El uruguayo Roberto Bianchi residía en Chile junto a su esposa Gabriela López, también uruguaya y doctora, y los dos hijos pequeños de ambos.
El 12 de agosto del año pasado un drama ocurrió en su casa en la costa del Pacífico. Tres delincuentes intentaron copar la casa mientras la Dra. López estaba fuera de su casa, disparando a su marido en la sien a pesar de que no opuso ninguna resistencia.
Bianchi fue llevado inmediatamente al hospital, donde murió tras nueve días de terapia intensiva. Dos de los tres criminales fueron atrapados por la policía chilena, dando inicio a un juicio oral que tuvo su comienzo en el día de ayer.
Uno de los acusados, Antón González, aceptó su culpabilidad en el caso. Ahora la fiscalía y los abogados debaten los años de prisión que corresponden a los homicidas: mientras los segundos piden 20 años, los primeros exigen cadena perpetua sin posibilidad de excarcelación.
La Dra. López Cash, con la voz quebrada, pidió ayer ante medios televisivos que se establezca el máximo de la pena que prevé la Justicia, informó el diario El Observador.
En Chile, tanto el embajador uruguayo, Carlos Pita, como las principales autoridades de Valparaíso y Viña del Mar, manifestaron su apoyo a la viuda y solicitaron que se actúe con el máximo rigor.
Fundamental en el juicio fue el testimonio de quienes se encontraban presentes en el momento del asesinato (una prima del doctor y una amiga), quienes fueron atadas junto a la víctima poco antes del homicidio.
Resta comprobar ahora la culpabilidad del otro imputado detenido, mientras el tercer integrante de la gavilla continúa prófugo.