Muy cada tanto una serie se mete en nuestras casas y se mete en nuestras vidas; en eso pueden parecerse bastante a los libros. Los personajes nos acompañan unos días, o unas semanas, y cuando termina, sentimos la pérdida. Mare Sheehan es uno de esos personajes que calan hondo y se quedan con nosotros. Es la protagonista de la nueva miniserie de HBO: Mare of Easttown. La que probablemente se lleve varios Emmy cuando sea que se celebren. La que engancha por el crimen y retiene por los vínculos humanos. La que muestra a esta mujer tan real e imperfecta. A Mare la vemos comer comida chatarra como si tuviera arterias de hierro, la vemos partir al trabajo de mañana con un peinado a medio hacer y los ojos aún hinchados, la vemos otear las calles en busca de problemas que solucionar, aunque su propia vida se haya desmoronado ya y lo último que queda en pie esté a punto de caer. La vemos mirar con ojos adustos y actitud protectora a un pueblo que no le perdona su último caso no resuelto. Pero los reproches silenciosos le llegan, y no la dejan dormir en paz. Mare es Kate Winslet y Kate Winslet es Mare, el personaje de los que ha interpretado que, según ha dicho, más se parece a ella. Del que más le ha costado despojarse una vez terminado el trabajo.
Fue con esta serie (que el domingo pasado estrenó su séptimo y último episodio y está disponible completa en la plataforma HBO GO) que la actriz británica de 45 años incursionó en la producción ejecutiva. Quería involucrarse más desde las entrañas del proyecto. "Tomamos la decisión creativa de que esta mujer se mirara en el espejo cuando se lavara los dientes de mañana y no se volviera a mirar en todo el día. Así es ella. Como la mayoría de las madres ocupadas que conozco, como yo. De verdad soy así", contó a IndieWire.
Kate Winslet, que cumplió 21 años mientras rodaba Titanic, se dio de bruces con una fama bastante antipática, con los tabloides británicos cuestionando sus curvas y especulando con cuál sería su peso aproximado. Decidió que no estaba preparada para ese tipo de exposición y optó por un camino menos evidente; más alejado de la ruta previsible de los tanques taquilleros de Hollywood y más cerca de las historias que le interesaba contar. Así ganó a los 34 años su primer Oscar por El lector, en su sexta nominación (fue la primera actriz en acumular cuatro candidaturas con menos de 30 años); la primera fue a los 21 años con Sensatez y sentimientos.
En el rodaje de Mare of Easttown pidió que su trailer/camerino (como se mide en el set la influencia y el poder de un actor) fuera del mismo tamaño que el de los demás. "No creo en las jerarquías, especialmente entre actores. Tiendo a pensar que es mala, y es también donde se puede desperdiciar mucho dinero".

Kate Winslet y David Cross en El lector (2008)
Desde que es productora Winslet puede incidir también en el aspecto financiero, y es uno de los motivos por los que adora las entrevistas por Zoom (además de porque le permiten estar de calzas y sin más maquillaje que una máscara de pestañas): ahorrarse el dinero de los vuelos, los hoteles, los vestidos y toda la maquinaria de promoción que suele girar en torno a cualquier película y que ahora se soluciona con una videollamada. "Siempre ha sido tan incomprensible para mí; los bombos y los platillos y el dinero desperdiciado que podría mejor invertirse en más películas independientes o en construir fucking salones de clase". Así es Kate Winslet: una comandante de la Orden del Imperio Británico algo vehemente y cada vez menos preocupada por lo que se piense de ella.

La actriz ganó su primer Oscar a los 34 años, en 2009; era su sexta nominación.

En el mismo año la actriz ganó dos Globos de Oro, por El lector y Revolutionary Road, esta última dirigida por Sam Mendes, su segundo marido.
El tercer marido. De finales y nuevos comienzos está hecha su historia: se casó tres veces y de cada matrimonio nació un hijo. El primer marido fue Jim Threapleton, asistente de dirección en uno de sus primeros trabajos, con quien tuvo a su primogénita, Mia, a los 25 años.
Ya se había divorciado cuando conoció a Sam Mendes (director de Belleza americana, entre otros filmes). Se casaron y tuvieron a Joe (que hoy tiene 17), pero a partir de algunos rumores de infidelidad por parte de él decidieron ponerle fin a la relación. Después de siete años juntos se separaron en 2010, y ella dijo haber quedado con el corazón roto, pero apostó nuevamente al matrimonio cuando al año siguiente conoció a Ned Rocknroll (Edward Abel Smith es su nombre real), sobrino del magnate Richard Branson, con quien se casó en 2012 y tiene un hijo, Bear (de ocho años).
En su vida doméstica la pandemia la ha golpeado como a cualquiera, aunque admite ser una privilegiada. "Obviamente no estamos tan mal como otros porque vivimos en una linda casa, y estamos cómodos. Somos muy afortunados y no tenemos nada de lo que quejarnos, francamente. Estamos tratando de sacar lo mejor de un fucking desastre global", dijo a Vanity Fair. Por estos días muchos le han preguntado si volvió a ver su película Contagio (2011), que en plena pandemia se volvió una de las más vistas del catálogo de Warner Bros, y respondió que no: "¿Qué están haciendo? Es una película aterradora. Dejen de mirarla".

