guambia', que había armado Tunda para un cumpleaños suyo. El grupo se mantuvo y siempre había uno subiendo algún dibujo, alguna pavada, para la cosa interna", dice a galería Miguel Casalás, quien estuvo en El Dedo, en su génesis en el semanario Opción, clausurado por la dictadura, y durante toda la primera etapa de Guambia. "Pero con todo esto de la cuarentena, aparecieron chistes de (Héctor) Anzalas y (Eduardo) Hornes, Darío Klein los repiqueteó en Facebook e Instagram, y cuando queríamos ver ya teníamos una página web".
Casalás se ríe con el hecho de que si la crisis de principios de siglo fue la que obligó al cierre de Guambia, una a escala mundial ha provocado su regreso.

Darío Finelli, quien era el cadete en Guambia en 1991 ("tenía 17 años, era la mascota en realidad"), fue el encargado de hacer la página web. A poco de entrar en la revista, a insistencia suya, Dabezies lo colocó en el departamento gráfico. Como el vínculo con sus compañeros siguió todos estos años, era el número puesto a la hora de crear el portal de La Patota. "No hay un proyecto atrás. Esto surgió espontáneamente. Lo que ves es lo que hay. Sí, estamos alborotados por la repercusión y la cuarentena. No había nada armado y surgió de la nada", cuenta.

Al principio, el material existente se limitaba al humor gráfico (a cargo de Álvaro Rodríguez, Leo Infantini, los hermanos Álvaro y Tata Alcuri, Martín Tincho González, Oscar Franco, Daniel Jardim, Casalás, Anzalas y Hornes), pero ya en la semana anterior a Turismo comenzaron a subirse las primeras notas, siempre con el objetivo de hacer reír.

"Esto es todo honorario, sin cobrar ni cobrarle a nadie, para divertir a la gente. De hecho, ese es el lineamiento principal. Estamos tirando cosas que se te ocurren en tu casa, te despertás de la siesta y mandás algo. No hay una línea política ni editorial, lo hacemos en la medida que podemos. Y a diferencia de antes, en el papel, ahora no hay limitaciones físicas de espacio", dice Casalás.

¿Regreso a las canchas? Dada la repercusión, ¿se podría pensar en una vuelta de la revista? Finelli es cauto, dice que en otros momentos hubo una intención que finalmente no se concretó y que este regreso online es hijo de la coyuntura. "Esta es una situación particular, no sabemos cómo sería de otra forma".

En este caso, necesariamente habría que hablar con Antonio Dabezies, el padre de la criatura, quien en diálogo -vía WhatsApp- con esta revista no ocultó sus aprensiones. El excadete devenido diseñador asegura que Dabezies "dio el OK" para este emprendimiento, a partir de un nexo con La Patota (Mateo Chiossi).

"Obviamente se habló con él", dice por su lado Casalás. "Antonio tiene terror y pánico de no saber qué es lo que va a pasar, pero dio para adelante. ‘Tengan cuidado, no hagan nada que me haga comer un juicio', nos dice".

El caricaturista -quien desde hace casi 30 años está en la página editorial de El País- ubica esta iniciativa como parte de una movida internacional (que implica músicos, profesores, artistas) que ofrece sus servicios por Internet para entretener a la gente. "Vos tenés que quedarte en tu casa y precisás distraerte". Y sobre el día después, tan esperado por todo acuarentenado, Casalás también se anima a soñar: "Estamos teniendo una repercusión impresionante. Por ahora, esto va a seguir siendo así. Luego... luego se verá si se puede hacer un sitio digital, libre o con suscripción, si es viable o no, y los que quieran estar, estarán. Pero, por ahora, estos son tiempos de disfrute, ¡como no hay temas de política en el medio, están saliendo cosas impresionantes!".

LA VOZ DEL CACIQUE

"Mirá... yo no tengo nada que ver", dice antes que nada Antonio Dabezies sobre este regreso de La Patota que él dirigió en Guambia (y en algunos casos en El Dedo). "En realidad son algunos de los exdibujantes que se tiraron por cuenta propia y sin coordinar nada conmigo". Dabezies, alias el Mudo, periodista de muy vasta trayectoria y ciudadano ilustre de Montevideo desde el año pasado, aclara que no está contra los impulsores de esta iniciativa, "ni que los desautoriza", ni busca "provocar una polémica pública", pero solo pide que se deje claro "que son exintegrantes de la revista y que para nada es una página oficial en la que usan el nombre y el logotipo...".

"Obviamente, yo NO autoricé que usaran el nombre", escribe vía WhastApp, con el no en mayúsculas. "Me dijeron que querían publicar dibujos, y les dije que lo hicieran (ya lo venían haciendo algunos) y como sé que muchos son buenos además de muy capaces, en principio no tenía inconveniente. Después se desmadró un poco la cosa; pero ya te digo: no quiero hacer de esto una polémica, y mucho menos una denuncia", concluye.