Contenido creado por María Noel Dominguez
Eleuterio Fernández Huidobro

Insalubre

LA COLUMNA DE FERNÁNDEZ HUIDOBRO

En su tan particular modo de expresarse, Mujica ha reiterado una y mil veces, hasta el cansancio, que los problemas referidos al análisis del pasado "reciente" sólo podrán ser encarados más o menos objetivamente cuando los protagonistas hayamos muerto.

02.10.2007

Lectura: 3'

2007-10-02T08:37:00-03:00
Compartir en
Se podrá coincidir o no con tales apreciaciones pero queda claro que ellas están referidas al pasado.

Lo sorprendente, y hasta alarmante, es Jorge Batlle.

En su también tan pintoresco modo de hablar, hace apenas una semana, tuvo palabras y propuestas para el presente y para el futuro.

Pero tan ancladas en el pasado reciente y remoto, tan enraizadas en él, que junto con la vergüenza ajena, corroboran las afirmaciones de Mujica y, además, las agravan enormemente.

Jorge sigue viviendo en el pasado. Y tanto, que lo propone para el presente y el futuro. ¡Pobre Viejo! Y: ¡Pobre Partido Colorado!

Si algún joven dudara hoy de la tragedia acontecida en el pasado, Jorge Batlle, aún vivo, sin morirse, se las aclara meridianamente: ¡Imaginénselo! joven y con todo el poder en sus manos. ¡Imaginénlo!

Si hoy ya viejísimo y derrotado; si hoy ya luego de haber fundido totalmente al país y al Partido Colorado sigue diciendo lo que dice, imaginen los jóvenes tan sólo por un momento lo que este extraño fenómeno reaccionario de la naturaleza era y fue capaz de hacer.

Es un ejemplar momificado en vida de lo que le tocó sufrir en el pasado a este país.

Sus viejos y reconcentrados odios y rencores, que tanta tragedia trajeron, siguen siendo sus espeluznantes banderas. Sus cartilaginosos y negros proyectos para el presente y el futuro de los Orientales siguen siendo sanguinolentas banderas.

Quiere volver a regarnos a todos con la purulencia suya; la del pasado. Es uno de los pocos especimenes de museo viviente que todavía no entendió que se terminó la Guerra Fría.

Entrenado como pocos para ella, no puede resistir, como perro de Pavlov, sus extranjeros reflejos ancestralmente condicionados.

Debajo de la maniobrita de poca monta y tan evidente, propia de muy bajas cavilaciones (la que trata de esconder al Partido Colorado bajo el poncho del Partido Nacional para ver si así sobrevive la colectividad que destruyó), quiere, ama, desea, dividir artificialmente a todo el país en "buenos" y en "malos". Está totalmente fuera de la realidad. Se fue del mundo. No sabe ni dónde está parado.

Menos mal que casi ningún líder joven le llevó el apunte. Todo lo contrario.

Monumento vivo a la estulticia y al fracaso. A la tragedia y al conflicto manufacturado. Al odio y al rencor. Patrimonio Nacional de la Desgracia podrá ser visitado próximamente por la gente y hasta se lo podrá tocar con un trapo, como al Viejo Vizcacha, desde lejos, mediante una caña larga.