La pandemia suspendió unos proyectos y sembró otros; cerró fronteras pero tendió puentes. Frustró la intención de la actriz argentina Julieta Díaz, la de las películas Dos más dos o Corazón de León, la de las series Locas de amor, En terapia o Secretos de familia, de cruzar el Río de la Plata y venir a ver un toque de El Astillero, ese trío de autores e intérpretes integrado por Garo Arakelian, Gonzalo Deniz y Diego Presa. Pero en su lugar, Gervasio Troche, un dibujante uruguayo nacido en Argentina que ha colaborado con Julieta ilustrando la poesía que ella escribía y subía a su cuenta de Instagram, le sugirió que escuchara la música de Diego, el de Buceo Invisible, el de los cuatro discos solistas.
Eso generó un vínculo que desembocó en El revés de la sombra, una unión de letras y músicas que navega por el pop, el rock, el country, el folklore, el amor, el desamor, la luz y la oscuridad, a lo largo de 16 minutos y 48 segundos divididos en seis canciones. Editado por Bizarro, grabado en marzo en el Estudio Tavella, en Montevideo, este extended play (EP) estará disponible en tiendas digitales desde este viernes 25.
Y todo comenzó... ¿por qué no mejor lo explican ellos? Claro que, para eso, tendrían que ponerse de acuerdo en quién lo cuenta.
Julieta Díaz: ¿Querés arrancar vos, Diego? ¿O lo digo yo?
Diego Presa: No, contalo vos que lo contás muy bien.
JD: ¡Qué guacho! (risas) Fue una génesis muy linda. Lo conocía de El Astillero, luego de Buceo Invisible, y como solista me acompañó mucho en esta cuarentena. Todo por Spotify. Creo que alguna vez me había escrito con alguno de los chicos por el Twitter de El Astillero. No sé si lo manejabas vos, Diego, creo que no...
DP: No, lo manejaba Gonzalo (Deniz).
JD: Antes de que comenzara la cuarentena quería ir a Montevideo a ver El Astillero, ¡estaba muy fanatizada! Y al final, esos viajes no se pudieron hacer. Y Troche, que es el dibujante con el que subía a Instagram mis textos, mi prosa poética, me comentó que escuchara a Diego como solista. Y ahí quedé enganchada con su universo musical, su poesía, su manera de interpretar. Y me detuve mucho en él, me acompañó mucho su mirada en el proceso personal que tuve, esa mirada poética, filosófica, desde un universo muy particular. Lo empecé a seguir en Instagram y él también empezó a conocer mi poesía. Y empezamos a charlar de música y de músicos. En un momento me dijo que le gustaban las cosas que subía. Él me tenía como actriz y no sabía que yo había hecho colaboraciones con músicos y músicas. Entonces le dije: "Che, ¿por qué no hacemos una versión de algún músico que nos gusta?". Nos gustaba Anohni, Antony and the Johnsons, David Bowie o incluso le dije de hacer algún tema de él. "Dale, pero si querés mandame alguno de tus textos y quizá se me ocurra algo", me contestó. Ahí arrancamos y no paramos. Fue como un rapport muy natural. Teníamos tiempo los dos.
Compinches artísticos. Aun a través de un Zoom a tres puntas con Galería se puede percibir que la complicidad artística se convirtió en camaradería. Diego Presa (45) está en su casa en el Cordón, buzo oscuro y pañuelo colorido al cuello. Julieta Díaz (43) está en la cocina de su hogar en Buenos Aires, "en el Centro, en Barrio Norte, por ahí", preparándose un té con miel porque tiene "la garganta cansada" y dejando unas papas en remojo. Pese a que ya había colaborado a un nivel más amateur con músicos como Lito Vitale y Javier Montalto, esta es la primera incursión en el mundo discográfico de Julieta, incluyendo letras suyas, además de las de Diego y otras compartidas, con estudio de grabación, sello y productor, el propio Presa.
"Básicamente, el trabajo consta de textos de Julieta que yo trabajé musicalmente. También hay algún texto mío, otro que trabajamos juntos. Para simplificar: la mayor parte de los textos son de Julieta y las músicas son mías. Yo lo podría catalogar como vertiginoso y muy intenso al proceso creativo. Desde el primer texto a la última canción que grabamos pasaron menos de dos meses, desde fines de enero a fines de marzo, que fue cuando grabamos, acá en Montevideo. Coincidió que tenía que venir a trabajar y aprovechamos. Pero no lo hicimos de manera apurada, se dio así", cuenta Diego.
