CRÍTICA DE CINE | EL NUEVO FILME DE MARCELO PIÑEYRO SE LLAMA KAMCHATKA

Una de las principales consecuencias tras la aparición de los Museos de Arte, según André Malraux, fue que el hombre se vio en la necesidad de intelectualizar su conocimiento a la hora de enfrentarse a una pintura. En efecto, la obra ya no era más entendida desde su lugar de concepción, sino que ahora la misma compartía el mismo techo con otras obras venidas de realidades diferentes. Así entonces, lo que Malraux afirma, es que esta ensalada de autores, colores y estilos que se nos presenta ante nuestros ojos a la hora de entrar a un Museo, ha contribuido a la intelectualización de nuestro conocimiento en esa búsqueda por entender y lograr "llegar" a esas obras.

Un concepto por el estilo es lo que creo que maneja el director Marcelo Piñeyro en esta película. Cuando leí que Kamchatka era un film que refería a la época de la última dictadura argentina, sinceramente pensé que podía llegar a sentarme frente a la segunda versión de Tango Feroz, en un intento por alcanzar el éxito de manera fácil. Admito que me equivoqué y prejuzgué mal. Kamchatka es un excelente film, que muestra la situación de la dictadura sin mostrarla, que habla de la dictadura sin hablar. Y así vemos, que al igual que para ir a un museo y entender una obra, necesitamos de cierto bagaje de conociemiento; para narrar el trasfondo de Kamchatka, el director se apoya en una situación común para la gente nuestra región, dándola por entendida y conocida.

Porque la realidad que vemos es la de un niño. Un niño desorbitado ante tantos cambios, los cuales no puede comprender. Y no hay grandes preámbulos, ni prólogos, ni nada... lo que sucede con la realidad de ese niño la sabemos porque somos contexto de esta película. De alguna manera u otra fuimos parte, o fuimos consecuencia o simplemente conocemos del pasado de nuestros países, razón suficiente para saber lo que tenemos que saber, para entender lo que hay que entender...

Y la inocencia de este chico sigue intacta. Ante un mundo que lo rodea y se va desmoronando, su inocencia, sus fantasías y sus juegos no cesan. Una de las deudas que me parece tiene este film es la actuación de Matías del Pozo (Harry), un niño-actor de telenovelas, con muecas muy marcadas (y falsas) y poca simpleza. No dudo lo difícil que debe ser trabajar con niños, pero la comparación con aquel galleguito que interpretó "La lengua de las mariposas", me vino a la cabeza enseguida de terminado el film.

Más allá de esta apreciación, es muy recomendable ver esta nueva película ambientada en la dictadura. No por su repetición en algo que de seguir así se puede llegar a convertir en un género, sino por su particular e ingenioso ángulo de denuncia de un tema. Esa particular visión para demostrar ciertos conceptos al parecer importantes de transmitir en el director: "El amor es más fuerte" es ahora "Kamchatka, el lugar donde resistir..."



Por Juan Queijo