Personajes
Cantante

Gerardo Nieto: "Me siento en parte ligado a 'Polvo de estrellas' y en parte me aburre"

Nombre: Gerardo Nieto • Edad: 52 • Ocupación: cantante • Señas particulares: le gustan los caballos y los peces, no tanto su tema más exitoso.

28.09.2021 07:00

Lectura: 6'

2021-09-28T07:00:00
Compartir en

¿Por qué le decían Piolín? Porque de niño era muy chiquito y tenía terrible cabezota con ojos grandes y celestes, como el canario Piolín. Dos personas del barrio me lo pusieron.

¿Está volviendo a tocar con la banda o sigue en formato acústico? Estoy volviendo. Por suerte, cada vez que se abre un poco la canilla me llaman. Todavía tengo vigencia. El formato acústico, reducido, con Carlos Fernández, fue mi fuente laboral durante la pandemia, Ahora la gente quiere bandas, quiere bailar. Pero nos está sorprendiendo que cuando tiene la oportunidad no baila, se acostumbraron a estar sentados, tienen algo así como miedo, ¡no saben qué hacer!

Hace poco, en televisión, confesó que se creía una mala persona, ¿por qué? Desde chico construí una idea de familia con papá, mamá, casita,hijitos, parrillero y era lo que quería tener. Me casé y estuve 20 años con mi ex. Y a veces las relaciones no funcionan y uno queda enojado porque el proyecto de vida que armaste se rompe. Eso me alejó incluso de mi familia. Estuve muchos años echándome la culpa, que fue mi error, que fui egoista, que trabajaba mucho, y ese sentimiento te carcome y no te sirve para nada. Con terapia aprendí que no era tan malo, que podés estar separado y llevarte mejor. Después mi novia (Manuela Mutti) me ayudó a entender que eran prejuicios que tenía yo conmigo mismo. Pero por mucho tiempo pensé que era malo y que había destruido todo ese modelo de vida.

¿Y cómo se lleva ahora con sus tres hijas? Ahora, excelente.

Está en pareja con una dirigente política del Frente Amplio. ¿Eso le complicó el vínculo con algún sector de su público? Su postura política también es muy conocida, incluso cantó en actos. Tal vez, sí. Yo no analizo eso. Para mí, es mi compañera. Y yo no puedo renegar de lo que soy, yo soy frenteamplista y considero que es el modelo de sociedad que yo quiero para mi sociedad, para mi familia y para mí. Yo no puedo renegar de eso y las consecuencias que traiga me las banco. Soy una persona que tiene derechos como cualquiera; ahora, como artista sé que a algunos no les voy a simpatizar tanto.

Ha vivido toda su vida en el Cerro. ¿Recuerda la época de esplendor? Los últimos coletazos. Mi padre trabajó casi toda la vida en el Frigorífico Nacional. Lo que yo no vi, pero mis hermanos sí, fue a los troperos arriar a caballo al ganado por el Camino de las Tropas. Yo lo que vi fue venir vacas en camiones y que atrás de mi casa, que había todo un campo, estaban los corrales del frigorífico. Luego cambió la coyuntura internacional...

Hace un tiempo se mudó de casa pero no de barrio. Sí, sigo en el Cerro. No me adapto fácil a los cambios, tengo mucho sentimiento y mucho apego al barrio. Tengo a mi gente ahí, como a mi madre.

¿Es cierto que no terminó el liceo porque prefería tener una sola maestra y no varios profesores? Sí. Yo siempre fui muy inmaduro. Bueno, en ese momento se le decía inmadurez y con el tiempo descubrí que tenía un déficit atencional. Me costaba concentrarme y relacionarme, era más agarrado de las cosas, me costaba hacer los cambios, era muy inseguro. Cambié de la escuela al liceo y no entendí nada. Además estaban cerrando los frigoríficos, fue una tiempo económicamente jodido en mi casa, mi padre estuvo un tiempo parado, hasta que lo tuvieron que reasignar y le dieron un trabajo en el Museo Nacional de Artes Visuales del Parque Rodó y se tuvo que reconvertir. A mí todo ese proceso de cambios me costaba mucho y mi cable a tierra siempre fue la música: yo llevaba la radio al liceo, estaba sentado al fondo y escuchaba música en medio de la clase.

¿Qué le genera Polvo de estrellas? Es su mayor éxito pero en su biografía, La música tropical en primera persona, de Carlos Hernández, ni lo nombra. Tengo un montón de sentimientos. Yo reconozco lo popular que es y agradezco tener una canción que es como un ícono de la música tropical; salvando las distancias, es como Azuquita pa’l café, no pasa de moda. Hay cumpleaños o fiestas particulares donde me contratan solo por ese tema. Pero también hace más de 30 años que la canto y uno como artista va creciendo, apostando a otras cosas y con otros gustos. No es que no reconozca lo que es esa canción, pero me siento como ligado siempre a ella y eso en parte me aburre, esa es la verdad.

¿Puede ser que la banda que musicalmente más le gustaba, luego de irse de Karibe con K y antes de entrar a L’Autentika, fue en la que económicamente le fue peor? Me refiero a YFG. Sí, totalmente. Pasa que irnos de Karibe era pelearnos con (su dueño, Eduardo) Rivero. Él tenía mucho poder, era el fundador de Karibe, tenía un programa de radio muy exitoso y tenía muchos contactos. Nos trancó grabaciones; si nos contrataban de los bailes Karibe no iba. Fue una guerra muy particular. Sonábamos bárbaro pero fue muy difícil ser populares.

¿Cuál fue el gran momento de la música tropical? ¿El de las grandes orquestas de principios de los 90 o el boom del pop latino de finales de esa década? Los dos fueron los momentos bisagras importantes. Pero yo creo que el antes y después, y espero que no se enojen muchos músicos, fue con Karibe con K. Antes, la música tropical era netamente bailable, con temas muy rítmicos pero letras muy superficiales que no decían nada. Nosotros impusimos una salsa romántica que contaba historias. Después de eso ya no hubo un retroceso para la tropical.

Le gusta el campo y los caballos. ¿Se imagina un retiro en ese entorno? Sí, me encantaría tener una casita en el campo, con algunos caballitos, con alguna huerta. Eso es algo que anhelo para el futuro. Ojalá lo pueda lograr