Desde afuera, más allá del universo poético de Julieta, conocido para sus seguidores en Instagram, sus experiencias musicales y el hecho de que hace 10 años estudia con la reconocida coach vocal argentina Katie Viqueira ("Yo hoy canto en gran parte gracias a ella"), podría pensarse en una extraña pareja. Ella, un nombre vinculado a los premios Martín Fierro, a las series de Pol-Ka, al Chueco Suar, a videoclips de Maná, Gustavo Cerati o Residente y a más de 450 mil seguidores en Instagram; él, un músico conocido en Uruguay, de una vasta trayectoria, pero que definitivamente no es de consumo masivo. Ella conoció El Astillero a través de "un amigo artista" y él...
¿Qué viste en Julieta como cantante? Porque su reconocimiento es como actriz.
DP: Es una buena pregunta... No hubiese encarado un trabajo con nadie sin haber escuchado o leído algo de ella, más allá de que es alguien muy popular. Pero escuché sus colaboraciones con Vitale, con Montalto, y me sorprendió mucho su voz, que es preciosa, y su forma de interpretar. Y también veía los textos que subía con Troche y apreciaba su voz poética. A partir de ahí también se da este encuentro, el poder conocer e intuir por dónde iba su viaje poético y su voz.
Hablás de su popularidad, ¿no te intimidaba esa fama? La televisión, el cine..
DP: Sinceramente, no. Yo me vinculo con la persona y me concentro en el proceso del trabajo. Todo el resto me resulta (piensa)... divertido. No es algo que me condicione a la hora de vincularme o trabajar con Julieta o alguien.
Letras y músicas. El título del EP es un verso de Descubrir, la canción más extensa (3:39) y más rockera del trabajo, cantada por Julieta de una forma que provoca esperanza y angustia a la vez. El disco incluye un pop diáfano en Flor de agua, tonos más dark en Minotauro y Perro, los dos temas en los que predomina la voz de Diego, más el country-rock de Beso, que con su tono juguetón y su brevedad se convirtió en el corte de difusión, y Rojo, una zamba-cueca-pop que se volvió la favorita de la hija de seis años de la argentina. Pero la tentación de preguntar es más fuerte, y...
El título, El revés de la sombra, ¿es una versión positiva de El lado oscuro de la Luna (de Pink Floyd)?
DP: Es posible interpretarlo así, ¡está muy bien!
JD: ¡Me encanta (sonríe con toda la cara)!
DP: En realidad, los títulos que a mí me gustan tienen distintas interpretaciones, y nos parecía que El revés de la sombra tenía esa ambigüedad.
JD: Es una frase poética de Diego. Yo quedé fascinada con esa letra y esa metáfora. Es como dice él, no es algo plano, tiene muchas interpretaciones, hay luz y sombra en el mismo texto. Al menos para ahí se me fue la cabeza.
Es un trabajo ecléctico, ¿de dónde se nutrieron para confeccionar el disco?
DP: Nosotros charlamos mucho con Julieta de las músicas que nos gustan: Bowie, Antony and the Johnsons, Leonard Cohen, Chico Buarque, Joni Mitchell, Eduardo Darnauchans. Conversamos sobre ellos y sobre pasarnos discos. También nos ha marcado mucho Gabo Ferro, fallecido el año pasado, hablamos de su presencia y su ausencia. Y todas esas conversaciones nutrieron a las canciones, tanto en la influencia musical como en la intención poética.
Hace tiempo en Argentina y también en Uruguay se habla de grieta y de crispación. Sin embargo, las letras de este trabajo son existencialistas, hablan de amor, de desamor, de soledad, de vida pero dejando traslucir la muerte. ¿Buscan ser un remanso en estos tiempos? ¿Ser una pausa?
JD: Yo no busqué nada conscientemente. Sí escribo por sensaciones, por necesidad; a veces es por una alegría, por una tristeza o por una pregunta que no me termino de responder, y empiezo a buscar la respuesta en el papel. Están las grandes cuestiones de la vida y también la arbitrariedad de la poesía. Si busco un remanso es para mí, por las ganas de contar algo en una canción; si llega al otro, si consigo ese remanso para los demás, es alucinante.
