Huevitos, bombones, tabletas, tortas. Pascuas, cumpleaños, visitas familiares... y cuando querés acordar, estás con el estómago lleno y un poco de culpa encima. El chocolate, ese placer casi universal, puede volverse una pesadilla si se consume en exceso. Pero no entres en pánico: el empacho tiene solución.
¿Qué es un empacho de chocolate?
Más allá de la definición médica, hablamos del típico malestar que aparece tras comer demasiado chocolate (u otros dulces): sensación de pesadez, náuseas, acidez, dolor de panza, y a veces hasta dolor de cabeza o irritabilidad. Todo eso puede deberse a una mezcla de grasas, azúcares y, en el caso del chocolate, cafeína y teobromina.
¿Qué hacer si te empachaste?
- Hidratate bien
Tomá agua en pequeños sorbos durante el día. Ayuda a tu cuerpo a procesar el exceso de azúcar y evita que te deshidrates, algo que puede pasar si tenés vómitos o diarrea. - No sigas comiendo “por ansiedad”
Aunque suene obvio, muchas veces la respuesta al malestar es… seguir comiendo. Hacé una pausa real. Escuchá al cuerpo. - Comé liviano (si tenés hambre más tarde)
Caldos, arroz blanco, banana o tostadas secas son aliados. Evitá lácteos, comidas pesadas, frituras y más azúcar. - Infusiones que alivian
El clásico té de manzanilla, menta o jengibre pueden ayudar con la digestión y aliviar las náuseas. - Movete suave
No te tires en la cama como un lirón. Una caminata corta puede ayudar a activar el metabolismo y aliviar el malestar.
¿Y si el empacho no pasa?
Si el malestar persiste por más de un día o viene acompañado de fiebre, dolor intenso o vómitos frecuentes, consultá a un médico. A veces el empacho encubre otros problemas digestivos.
El chocolate tiene propiedades buenas (antioxidantes, mejora del ánimo, energía), pero como todo en la vida, la clave está en el equilibrio.