Es un trabajo de altísimo nivel, como viene siendo característica en los últimos discos editados por Koala Records. La referencia tanguera y milonguera, tanto en música y letras, es un clásico en La Trampa. Y más sabiendo que éstas últimas surgen originalmente de la cabeza del Garo Arakelián, un tipo reservado y alejado de toda apuesta que signifique algo ajeno a lo meramente musical. Porque si hay algo que La Trampa quiere (y sabe) transmitir, es su música.

Pero Caída Libre es La Trampa. Ese disco íntimo que toda banda gusta de hacer a lo largo de su trayectoria. Con un mensaje claro que es entendido hasta por el que no quiera entenderlo. Comprometido, no en formato de denuncia explícita al mejor estilo porteño, sino más bien enfocado por la idea de compartir lo que significa una concepción de vida que fue llevada a la práctica a lo largo de estos años de Trampa.

"No puede ser que todo esté perdido", como nos dijo el mismo Garo. Este es un disco que apuesta a aquellos tipos que persiguen sus sueños (como lo dedica su librillo) y más aún en estos momentos de crisis. Que vale la pena (y al guita) queda sobreentendido.

"El no medir muchas cosas, no pasar la línea del más y el menos, lo idílico como posibilidad... creo que uno puede vivir con eso durante toda su vida." Garo Arakelián

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