DP: Uno siempre termina hablando de esas cosas, de los cuatro o cinco grandes temas de la vida sobre los que giramos. Ahora, Julieta tiene una exposición mucho mayor que yo y ya ha expresado sus opiniones políticas, ¡mirá la taza si no! (N. del R. Julieta está tomando el té en una taza con el rostro de Eva Perón dibujado). Es interesante el diálogo entre un contexto político y los grandes temas que atraviesan la existencia. Muchas veces, en momentos políticos complicados, hay búsquedas poéticas que tienen que ver con zambullirse, viajar hacia adentro y responder preguntas existenciales fuertes. Hay una intención de golpear poéticamente, no de evadirse.
Diego, luego de tus discos, los trabajos con Buceo Invisible y El Astillero, ¿qué lugar pensás que ocupará El revés de la sombra en tu carrera?
DP: Lo voy a tener que ir pensando, me daré cuenta con el tiempo. De pique te diré que es una colaboración superintensa para mí. Hay una voz poética distinta, que es la de una mujer. Eso abre nuevos puntos de vista.
Julieta, ¿qué aprendiste y qué aportaste?
JD: Más allá de lo que aprendí con Katie (Viqueira), en el estudio laburé con Diego, como artista completo y como productor. Yo no toco instrumentos, pero una de las cosas que podía aportar más es la interpretación, que es lo que vengo haciendo hace 25 años como actriz. Algunas canciones me costaron... A Descubrir hubo que trabajarla mucho. Le pedí a Diego hacer algunas tomas y me dijo que probara todo lo que quisiera, pero luego me ordenó: "Ahora lo hacés de nuevo y te olvidás de todo lo anterior". Y funcionó. Él no solo es productor y músico, sino que también canta y lo hace muy bien. A mí en Descubrir me costaba reconocerme.
¿Y ahora?
JD: Y ahora estoy acostumbrándome. Yo le decía que confiaba en él y me tiraba al agua. En Beso (el corte de difusión), todo fluyó enseguida. Esa la escribió Diego pensando en que la cantara una mujer. Yo la siento como si la hubiera escrito yo, es sencilla, fácil de cantar.
Presentación y después. Diego lleva más de 15 años como docente y tallerista de música para escolares y preescolares, tarea que adora y dice hacerle muy bien. No la relaciona con su rol como compositor o productor. "Acá, con Julieta simplemente traté de buscar la mejor versión nuestra para cada canción". Padre de dos hijas grandes, de 16 y 20 años, cuenta que a ellas les gustó mucho escuchar sus canciones cantadas por una mujer.
La hija de Julieta, Elena Antonia, sí se sorprendió de ver a mamá en un nuevo rol. "Le puse Beso y me preguntó: ‘¿Sos vos?'. Le dije que sí y no me reconoció. Le puse todo el disco y le gustó mucho Rojo. Y de pronto se tiró al piso y me dijo: ‘Yo soy la dulzura'. Es que en una parte la letra dice: ‘Frente al espejo una figura / y la dulzura se rompe'. ¡Se tiró al suelo y dijo que era la dulzura! ¡Sí, vos sos la dulzura, mi amorrr!", (se ríe).
El disco sale a la venta en plataformas digitales. ¿Les cae simpático que no se venda en soporte físico?
DP: Yo no quiero sonar reaccionario, pero a mí me gusta mucho lo físico. El poder leer las letras mientras escucho las canciones, tener un librillo que diga quién tocó, dónde se grabó, todas esas cosas que nos gustan a los melómanos y que extraño mucho. Era una obra en sí misma, una estructura con un sentido. A eso lo reivindico, no me gusta mucho esta manera de los soportes tecnológicos.
JD: No lo pensé demasiado; digo, es mi primer EP... Como consumidora, yo escuché casetes, los vinilos de mi abuela, luego los CD que todavía tengo y mis amigos se ríen de que los tenga, ¡si ya no tengo reproductor! Ahora, atendiendo a Diego con su mirada de músico... sí, yo haría un link hacia la información, que tendría que estar, que es una falta de respeto que no esté, ya que hay tanta gente involucrada. Pero ahora que están de moda los vinilos, me parecería buenísimo que El revés de la sombra también salga así. Debería haber un equilibrio. Yo celebro la tecnología, la practicidad de tener todo a mano, pero entiendo que es un tema polémico. Yo, por caso, nunca leería un libro en formato digital.
