LA COLUMNA DE FERNÁNDEZ HUIDOBRO

Algo así como el sistema binario de la informática que, basándose apenas en un "cero" y un "uno" consigue colosales consecuencias. Cierta tarde al salir del Senado, Marina Arismendi festejaba la victoria de que por fin habíamos logrado, contra la coalición "rosada", "meter" en cierta frase de una Ley la conjunción copulativa "y" por la disyuntiva "o".

- ¡Metimos una letra!- exclamaba la entonces Senadora.

Es verdad pero además peor: no sólo existen personas sino que también ideologías y sistemas a los que les CONVIENE que sólo haya dos ideas. De otro modo se niegan a funcionar.

Resulta muy cómodo pensar así: simplifica, es fácil de explicar, ahorra trabajo mental y neuronas. Es confortable: el mundo cabe en media página tabloide con foto y todo.

Lo sufrimos: habiendo dispensado un largo reportaje acerca de Venezuela, no fue publicada ni una letra de lo dicho porque nuestros datos no coincidían con la tesis forzosa del periodista (tan disyuntiva que, afiliada acérrimamente al "cero" de su sistema, no podía admitir el riesgo de que se hablara acerca del decimal). Nos aplicó la censura para que lo no publicado deje de existir.

Como en la ex URSS, cuando el Secretario General (en este caso el de la Redacción) elaboraba la Hipótesis ordenándole a la Academia de Ciencias (o a sus periodistas en este caso) los descubrimientos necesarios para demostrarla "científicamente" sí o sí, agotando los medios para cumplir la orden (como dicen los militares), bajo apercibimiento de ir todos presos. La tarea era y es engañar a la gente y cobrar el sueldo.

Esta extravagante manera de pensar basa sus patas en una mutilación del pensamiento que exige aceptar como bueno todo lo que convenga a la ideología profesada (hasta cuando ella es peregrina). Dio y da lugar a muchos crímenes.

Uruguay tiene excelentes relaciones con Venezuela y mucho ha costado tenerlas. También las tiene, y debe tenerlas con Bolivia y Paraguay por razones que van mucho más allá de quién gobierne en esos y en éste país. Son tan obvias, que solamente un ciego por decisión de serlo, puede no verlas. Unicamente en cerebros disyuntivos y binarios puede caber la idea y hasta la leve noción, de que tenerlas con unos implica romper con otros.

Bachelet, Fidel, Evo, Tabaré, Lula, Chavez, y tantos otros serán, como la Historia enseña, importantes hechos políticos inexorablemente pasajeros. ¿O hay alguien que se anime a sostener que no?

¿Podemos ser tan irresponsables como para basar la estrategia internacional de un país en hechos provisorios?

¿Alguien sigue creyendo que hay un momento, un umbral, una conquista, que traspasada nos lleva sin retrocesos a otro mundo? ¿Queda todavía viva, en algún sitio, la momia de algún milenarista?

Parece que sí. Que las hay desorientadas pero atractivas para el turismo político que gusta de antigüedades que caminan como el ornitorrinco.

Nosotros pasaremos pero nuestros países estarán donde están. Las leyes de la economía y la geografía, por no querer decir de la geopolítica, sobrevivirán pese a quien pese.

Por ende, si queremos ser medianamente serios, la política internacional a largo plazo de un país (y la de todos), según además nos enseña la Historia, deberá basarse en los datos permanentes y tener mucho cuidado con las veleidosas fotos de la pasarela. Por ejemplo es evidente que Venezuela es vital para el Sur continental y nuestro Sur es vital para Venezuela. Gobierne quien gobierne Pensando en intereses propios obviamente. La unión de Brasil con Venezuela mucho más evidente aún.

La frivolidad será locura. O defensa de intereses ajenos al país. Ramplón oportunismo que puede estar muy bien financiado cuando los sirve.

Al decir de Mujica puede haber imbéciles de izquierda, centro y derecha. No son cosas incompatibles. Agreguemos que también el servilismo ideológico puede expresarse como se expresó, en las tres caras del tetraedro.