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Carnaval 2025

Heroicos

Jardín del Pueblo: la murga de Paysandú que alcanzó la Liguilla en el templo de Momo

El conjunto recorre la ruta 3 para llegar a la capital de jueves a domingo, y así competir en el concurso y presentarse en los tablados.

03.03.2025 16:38

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Por Fernando Tetes

Jardín del Pueblo nació hace 40 años y, en el festejo de sus cuatro décadas, se regaló el pasaje, por primera vez, a la Liguilla, en su quinta presencia en el carnaval de Montevideo.

La murga, que ensayó para este carnaval 2025 en el club Los Sauces, rescató de Montevideo a su director escénico y arreglador musical y coral, Lucas Bueno, quien venía desde 2021 en Los Diablos Verdes, y a Sebastián Mederos para los textos y puesta en escena, quien había tenido una sobresaliente presencia en Mi Vieja Mula, pero antes estuvo en Los Gallos Crónicos de Murga Joven, estudió psicología y periodismo, y llegó a participar de publicaciones y trabajos online sobre este tema.

Bueno estuvo al frente de Che Papusa en Murga Joven y de La Rola. Ganó siete primeros premios en Promesas. En 2007 fue seleccionado revelación; en 2014 y 2015 fue distinguido como la mejor voz, y en 2016 recibió el premio a labor destacada.

Con la llegada de ambos, la murga dirigida por Darío Martínez pretendía celebrar a lo grande y dar el salto que la colocara en el lugar que finalmente obtuvo: ser una de las 10 mejores del carnaval 2025.

La historia de la murga nacida el 12 de octubre de 1984 en el Barrio Jardín es impresionante: ganó 13 veces el concurso de carnaval en Paysandú, seis de ellas de forma consecutiva, y nueve veces entre 2001 y 2012. En su periplo por el carnaval del interior, fue campeona en Soriano seis veces, cuatro en Fray Bentos, además de triunfar en San José y San Carlos. En total suma 32 primeros premios.

No es la primera vez que Jardín del Pueblo tiene participación de técnicos o componentes capitalinos, pero su núcleo es del interior, y por ello recorre 400 kilómetros de ida y 400 de regreso entre jueves y domingo para pasearse por los barrios metropolitanos y participar del concurso.

Sin embargo, desde que debutó en el carnaval de Montevideo en 2019, y con participación consecutiva en este tiempo, es su primera llegada a la Liguilla. Esto supone satisfacción, premio asegurado y no tener que dar prueba de admisión para el carnaval 2026.

Emoción

Darío Martínez, director responsable de la murga, describe en una sola palabra lo que significa para Jardín del Pueblo llegar a la Liguilla: “Emoción”.

“Lo veníamos buscando desde hacía tiempo y vamos a disfrutar esta actuación como se merece una presencia en la Liguilla. Vamos a dar todo en el escenario, sin descuidar nada, pero sobre todo con la felicidad que esto significa”, agrega mientras por su costado pasan escenografías y componentes para una nueva función de “La familia drama” en el Teatro de Verano.

La vida entre rutas de Jardín del Pueblo quedó en evidencia al momento de esperar el fallo de pasaje a la Liguilla. “Salíamos del Monumental de la Costa al momento de conocerse los fallos. Ahí quedamos en la disyuntiva de irnos a Paysandú y escuchar en el camino, o quedarnos en Montevideo. Así que decidimos quedarnos y nos concentramos en la terraza del sindicato de Magisterio, que cada año nos abre sus puertas. Y, cuando dijeron Jardín del Pueblo, se desató la locura”, recuerda el director responsable.

Esa simple disyuntiva es el nudo de lo que significa para la murga estar en Montevideo. “Nosotros hacemos 400 kilómetros de ida y 400 de regreso para estar de jueves a domingo en Montevideo para hacer tablados, pero arranca desde la prueba de admisión, o para venir al desfile. Tenemos el asiento pegado a la espalda. Tal vez por mirar para atrás y reconocer el proceso de trabajo que tiene este grupo encima, es que nos llevó a ese desborde de alegría que va a durar mucho tiempo”, agrega.

Jardín del Pueblo representa a su departamento en esta locura, pero a su vez lo viene haciendo desde hace cuatro décadas recorriendo el carnaval de diferentes localidades.

“Para una ciudad carnavalera como Paysandú tener un representante en el Teatro de Verano de Montevideo ya es motivo de orgullo con que solo participe, así que imaginen lo que significa ingresar a una Liguilla y ser una de las 10 mejores murgas de este año”, añade el director.

