Netanyahu, de 57 años, obtuvo el martes el 73,2% de los votos de los militantes del primer partido de la oposición de derechas en Israel, mientras que su rival de extrema derecha, Moshe Feiglin, de 45 años, logró el 23,4% de los sufragios. De unos 100.000 militantes del Likud llamados a las urnas, acudió el 40%.

Una de las consecuencias de las primarias es el significativo incremento del apoyo a la extrema derecha. Feiglin, un colono que se opone a cualquier concesión territorial a los palestinos y es contrario al voto de los árabes israelíes, sólo había obtenido el 4% de los votos en 2003 y el 13% en 2005.

Pese a esta progresión espectacular, Netanyahu lanzó un mensaje tranquilizador en la radio pública. "El resultado de este grupo (de Feiglin) no tendrá ninguna influencia ni sobre mí ni sobre la manera de dirigir al Likud, ni sobre la lista de los candidatos a diputados", declaró. "El Likud tiene una vocación centrista y no somos un movimiento mesiánico, sino sionista", añadió Netanyahu, quien calificó la corriente liderada por Feiglin de "minoría insignificante". "Nuestros adversarios tratan de exagerar la importancia de este grupo", aseguró.

El diputado del partido centrista Kadima del primer ministro Ehud Olmert, Menahem Ben Sasson, manifestó que "un judío religioso y demócrata no puede votar por un partido en el que gente como Feiglin consigue una cuarta parte del apoyo".

El secretario general del Partido Laborista, Eytan Cabel, denunció por su parte "la subida de los extremistas del Likud, lo que demuestra que Netanyahu es indigno de dirigir al país". Para señalar sus diferencias con la extrema derecha, Netanyahu prohibió el martes por la noche la presencia de Feiglin en la sala de Tel Aviv donde pronunció el discurso de su victoria, a fin de evitar que fueran fotografiados juntos.

La diputada del Likud Limor Livnat explicó por su parte que el partido debe presentar una imagen de "centro derecha" y no descartó la exclusión de Feiglin y sus seguidores del partido. "Cometimos un error (dejándole entrar en el Likud) y debemos corregirlo rápidamente", concluyó.

Netanyahu está más decidido que nunca a jugar la carta de la moderación, al ser el favorito en todos los sondeos, teniendo en cuenta que Olmert y el Kadima están en caída libre. Bajo la dirección de Netanyahu, el Likud sufrió un fracaso histórico en las legislativas de 2006, cuando perdió 27 diputados, quedándose en 12 de 120 en el Parlamento unicameral (Knesset). Fue el peor resultado del partido en toda su historia, que se explica por la creación, por parte del entonces primer ministro y líder del Likud Ariel Sharon, del Kadima, tras la retirada unilateral de Gaza, a la que se opusieron Netanyahu y el sector más duro del partido.

Las legislativas están previstas para 2010, pero todo indica que podrían adelantarse cuando el próximo otoño se conozca el informe de una comisión que investiga los errores del gobierno de Olmert durante la guerra del pasado verano en Líbano y que podría forzar a Olmert a dimitir.

Agencias