Educación canina ¿qué es y para qué sirve?

Vinculado a los canes casi desde su nacimiento, Andrés Peirano abandonó una promisoria carrera en la Fuerza Aérea luego de que sus experiencias en Congo le llevaran a volcarse por completo a su vocación por los perros.

Tal como lo relatara en diálogo con Montevideo Portal, el contacto con la violencia y la indefensión de los más débiles le llevó a concebir un proyecto único: entrenar perros callejeros como sistema de alerta temprana y protección de mujeres y niños. Estos animales podrían prestar un valioso servicio en lugares -como el mencionado país africano- donde la población civil está a menudo indefensa ante el accionar de grupos armados.

En la actualidad, Peirano ejerce como entrenador y da cursos de capacitación en la materia. También realiza tareas de apoyo emocional mediante perros entrenados, dirigidos a confortar a personas que han pasado por experiencias traumáticas, como el caso de quienes se ven afectados por inundaciones, algo tristemente frecuente en nuestro país.

En su nuevo artículo, Peirano comparte unos sencillos consejos de educación canina, de los que deberán tomar nota todos quienes deseen tener un perro y no un problema.

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Hablamos de educación canina para referirnos a la utilización de métodos, técnicas y sistemas de aprendizaje que tienen como objetivo enseñar a un perro a:

• Convivir de forma ordenada y correcta con el grupo social al que pertenece (formado por otros perros, personas y/u otros animales)
• Relacionarse adecuadamente con todos los estímulos del entorno (personas, animales, objetos, olores, sonidos, etc.).

La educación está dirigida a lograr que un perro obedezca las órdenes básicas de su humano, pero implica mucho más que la obediencia. También tiene que ver con saber cómo enseñarle a gestionar sus emociones ante diferentes situaciones.

En resumen, sirve para conseguir el equilibrio perfecto entre las necesidades del can y las del humano y para asegurar el bienestar de uno y otro. Para lograr una buena educación canina el humano tiene que esforzarse por aprender a comunicarse correctamente con su perro y sobre todo, por entender cuáles son las necesidades del animal en cada momento.

Es sumamente importante reconocer las necesidades de un cachorro en crecimiento para evitar que su comportamiento se vea afectado. Es necesario "ponerse en sus patas" para entender cómo piensa y no frustrarse si no actúa con la rapidez deseada.

Durante sus primeros meses de vida, es mejor presentarle todos los matices de la vida. Las lecciones de obediencia avanzada pueden esperar, debemos asegurarnos de que se sienta cómodo con el mundo que le rodea. Sus necesidades deben ser tu prioridad, ya que serás quien le ayude a controlar sus impulsos, a formar sus hábitos y habilidades comunicativas. Todos los días necesita comer, beber, dormir, hacer sus necesidades y jugar, y las señales de que necesita algo pueden incluir impaciencia, gimoteos e incluso mordisqueos.

Crean un vínculo de por vida

Los cachorros maduran gradualmente y su comportamiento adulto está directamente influenciado por sus interacciones y experiencias diarias.

¡Se necesita mucho tiempo, paciencia y comprensión para criar a un perro! Por ello, sentirse abrumado y esclavizado con la experiencia de haber adquirido uno, es normal. El error puede radicar en unas expectativas que sobrepasen sus capacidades. Organiza tu horario y el entorno para prevenir problemas y asegúrate de satisfacer las necesidades de ambos.

Cómo ayudar a tu cachorro a aprender las lecciones de la vida cotidiana

Los perros y las personas quieren lo mismo: llevarse bien y pasar buenos ratos juntos. Definitivamente, nadie disfruta al tener un perro mal educado ya que eso genera un círculo vicioso: se deja al perro atado o encerrado solo, y así el animal no puede aprender a interpretar y responder apropiadamente a las señales de las personas y a determinadas situaciones. Entender la forma en que el perro aprende permitirá modificar su comportamiento para convertirlo en un mejor compañero y en una criatura más feliz.

Sé coherente y controla tu comportamiento

Un perro civilizado y bien entrenado es el resultado de la coherencia con la que tú y todos los que viven contigo se relacionan con él. Lo primero que debemos hacer es siempre usar una palabra para indicarle lo que se pretende que haga. Si vas a ponerle la correa, di "correa", si vas a caminar con él, di "junto". Si deseas que se baje del sillón, que todos usen la palabra "abajo". Pero si alguien grita "quítate" y otra grita "¡no!", esta incoherencia lo confundirá. Todas las personas que participen en su vida deben saber las reglas y las palabras que usarán con él.

Moldea su comportamiento a base de rutinas y repetición. A los perros les gustan las rutinas, porque cuanto más predecible seamos, más a salvo y seguro se sentirán y estarán dispuestos a cooperar. Necesitamos tiempo de nuestro día para enseñarle las respuestas adecuadas a ciertas órdenes y él repetirá cualquier cosa que le garantice interacción. Por ejemplo, si le das un premio cuando se sienta, debes hacerlo de manera calmada, y seguro repetirá la acción. Sabrá que esa acción le funciona y aprenderá ese comportamiento deseable.

Por otra parte, la incoherencia confundirá a tu cachorro e intensificará su mala conducta. Por ejemplo, si ha desarrollado ansiedad y es separado de sus dueños, el mero hecho de que alguien se acerque a la puerta puede ser un detonante del estado ansioso y resultar en comportamientos destructivos si el problema no se resuelve a tiempo.

En conclusión, trata de leer las señales que te muestre para solucionar sus necesidades antes de que se conviertan en un problema. El amor y el apego que desarrolle hacia ti serán un reflejo directo de tus interacciones con él. Y si notas que la situación te sobrepasa, siempre será mejor contactar un educador canino en vez de condenarlo a una cadena.


Andrés Peirano

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