Sin embargo, explica que para el conjunto participar de carnaval en Montevideo “es gasto” desde el inicio. “Por ejemplo, contratar técnicos de la capital nos supone pasajes, alojamientos y comidas, y, como contrapartida, cada semana que venimos nos cuesta mucho. Por eso también disfrutamos tanto. Lo nuestro es pasión verdadera. Nosotros no ganamos un peso. Es imposible con los gastos que tenemos y la cantidad de tablados en los que actuamos. Por suerte, la intendencia colaboró con algunos traslados, que para nosotros resultan importantísimos. Pero no solo es caro venir, sino movernos para ir a los barrios. A todo eso hay que sumarle técnicos, maquillaje, vestuario, quedarnos 20 personas a vivir aquí durante cuatro días por semana... Podemos decir, con certeza, que todo lo que hacemos es pasional. Nadie gana dinero en esta murga. Ni siquiera queremos sacar la cuenta de lo que gastamos”, señala.

A la hora de buscar apoyos, Jardín del Pueblo busca opciones durante todo el año para recaudar fondos. “El comercio está muerto. Tuvimos el apoyo de un par de empresas de Montevideo, pero estamos lejos de los presupuestos que se manejan acá en otros conjuntos, tanto en patrocinio como en inversión”, añade.

“Apelamos a que este pasaje a la Liguilla ayude a que el año próximo podamos conseguir más patrocinadores y trabajar de otra forma. Ya de arranque no tener que pensar en la prueba de admisión es un gasto menos, pero también de tiempo y de cabeza previa, porque ya sabemos que por ejemplo para pensar en la ropa, no tenemos que esperar el resultado de la prueba. Tenemos la esperanza de que los comercios de Paysandú puedan colaborar un poco más y también las empresas de Montevideo”, explicó.

La familia drama

El espectáculo de Jardín del Pueblo de este año es absolutamente conceptual. “Me gusta hacer espectáculos integrales”, afirma Sebastián Mederos.

“Por ejemplo, en Mi Vieja Mula, cuando planteábamos una idea de espectáculo, todo lo llevábamos para ese lado; no solo el maquillaje, sino la interpretación, la forma de cantar. Cuando Darío Martínez me llamó para pensar el espectáculo, imaginé una forma de escribir en la que me sintiera cómodo, pero que no tuviera que modificar tanto desde la interpretación a la forma de hablar o de cantar. Así llegó la idea de la familia drama, porque era algo que podíamos representar sin movernos mucho del coloque de la murga y además todos podrían sentirse representados”, añade el letrista y puestista.

Mederos también abordó los desafíos que implicaron para él sumarse a una murga del interior.

“Soy obsesivo del ensayo y me gusta estar siempre, por eso no encontraba mucho cómo trabajar a distancia”, señala.

“Ellos ya habían tenido la experiencia de llevar técnicos de Montevideo a Paysandú, tal vez con menos ensayos, y me parecía que eso se notaba en la murga. Encontramos un método junto a Lucas Bueno y Farala Estrugo para que cuando nosotros no estuviéramos, la murga ensayara igualmente. Trabajaron mucho sin nosotros, que dejábamos la información, pero ellos se quedaban repitiendo e incorporando lo que llevábamos. Creo que el método llegó a buen puerto, porque el espectáculo es creíble”, finaliza.

Lucas Bueno, por su parte, dijo que se encontró “con una barra muy trabajadora”. “Utilicé métodos a distancia, como hacer Zoom junto a Seba para pasar puestas en escena y ensayos. También Darío, el dueño, tuvo un rol muy importante porque mantenía los arreglos vivos. Yo iba a los ensayos, lo pasaba, y él durante la semana lo pulía, o me preguntaba qué quería cambiar. Fue un trabajo duro y en equipo para afrontarlo de esa manera”, cuenta.

“Paysandú es una ciudad muy murguera. Tuve muchos encuentros con la gente de allá, aunque no son tan de arrimarse a los ensayos, sino en eventos. Se notaba que había una afinidad con lo que estaba planteando para este año la murga, más allá de estar cambiando un poco el estilo. Creo que la gente aceptó esto, porque pusimos nuestra impronta con Seba, pero respetamos el perfil de Jardín”, explica.

Lucas Bueno pasó de verse casi todos los días con sus compañeros de Los Diablos Verdes a trabajar a distancia.

“Hay un momento en la murga en la que te ves todos los días con tus compañeros. En Jardín del Pueblo yo iba cuatro días, y me volvía tres. No es lo mismo. No se maneja la misma energía, pero había tantas ganas y disposición del grupo, que lo hacían posible”, añade el joven director.

Además, creó la música inédita del salpicón, pero el cuplé de la abuela y otros tramos ya venían con la música sugerida por Mederos.

“Usamos muchas músicas, desde esas inéditas, hasta Violeta, el reclame de Emigrante. La murga siempre es una búsqueda de lo que escuchas en la radio. Nunca hay que dar una música por perdida. Hay que pasar lo que escuchas a marcha camión o candombeado y no poner restricciones. La murga permite eso”, concluye Bueno.

Por Fernando Tetes