Cultura
Debut, triunfo y escándalo

Diez años sin la deslumbrante voz de Amy Winehouse, la diva del jazz y el soul

Dos discos le bastaron a Amy Winehouse para convertirse en la gran diva del jazz y el soul del siglo XXI

31.07.2021 07:00

Lectura: 8'

2021-07-31T07:00:00
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Amy Winehouse rompió todos los estereotipos. Su voz era más propia de una diva negra del jazz que de una joven blanca, judía, británica. Víctima durante años del alcohol, las drogas, la depresión y la bulimia, y de un entorno que no supo protegerla, murió en su casa del barrio londinense de Camden el 23 de julio de 2011, a los 27 años. La autopsia reveló que su cuerpo contenía 416 miligramos de alcohol por decilitro de sangre.

Amy Jade Winehouse (Londres, 14 de setiembre de 1983) creció escuchando y admirando a Ella Fitzgerald, Dinah Washington y Sarah Vaughan -mitos del jazz a cuyo nivel la crítica musical luego la elevaría- y cantando las canciones de Frank Sinatra.

Cuando tenía nueve años sus padres, Jane (farmacéutica) y Mitchel (taxista), se separaron. Del barrio de Southgate, al norte de la capital británica, se mudó a Camden, lugar al que siempre quedó vinculada y en el que las referencias y los homenajes a ella son una constante. A los 13 años recibió su primera guitarra, con la que empezó a moldear su desbordante talento musical. Pero la rebeldía que marcaba su carácter y la indisciplina le impidieron continuar en la escuela de interpretación de Londres donde estudiaba. "Escucho la música de nuestro tiempo y me enfado", decía. "Diría que el jazz es mi lenguaje".

Su talento para la música no pasó desapercibido y pronto entró en la National Youth Jazz Orchestra. Tenía por entonces 16 años y deslumbraba con su voz, que recordaba a las grandes del género que tanto admiraba. "Amy tiene la mejor voz para el jazz que nunca he escuchado en una cantante joven", aseguraba Bill Ashton, su director musical.

El sueño de la artista era seguir el camino de los clásicos del jazz y se unió a algunos de sus compañeros para realizar una gira por varios clubes británicos. También solía actuar junto con su amiga Juliette Ashby en pubs. Esa particular voz, tan alejada de lo que se solía escuchar, llamó la atención de la industria. A través de otro amigo, Tyler James, llegó con una maqueta de algunas de sus canciones a la oficina de representación Brilliant!, con la que terminó firmando su primer contrato musical en junio de 2001. Aquella oficina de representación fue adquirida poco después por la compañía de Simon Fuller, el creador del programa Pop Idol y del gran fenómeno musical de los años 90, las Spice Girls, un vínculo del que Amy siempre renegó y acabaría rompiendo.

Debut arrollador. Aquellas primeras grabaciones de Amy llegaron a Island Records, la filial británica de Universal, y la discográfica no tuvo dudas en fichar a la joven, que en octubre de 2003 publicó Frank, su aclamado álbum debut, producido por Salaam Remi, y que fue un éxito absoluto en el Reino Unido. La crítica musical se rindió a los pies de aquella voz, a la que no dudaron en comparar con las grandes divas del jazz. Frank llegó a estar entre los más vendidos, logrando tres discos de platino, además de recibir dos nominaciones a los Brit Awards como mejor solista británica y mejor artista de música urbana.

El título del álbum es un homenaje a su admirado Sinatra, aunque allí también es donde deja bien claro su capacidad como compositora. Sobre esta faceta suya Amy aseguraba que nunca escribiría nada que no fuera muy personal, porque no sería capaz de contar bien una historia que no había vivido. "Escribo sobre situaciones que no puedo superar, escribo y me siento mejor", decía.
Tras el éxito de su debut discográfico, en el que demostró tener el talento "de una cantante de jazz de 65 años", como sostenía su productor, la artista pasó a actuar en los escenarios de grandes eventos, como el festival de Glastonbury o el V Festival.

Triunfadora en los Grammy. Con un primer disco de tal magnitud, las expectativas ante un segundo trabajo eran enormes, pero Winehouse dejó de componer y, tal y como ella misma confesaría, dedicaba sus días a "jugar al billar y a beber". Fue entonces cuando conoció a Blake Fielder-Civil. "Me enamoré de alguien por quien daría mi vida. Estábamos juntos y estábamos enamorados y eso es como una droga real", confesaría Amy, que en efecto encontró en Blake a la mayor de todas sus adicciones. Eran inseparables, y luego de su primera ruptura, en el verano de 2005, la cantante se sumió en la depresión y el alcoholismo.

