Desde que volvió el fútbol en Uruguay, en Galería intentamos concretar una entrevista con Gustavo Munúa, exentrenador de Nacional. Leonel García lo llamó varias veces, habló con su equipo de prensa e incluso fue personalmente a alguna de las conferencias pospartido. No tuvimos suerte. El jueves 15, tras perder la final del Apertura ante Rentistas, Munúa dejó de ser el técnico de los tricolores. Y así, ese afán de conseguir la entrevista, con el objetivo de hablar más allá de lo estrictamente futbolístico, se terminó de desvanecer. Unas semanas antes Diego Forlán también había sido revocado de su cargo tras una derrota en la cancha. Pareció una eternidad, pero en realidad pasó solo un mes y medio. Los dos cuadros grandes del fútbol uruguayo, los protagonistas de los ansiados y temidos clásicos, atravesados por la pandemia, no pudieron terminar el ciclo y el proyecto que, supuestamente, habían comenzado en un enero 2020 que no solo parece lejano, sino de otro mundo.
Dos días antes del partido Nacional-Rentistas, el martes que Uruguay jugó -y perdió- ante Ecuador, Leonel entrevistó largo y tendido a Jorge Fossati, hoy técnico de River Plate, pero antes entrenador en Argentina, Brasil, Ecuador y Catar, además de ser el último en dirigir la celeste antes de la era Tabárez. La charla fue en su casa, mientras transcurrían otros partidos de Eliminatorias, Venezuela-Paraguay primero y Brasil-Perú después, por lo que la entrevista además de recorrer su período con la selección, su experiencia de vida en un país musulmán y la importancia que le da a la fe, incluye comentarios técnico-tácticos sobre lo que ocurría en la pantalla verde de un gran televisor.
Aunque Fossati no lo dice explícitamente -y no es necesario que lo haga-, hay un concepto que aparece en la nota como una constante: el éxito. O lo efímero que el éxito puede ser. Está ahí cuando recuerda que, jugando por la confitería Lion d'Or, una vez su actuación le valió llegar a su casa con una caja de masitas que para él eran como la copa del mundo, cuando dice que se alegra de ver las conquistas de la selección uruguaya o de la empatía que la gente hoy siente por los jugadores. Aparece en el momento que recuerda su salida como DT de la celeste, pero aclara que él no es "quién para juzgar", cuando recuerda los momentos felices en Argentina o Ecuador con su familia, o cuando se describe como un hombre de fe, que besa un anillo antes de cada partido y pide siempre, cuando se trata de fútbol y cuando no también, que Dios "nos ayude a dar lo mejor de nosotros". A los 67 años, parece que Fossati ya entendió todo y disfruta de los logros cada vez que los tiene cerca, porque sabe que no duran para siempre, pero también que cada tanto vuelven a aparecer.
El mundo del fútbol es tal vez uno de los ambientes donde el éxito es más efímero y a la vez tangible, empezando por un simple gol y pasando por ser el jugador estrella o el campeón de un torneo, liga o mundial. Algo similar sucede en el mundo del espectáculo, en la moda, en la política y en casi todas las disciplinas que existen y se construyen a partir de la exposición -y consiguiente- aprobación pública. Un día sos Edinson Cavani, la figura del PSG, y al otro no figurás en el póster conmemorativo por los 50 años del club parisino. Un día sos Ernesto Talvi, el canciller que logró rescatar y devolver a sus hogares a los pasajeros del Greg Mortimer en medio de la pandemia por Covid-19 y al otro no te sentís cómodo con tu rol y dejás tu cargo primero y la política después. Un día sos Ellen DeGeneres, una actriz talentosa y desenfadada, símbolo de lucha feminista e inclusiva en el show business y al otro empezás una nueva temporada del programa que construiste en medio de acusaciones por acoso laboral y por provocar un ambiente tóxico (sobre este episodio también tenemos una nota en este número).
Ni siquiera los gurúes del emprendedurismo, el coaching o la psicología tienen recetas absolutas que garanticen cómo alcanzar el éxito; y mucho menos que indiquen el modo de mantenerlo. Se habla de tener una meta, de sentir pasión por lo que uno hace y ser organizado, pero también de tener otros intereses, mantener la humildad, estar siempre bien informado, hacerse tiempo para la familia y los amigos, no tener miedo a equivocarse y, más importante aún, no perder nunca la curiosidad.
En la entrevista Fossati cuenta que hace años lleva una especie de libreta de anotaciones, donde escribe de todo, desde comentarios de colegas sobre algún partido hasta percepciones de los entrenamientos, explicaciones técnicas, frases de jugadores. Para él funciona como una ayuda memoria, aunque también admite que seguramente piensa, opina y dice lo mismo que hace 30 años. Habla de ser fiel a uno mismo y a los grupos a los que uno pertenece, un ítem que no siempre está presente en las listas para alcanzar el éxito. Quizá se da por sentado, o parece obvio, aunque no debería.