Con Leonardo DiCaprio: coprotagonistas en Revolutionary Road
Para la actriz, la pandemia también ha sido un ir y venir de mensajes de texto con viejas amistades, como Emma Thompson, a quien conoció en Sensatez y sentimientos. Un mensaje de su colega, según contó a Vanity Fair, puede decir: "Winslet, ¿dónde mierda estás? Hace años que no nos vemos. Debes tener como 100 años ya", o incluir una foto del nivel que alcanza el vino en sus copas una noche de viernes.
Durante el confinamiento su padre, Roger, se mudó a la casa de su hija para no estar tan solo pues su esposa, madre de Kate, murió en 2017. El apoyo está. "Cada decisión se vuelve un asunto familiar y afortunadamente el proyecto vino en un momento en que me pude entregar a él, en el sentido de que tenía que hacerlo por completo para poder interpretarla a ella", dijo a Collider refiriéndose a Mare. Toda su familia la acompañó a Philadelphia y se instalaron allí varias semanas antes de empezar el rodaje, para que pudiera sumergirse en el departamento de policía de Easttown y Marple Township, y absorbiera el dialecto delco (de Delaware County); el más difícil que le tocó adquirir en su carrera. "Gracias a Dios por mi marido, es todo lo que puedo decir. Estuvo muy feliz de tenerme de vuelta", bromeó.

En 2012 Winslet se casó en terceras nupcias con su actual marido, Ned Rocknroll.
La conmovió la complejidad del personaje, pero también esa sensación tan cercana de haber hecho las cosas mal que acecha tarde o temprano a casi todas las madres. "Como madre tu deseo es tener hijos saludables que estén bien y felices y no hacerles mal", y en el show "estamos viendo a una mujer darse cuenta de que tiene todas esas fallas. Así que la culpa intolerable que siente cada día me afectó enormemente (...). Eso, para mí, subyace a todo lo que ella es".
Ponerle el cuerpo. Hay que reconocer que ha de ser duro para las actrices y los actores tener un registro tan vívido e inclemente del paso del tiempo. Kate Winslet ya cumplió más de 20 años de carrera en los que ha pasado de ser prácticamente adolescente a una mujer de mediana edad. "Ya no tengo la cara ni el cuerpo que tenía hace 20 años, y está bien. Estoy en paz con eso", asegura.
Es admirable la filosofía con la que -al menos aparentemente- está lidiando con el asunto. "Físicamente estaba determinada a permitir que las diferencias en mi yo femenino fueran visibles; y no cubrirlas con maquillaje o esconderlas", dijo refiriéndose a Mary Anning, la mujer que interpreta en Ammonite, un filme que rodó el año pasado bajo la dirección del británico Francis Lee. Anning es un personaje real, una paleontóloga que vivió a principios de 1800 y que, para muchos, fue la mejor de su generación. "No habría sido correcto para Mary. Y tampoco honraría la edad que tengo ahora y esos cambios. No creo que eso se vea lo suficiente en el cine".
Según contó el director de Ammonite a The Guardian, es de esas actrices que jamás están pendientes de cómo las favorece o desfavorece la luz. "Ella no tiene vanidad; la única vez que me comentó algo de la iluminación o el ángulo fue una vez para decirme: ‘¿Estás tomando mi doble papada?'".
Tal vez esa autoaceptación se remonte a sus primeros años en la industria, cuando sufrió las críticas por su aspecto. O desde antes, cuando una maestra de actuación le dijo a los 14 años que le iría bien si se conformaba con "papeles para gorditas". Eso lo contó en el escenario de los Premios Bafta en 2016, cuando recibió el premio a mejor actriz de reparto por su actuación en Steve Jobs. "Así que lo que siento en este momento es que cualquier mujer joven que alguna vez haya sido menospreciada por un maestro, un amigo, un padre, que no los escuche, porque eso es lo que hice yo: seguí adelante y superé mis miedos y mis inseguridades".
Ahora que su hija, Mia Threapleton, incursionó en la actuación con un año menos de lo que ella tenía cuando filmó Titanic, intenta asegurarse de que no tenga que pasar por lo mismo. Se paran juntas frente al espejo y le reafirma la suerte que tienen de ser curvilíneas. "Lo sé, mamá, tienes razón, gracias a Dios", le responde Mia, y ella se siente tranquila de que el trabajo que ha ido haciendo en torno a la imagen, funcionó.