Sale este viernes. ¿Qué van a hacer con él? Todavía estamos en pandemia.
DP: Vamos a esperar a presentarlo en vivo. El streaming es una herramienta, sí, pero es insustituible la experiencia del vivo. Queremos tocarlo acá (Uruguay) y allá (Argentina). Ese es nuestro deseo.
JD: Toda la parte del proceso creativo y poder presentarlo al mundo es alucinante. Pero para mí es la mitad de un todo. Queremos la otra mitad: tocarlo en vivo, con una banda. Vivimos en países distintos, requiere logística, la pandemia lo hace complejo. Pero esperaremos...
Finalmente, ¿cómo definirían a este trabajo? ¿Un encuentro casual? ¿Una catarsis? ¿Una posible alternativa laboral en épocas de crisis? ¿Un experimento? ¿Un "por qué no"?
DP: Yo creo que es un encuentro estimulante. Artística y personalmente.
JD: Sí, estoy de acuerdo con eso. Y de forma más personal, diría que es parte de un proceso interno mío de cantar e interpretar, parte de un camino que fui buscando pero que se dio de una manera natural. Sin imponerlo se fue dando, y lo festejo como una manera personal de expresión.
¿Cómo han sobrellevado estos tiempos pandémicos?
DP: A fines del año pasado no pude presentar mi disco (N. del R.: su cuarto disco solista) en el Solís; eso quedó para este año. Traté de encarar estos tiempos de la manera más sana y creativa posible. Fue un viaje hacia adentro para tratar de escribir y reflexionar sobre este contexto particular. Básicamente fue eso: sumergirse en uno mismo, en cosas existenciales, donde emergen sombras y luces. Es un tiempo que da para pensar mucho.
JD: En principio, como había tenido mucho laburo, tenía un colchón para bancarme un tiempo sin trabajar. No me preocupaba tanto mi situación presente, sí la futura, sí el país y sí mis compañeros de actuación. Pero poder pagar el alquiler y poder estar en casa era para agradecer. En lo personal, como no tenía una preocupación inmediata, este tiempo me sirvió para bucear mucho internamente. Fue interesante, duro por momentos, pero el proceso me puso muy contenta. Fue una época muy creativa, de agradecer que tengo la familia bien, un compañero de crianza de mi hija del que estoy separada pero que en lo referido a la niña está muy presente... Por eso mi aislamiento y cuarentena fue muy creativa. En parte, de ahí salió El revés de la sombra.
¿Ustedes creen que saldremos mejores personas de esta pandemia o no?
JD: No sé... creo que no va a cambiar nada. ¡Pah, qué pesimista (risas)! Ojalá sirva para que sí seamos mejores, aunque suene raro decirlo. Pero lo cierto es que tengo más preguntas que respuestas...
DP: Este contexto arrojó luz sobre cosas que parecen obvias y que tienen que ver con la injusticia, que nos golpea en la cara y aparece descarnada. Otra cosa que la pandemia reveló es el lugar que ocupa la cultura para la clase política: un lugar prescindente, secundario, casi ornamental, bastante sencillo de prohibir. Eso no solo es acá y atraviesa todas las ideologías de la clase política; lamentablemente, es así.
EL RESTO DEL EQUIPO
Como en formatos digitales no suele verse más que las caras visibles de los proyectos musicales y ante las sensibilidades melómanas de Diego Presa y Julieta Diaz, vale consignar el resto de los participantes en El revés de la sombra.
La banda está integrada por Ariel Iglesias en la batería, Checo Anselmi en contrabajo y Santiago Peralta en guitarras eléctricas. Julieta aportó su voz y Diego, voz, guitarra acústica, piano y coros, además de oficiar de productor.
El trabajo fue grabado en marzo en El Cuarto Tavella por Gino Maiuri y Martín Tavella (hijo de Santiago Tavella, histórico bajista de El Cuarteto de Nos), quien también hizo la mezcla y masterización. El diseñador fue Sebastián Santana y el trabajo de arte correspondió a Gervasio Troche. Se destaca también el "asesoramiento vocal" de Katie Viqueira para la actriz.