Su esperado segundo álbum, Back to Black, publicado en octubre de 2006, es, canción por canción, el reflejo de su destructiva relación con Fielder-Civil. "Cuando escribí la primera canción sobre Blake, las otras salieron solas", aseguraba la artista, que no habría escrito Rehab, su mayor éxito, si hubiera accedido a acudir a rehabilitación para superar aquella etapa, como le pidieron desde la discográfica. Su terapia fue, de hecho, la creación del disco que la convirtió en estrella mundial. El trabajo es un mapa de las sombras que perseguían a Amy desde los 16 años, y en especial las de su relación con Fielder-Civil, que reflejó en canciones como Love is a Losing Game, You Know I'm No Good, Tears Dry On Their Own o la que da título al álbum, Back to Black.

Veinte millones de copias la coronaron como la nueva reina del soul, en una evolución musical del jazz al soul y el R&B -bajo la producción nuevamente de Salaam Remi, al que se sumó Mark Ronson- que la llevó al tercer puesto de las listas británicas en la misma semana del lanzamiento del álbum. Fue el más vendido en 2007 en Reino Unido y el segundo en todo el mundo.

Back to Black es probablemente el primer gran clásico del siglo XXI, además de uno de los discos de mayor éxito de la historia de la música británica. Por ese trabajo a Amy le llovieron los premios, entre ellos el Brit Award a la mejor cantante británica y cinco premios Grammy de los seis a los que estaba nominada (grabación del año y canción del año por Rehab, artista revelación, mejor álbum de pop vocal y mejor artista pop femenina; solo se le escapó el premio al álbum del año).

Por haber sido protagonista de continuos escándalos que acaparaban las portadas de los tabloides británicos, Amy Winehouse vivió su gran noche vía satélite desde los Riverside Studios de Hammersmith, en Londres, ya que le había sido denegado el permiso para viajar a Estados Unidos.

Del éxito a los escándalos. El éxito de Back to Black convirtió a Amy Winehouse, que siempre le temió a la fama, en un auténtico ícono capaz de deslumbrar sobre el escenario, pero también de todo lo contrario fuera de él. Mientras su figura musical no dejaba de crecer, con números uno en todo el globo, su vida personal era un auténtico torbellino. Su matrimonio con Blake Fielder-Civil en 2007, del que se divorció dos años más tarde, empeoró la situación y los escándalos eran constantes, un "espectáculo" al que los medios dedicaron más atención aún que a sus éxitos musicales, que continuaban gracias a la reedición de Back to Black en un doble álbum.

Amy dejó para el recuerdo actuaciones memorables y otras bastante desastrosas, claramente afectada por el alcohol y las drogas, como la última, la del fallido concierto de Belgrado, apenas un mes antes de su muerte, cuando fue evidente que ni quería ni podía estar sobre un escenario. Fue el preludio del final de una cantante víctima durante años del alcohol, las drogas, la depresión y la bulimia. Calumniar su nombre se había vuelto aceptable, como asegura Zalon Thompson, uno de sus coristas, en el documental Amy: la chica detrás del nombre, ganador del Oscar en 2016. Thompson asegura que la cantante "era muy honesta, ingeniosa y divertida, pero sobre todo una chica normal", que "se encontraba cada día con críticas de las que no podía escapar".

La tarde del 23 de julio de 2011, Amy falleció en su casa de Camden Square. Su muerte no sorprendió pero conmocionó al mundo. A los 27 años, Amy Winehouse se unió al club de Brian Jones, Janis Joplin, Kurt Cobain, Jimi Hendrix o Jim Morrison, que dejaron este mundo a la misma edad.

En el décimo aniversario de su fallecimiento, la BBC estrenó el documental Reclaiming Amy (Reivindicando a Amy), en el que sus padres ofrecen "una versión más profunda de la verdadera Amy", desde "una nueva interpretación femenina de su vida, sus amores y su legado".

También ese día DIRECTV emitió Other Voices: Amy Winehouse. El especial, que cuenta la historia del día en que la cantante grabó una extraordinaria actuación acústica en una iglesia del pequeño pueblo pesquero irlandés de Dingle, está disponible on demand en la plataforma de streaming DIRECTV GO.

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