Me lo advirtieron: "no será fácil".
Cuando lo conocí, el niño vivía en la calle: dormía en la caja de un camión, tenía su ropa y otras pertenencias (que incluían olla y cacerolas) en un escondrijo construído en El Prado y distribuídas en pequeñas bolsitas depositadas en bares estratégicamente elegidos. Todo Montevideo era su casa. Lo conocía mejor que yo.
No fumaba ni se drogaba. Trabajaba muchísimo y tenía el hábito de hacerlo: cuidaba coches, vendía caramelos en los ómnibus (que le daban los mayoristas a consignación: gozaba de crédito), limpiaba parabrisas, lavaba bares a la hora de cerrar y acomodaba sus mesas y sillas, distribuía pizza en bicicletas cedidas por los bares Era"conocido". Tenía "cartera de clientes". Estaba "adaptado" y "adoptado".
Pero no usaba horarios ni trabajos fijos: era "free lance".
No sabía leer pero conocía el dibujo de palabras y oraciones "claves". Sabía contar, sumar y restar, en especial billetes y monedas, a gran velocidad y mejor que un adulto.
Robaba mediante el género del "descuidismo". Pero tampoco cualquier cosa como veremos. Veía mucha televisión en los mejores aparatos del mercado: conocía las vidrieras en las que funcionaban televisores y seleccionaba los de mejor definición y mayor pantalla.
Era extremadamente elegante: conocía las modas mejor que una revista especializada. Las mejores marcas de ropa, cortes de pelo, perfumes, desodorantes, relojes, calzado No le gustaba usar cosas baratas o pasadas de moda. Era "clasista": no le gustaban los pobres. Quería ser rico o, por lo menos, como los ricos.
Enamoradizo, gustaba de las niñas más lindas de los colegios más exclusivos. Se enamoraba también de muchachas mayores que él siempre y cuando tuvieran auto bueno y lucieran muy bien vestidas. Las demás clasificaban en su estimación como "terrajas" al barrer.
Se comprenderá que trabajaba cuando andaba necesitando alguna de esas prendas O las robaba si quedaban "en banda". Aunque muy selectivamente, lo hacía sin tasa ni medida: tenía muchos relojes buenos y mucha ropa de marca.
Era generoso: regalaba cosas y dinero. Pagaba vueltas en los boliches donde sólo tomaba café o bebidas refrescantes.
Comía toneladas de alfajores que compraba por cajas. Conocía los lugares de ensayo de todas las murgas, a muchísimos murguistas, los tablados y, lo máximo, viajaba con ellos en camiones y "bañaderas" con la cara pintada. El carnaval era suyo. No ajeno.
Conocía los lugares de entrenamiento de los clubes de Primera División, concurría gratis a los mejores partidos según su leal saber y entender, los veía desde la cancha misma. Seguía (adentro de la cancha) los entrenamientos de la selección uruguaya y, un día, me trajo de ahí las canilleras de Francéscoli y un pito profesional que robó para mí.
A mi vez conocí su casa en un barrio de esos llamados marginales. A su madre y a su padre con quienes me comuniqué para darles aviso.
Quiero terminar diciendo que sin que ello sea para nada alguna imputación a su familia, era mejor, mucho mejor, que ese niño viviera en la calle.
Cierta vez le ofrecí un "hogar" para niños como él: me lo describió con pelos y señales porque ya había estado. El olor de los orines, los líos con los niños mayores, las agresiones, el riesgo de "tener que lastimar a alguno" e ir preso... "Si es tan bueno andá vos tío -me dijo- Lo que es yo, me quedo en tu casa".
No soportaba los horarios para levantarse y acostarse; para comer; para ir a la maestra; para bañarse, para salir y para volver a casa y menos, la ropa que le ofrecíamos: se sentía pobre y ridículo con ella.
Cuando el solcito de la primavera calentó las esquinas, voló. Abandonó los "cuarteles de invierno". Nos vimos varias veces.
Una tarde alguien con voz distinta me abrazó y besó en una esquina: su barba pinchó en mi cara. No es tan fácil
Niños en la calle
LA COLUMNA DE FERNÁNDEZ HUIDOBRO
Lo que sigue va dicho sin ánimo de crítica sino con el de simple constatación. En mi casa vivió un niño de la calle de quien me hice amigo. Tenía unos diez años y comenzaba el invierno. Disfruté del apoyo y asesoramiento de amigas y amigos del entonces INAME como así también de varias maestras.
18.09.2007
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