Los cursos de agua, entonces, así como los lagos, lagunas y bañados, disminuyen su caudal. Los pastos muestran una coloración amarillenta, algunos arroyos se transforman en delgados hilos de agua, el ganado no encuentra las jugosas pasturas que necesita para alimentarse y muchas cosechas se pierden.
En nuestro país se produjeron grandes sequías en 1916 y 1917, en 1933 y 1935. Entre 1943 y 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, una sequía prolongada provocó la muerte de enorme cantidad de ganado en Salto y Artigas, por falta de pastos y aguadas. ¿Sabés qué sucedió entonces? Los animales comían las hojas de los árboles y los hormigueros. En el valle de Tacuarembó y en las tierras llanas del este del país, sin embargo, la situación no fue tan grave, aunque en Rocha se quemaron los pajonales de los bañados y algunos ardieron durante meses.
En 1989 hubo otro período importante de sequía. Preguntale a tus padres o a tus abuelos si recuerdan ese episodio. Después de ese año, ¿se produjeron
grandes sequías? ¿Qué impactos tuvieron?
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