Fue Han Solo en la saga Star Wars, Rick Deckard en Blade Runner y Blade Runner 2049 y en 2023 volverá a la gran pantalla en la piel de Indiana Jones, en la quinta entrega de la serie de aventuras del famoso arqueólogo. Harrison Ford, que en sus inicios compaginaba la interpretación con la carpintería, cumplió 80 años y se mantiene como uno de los actores más exitosos de Hollywood.
La fama le llegó a los 35 años cuando casi por casualidad, o por cuestiones del destino, se cruzó con George Lucas mientras arreglaba la puerta de entrada de la oficina del director Francis Ford Coppola, y el director le ofreció el papel de Han Solo en Star Wars: A New Hope, por el que se hizo conocido en todo el globo.
Otra fama menos benévola que se ganó es la de hombre malhumorado y poco amigo de las entrevistas. Estuvo nominado al Oscar una única vez, por Testigo en peligro, en 1986, pero nunca se llevó una de estas estatuillas para su casa. Sí recibió en 2002 el premio Cecil B. De Mille a la trayectoria profesional en los Globos de Oro y el César honorífico, también a la trayectoria profesional, en 2010. Siempre ha contado, por lo general, con el cariño del público y el respaldo de la taquilla.
Ford nació el 13 de julio de 1942, en Chicago, Estados Unidos, del matrimonio formado entre Dorothy, ama de casa, y Christopher, ejecutivo de publicidad. Tres años más tarde nació su único hermano, Terence, que también es actor. “Me gusta una buena broma”, dijo Harrison Ford a GQ en 2017, cuando le preguntaron en qué se parecía a su padre. “Me gusta un buen vaso de whisky. Reconozco la ropa bien hecha. Y también hay un poco de picor imposible de rascar en algún sitio”.
A su madre, dijo, creía no parecerse mucho. “Una buena mujer, mi mamá”. Ella era de origen ruso y judío; su padre, católico irlandés. En una ocasión Ford aseguró en Inside The Actors Studio que, como hombre, siempre se ha sentido irlandés, pero “como actor, siempre me he sentido judío”, añadió.
Su relación con la interpretación comenzó en la Universidad de Ripon en Wisconsin, donde se apuntó a unas clases de teatro. “Me iba a casar ese verano y no sabía qué hacer, así que decidí ser actor”, dijo Ford a Empire en 2002. “No tenía ni idea de cómo hacerlo, pero sabía que para ser actor tenías que ir a Nueva York o Los Ángeles, esa parte fue fácil. Me casé y condujimos hasta California”.

A los seis meses ya tenía un contrato. Eran mediados de los sesenta y Ford cobraba 150 dólares por semana por pequeñas apariciones con y sin texto. “Estuve un año y medio y me dieron una patada por ser demasiado difícil”, dijo al medio. Bajo el sistema que funcionaba entonces, a Ford le decían cómo debía vestir, cómo debía ser y él no estaba de acuerdo con eso. “Así que decidí convertirme en carpintero, como alternativa a asumir roles que no quería asumir”. Así compaginó las herramientas con la interpretación.
Mientras arreglaba una puerta. Su primera gran oportunidad llegó de la mano de George Lucas, con un pequeño papel en American Graffiti, de 1973. Pero la fama vino un poco más tarde. El actor tenía 35 años cuando se hizo mundialmente conocido al interpretar a Han Solo en Star Wars: A New Hope.
Dean Tavoularis, diseñador de producción de películas como El Padrino, había diseñado una puerta para la entrada de la oficina del director Francis Ford Coppola y el carpintero que debía instalarla no estaba disponible. Así que Tavoularis recurrió al actor. A él le venía bien el trabajo y aceptó, pero con la condición de hacerlo de noche. Primero, dijo a Rolling Stone en 2015, porque prefería que no hubiese gente pasando por el medio mientras trabajaba y, segundo, para que sus dos facetas profesionales no colisionaran. “Me encanta ser carpintero. Me encanta ser actor… Simplemente no voy a mezclar las dos cosas”.
En uno de esos días en los que estuvo trabajando hasta la mañana coincidió con George Lucas y Richard Dreyfuss, que habían tomado prestada la oficina para reuniones preliminares y el casting. Lucas y él hablaron. Más tarde, el productor Fred Roos le preguntó si podría leer con gente a la que estaban haciendo audiciones y él aceptó. Finalmente, se lo ofrecieron. “Me preguntaron si quería hacerlo y yo dije: ‘Claro, ¿por qué no?’”, dijo a Rolling Stone.
Después de Star Wars, la carrera de Ford siguió con títulos como Apocalypse Now, de 1979; Cazadores del arca perdida, de 1981; Blade Runner, de 1982; Indiana Jones y el templo de la perdición, de 1984; La Costa Mosquito, de 1986, e Indiana Jones y la última cruzada, de 1989, entre otras.

El actor se casó con Calista Flockhart en 2010.
En la década de los noventa el actor formó parte del reparto de Una segunda oportunidad, en 1992; El fugitivo, en 1993; Sabrina, en 1995, y Seis días siete noches, en 1998, entre otras cintas. Con el nuevo milenio, Ford siguió trabajando con interpretaciones en películas como Revelaciones, en 2000; Firewall, en 2006; Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, en 2008, e Inmigrantes ilegales, en 2009.
Tras otros trabajos como Gloria de un día, en 2010, o Paranoia y Ender’s Game, ambas en 2013, en 2015 volvió al papel que le dio la fama. Han Solo reapareció en Star Wars: Episodio VII — El despertar de la fuerza—. También regresó Rick Deckard, protagonista de Blade Runner, en la secuela Blade Runner 2049, en 2017.
Ford, que tiene fama de malhumorado y de ser poco amigo de las entrevistas, ha estado nominado al Oscar una única vez, por Testigo en peligro, en 1986, pero ha contado, por lo general, con el cariño del público y el respaldo de la taquilla. El actor mantiene una relación con la también actriz Calista Flockhart desde principios de los años 2000, quien se convirtió en su tercera esposa en el año 2010.
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