La hiperhidrosis es un trastorno que se manifiesta por el exceso de sudoración, tanto generalizada como focal, y su diagnóstico se suele realizar por exploración, centrándose en cuánto interfiere el trastorno en la calidad de vida del paciente, y evaluando este impacto mediante cuestionarios. Sin embargo, las opciones de tratamiento de la hiperhidrosis son muchas, y decidir cuál aplicar para cada paciente depende de varios factores.

José Luis López Estebaranz, miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica a Diario Médico que "es cierto que un porcentaje importante de la población aún desconoce que existen tratamientos que pueden solucionar el problema de la hiperhidrosis, y quizá por eso no acuden al especialista".

Hay que tener en cuenta que es un trastorno que afecta a entre el 1 y el 4 % de la población, y que en el 50 % ciento de los casos de hiperhidrosis primaria suelen existir antecedentes familiares. Sin embargo, como señala López, "existen ciertos medicamentos que pueden provocar un exceso de sudoración, al igual que enfermedades sistémicas que se manifiestan con un exceso de sudoración. Es importante descartar estas alteraciones y tratarlas adecuadamente".

Varios tipos de tratamiento

Una vez diagnosticado el trastorno, las opciones de tratamiento actuales son numerosas, y dependen de la situación concreta de cada paciente. López indica que la toxina botulínica ha logrado tasas de eficacia "superiores al 90 %", pero su uso sólo está indicado para la hiperhidrosis axilar, palmar o plantar. "Se ha comprobado en varios estudios clínicos que con el uso repetido de este tratamiento la duración del efecto aumenta progresivamente un 20 o 30 %. Es sin duda el tratamiento más eficaz y seguro para la hiperhidrosis localizada y con el que se tiene una experiencia más prolongada", añade.

Los antisudorales son, en cambio, el tratamiento más extendido, por su fácil acceso y bajo costo, pero tienen una "eficacia limitada, siendo útiles en formas localizadas leves", aunque pueden tener efectos segundarios, según López. Asimismo, el glicopirrolato es un anticolinérgico utilizado en forma tópica, para tratar la hiperhidrosis focalizada, y aunque, como declara el especialista, es eficaz, "su alto coste y dificultades en encontrar el producto hace que no sea de amplio uso".

Por otro lado, la radiofrecuencia eléctrica, con entre una y tres sesiones, consigue unaeficacia alta con una duración superior a los dos años, aunque sólo está aprobada para la hiperhidrosis axilar. Además, produce una inflamación y edema en la zona tratada y requiere anestesia local, por lo que su uso se restringiría a casos severos de hiperhidrosis en los que no funcionen otros tratamientos.

Para los casos "más severos y refractarios a otros tratamientos", dice López, se puede llegar a utilizar la simpatectomía transtorácica, un procedimiento que requiere anestesia general. "Es una intervención en la que por vía endoscópica se incide en los ganglios simpáticos espinales para evitar la estimulación nerviosa de las glándulas sudoríparas. En porcentajes que pueden llegar al 50% puede provocar una hiperhidrosis compensatoria en otra zona corporal que en los casos más severos se manejan con toxina botulínica localmente", explica el especialista.

Tratar este trastorno es importante, ya que, según López "además de ocasionar las molestias propias del exceso de sudoración, la hiperhidrosis predispone a la aparición de infecciones locales bacterianas y por hongos. Además también puede provocar eccemas irritativos locales". Sin embargo, "cada vez acuden más personas al dermatólogo buscando ayuda y solución a la hiperhidrosis", concluye el especialista.