Mia Threapleton, la hija mayor de Winslet, con su madre en una final masculina de Wimbledon en 2015.
Es una queja generalizada de las actrices la falta de oportunidades laborales una vez pasada cierta edad. Pero Winslet no parece preocupada. "Sigo trabajando y concentrándome y haciendo lo mejor que puedo, y con un poco de suerte me volverán a invitar", dijo a Collider. "Estoy en un momento particularmente interesante de mi carrera, en mis 40, sabiendo que no tendré que interpretar más los papeles realmente glamorosos. Eso me alegra y también me siento orgullosa de que sea mi derecho verme como la mierda en la pantalla".
Nuevo rol. En Mare of Easttown, la actriz asume por primera vez como productora ejecutiva, un rol que algunos actores ocupan más temprano en su carrera. Winslet prefirió dejarlo para cuando se sintiera preparada y no fuera uno de esos nombres que aparecen en los créditos sin verdadero mérito. "No soy de las que sigue una tendencia. Me gusta hacer mis cosas", dijo a IndieWire. "Con Mare sentí que era el momento correcto".
Parte de su trabajo era, en los inicios del proceso, comentar con el guionista Brad Ingelsby los arcos dramáticos de los capítulos para que se entendieran, tuvieran sentido y generaran el efecto buscado. "Todas mis conversaciones con Kate son: ‘¿Necesitamos hacer algo más en el episodio 2 para que el episodio 6 funcione?", contó Ingelsby. O: "¿Hemos hecho lo suficiente para que cuando esto pase la audiencia no se sienta engañada?".
Mare of Easttown es la segunda serie de la actriz con HBO (de hecho, ha sido la única cadena de televisión que la sedujo hasta el momento) después de Mildred Pierce (2011), y es además un reencuentro con Guy Pearce (compañero de elenco en esa miniserie, donde interpretaba a su interés romántico, igual que en Mare of Easttown). Aquí él es un escritor que llega para dar clases a este pequeño pueblo de Pennsylvania, y se conocen en un bar la noche que ella (y todo el equipo de baloncesto que integraba en la Secundaria) recibe un homenaje por el aniversario de una hazaña deportiva de la juventud. Esa misma noche pasan varias cosas: el exmarido de Mare (que vive en el patio trasero de la casa de ella) está celebrando su compromiso con su nueva pareja, y una joven madre adolescente conocida por todos es asesinada.

Kate Winslet y Guy Pearce en Mare of Easttwood
La investigación recae sobre Mare, la detective de Easttown, y el crimen trae de vuelta a la superficie un caso no resuelto: la desaparición de una jovencita el año anterior. Es entonces cuando llaman a un detective novel para que la asista, una pareja definitivamente despareja que hace todo por ganarse a Mare, aunque sus primeros intentos se ven bastante parecidos a los de alguien que levanta su mano esperando chocar los cinco sin obtener respuesta. Eventualmente, y por el bien de la investigación, ella baja la guardia y la dupla empieza a funcionar.
Las mujeres tienen un lugar central en esta serie, empezando por la casa de Mare, en donde viven tres generaciones de mujeres: su madre, Helen (Jean Smart), ella y su hija adolescente, Siobhan (Angourie Rice). Algo terrible le pasó a esa familia en los últimos dos años, algo que dejó una huella demasiado dolorosa. Sin embargo, pese a una aparente disfuncionalidad y hostilidad puede percibirse por debajo un sostén potente. De una manera algo hosca, Mare intenta mantener a su familia primero a salvo, y después unida. "Lo que más me atrajo de Mare fue que, a pesar de todos sus defectos, que tiene muchos, y a pesar de lo desordenada que es, su corazón no solo está en el lugar correcto, también dicta su habilidad para poder funcionar. Si no tuviera el compromiso con la gente que quiere sobre todo lo demás, creo que probablemente se habría caído a pedazos de maneras aún más catastróficas que las que se ven en el show", opina Winslet.

Con Julianne Nicholson (arriba), que interpreta a su gran amiga, y Angourie Rice (abajo), su hija adolescente en la serie.

Los logros (y los arrepentimientos). Una actriz como Kate Winslet se construye, además de templando el carácter, superando desafíos actorales. Una vez más en su vida, James Cameron la ha puesto a prueba. Y esta vez también tuvo que ver con litros y litros de agua. El director y la coprotagonista de Titanic se reencontraron recientemente en el rodaje de Avatar 2 -proyecto que se estrenará en 2022-, para el que la actriz tuvo que aprender a resistir más de siete minutos sin respirar. En el set, en Nueva Zelanda, recibió entrenamiento hasta conseguirlo. "Me encanta el agua. Soy una nadadora fuerte", contó. Y lo demostró cuando consiguió superar el récord de Tom Cruise, según dicen.
Por otro lado, están los arrepentimientos. Dos de ellos: haber trabajado para dos hombres acusados de abuso; Woody Allen (en La rueda de la Maravilla, en 2017) y Roman Polanski (en Un dios salvaje, en 2011). "Tengo que asumir la responsabilidad de haber trabajado con ambos. No puedo volver atrás el reloj. Estoy luchando con esos arrepentimientos, pero ¿qué podemos hacer si no podemos siquiera ser honestos al respecto?", dijo la actriz, que reivindica el derecho a cambiar de idea: "Tenemos que ser capaces de cambiar, de avanzar. O al menos intentarlo".
Su padre solía decirle: "Eres tan buena como tu último trabajo". Y ella ha convertido esa expresión en su lema; por eso se reta a salir sistemáticamente de su zona de confort. Si seguimos su lema y borramos todo su historial, si tomamos como única referencia Mare of Easttown, aún así podemos ver que estamos ante una actriz extraordinaria.
