Cultura
Cuando todo hace click

Abrió en Le Marais Panorama, una tienda de diseño que es puente entre Sudamérica y París

Tras el éxito de su pop up en París, Panorama Store, la tienda de diseño sudamericano de la argentina María Lee, abrirá de manera permanente en la capital francesa; la selección de objetos y prendas incluye a varios diseñadores de Uruguay

18.07.2022 07:00

Lectura: 19'

2022-07-18T07:00:00
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Por Sofía Supervielle

Es sábado por la tarde y Le Marais, el barrio más vibrante de París, está encendido. Todas las sillas de los cafés, que siempre miran hacia la calle para admirar la ciudad, están ocupadas por grupos de jóvenes o algún parisino con su libro y una taza de café. Las personas en bicicleta abundan y la vereda de los bares rebosan de gente tomando cerveza y, tal como el cliché lo devela, fumando. La calle Rue des Filles du Calvaire está en el corazón de este barrio y es donde dos hermanas argentinas, la emprendedora María Lee (35) y la arquitecta Felicitas Lee, junto con la diseñadora francesa Clara Piaton, decidieron abrir un pop up de Panorama Store. 

La tienda, fundada en 2012 en Buenos Aires por María y sus amigos Juan Hernández Daels y Paula Avellaneda, fundadora de House of Matching Colours, reúne lo mejor del diseño sudamericano, según explica la propia Lee. Ofrece, tal como lo anticipa su nombre, un panorama de los objetos, indumentaria y artesanías que mejor caracterizan a la cultura de esta zona, según su curadora. Las marcas uruguayas Corazón del Sur, Gaudería, Lam Arte Textil y María Bouvier son las que representan a Uruguay en Panorama París con una selección de pañuelos, vestidos, buzos, pantalones y otras prendas. Las acompañan las argentinas Bolazo, La Rando y Manto; las ecuatorianas Greenpacha y Kayamamas, las peruanas Macalo y Sake, y más de sesenta otras grifas sudamericanas. Además, la curaduría de diseño sudamericano se complementa con una selección de piezas que provienen del norte de Francia y que incluye a Atelier Simone, Aude Herouard y Pablo Grand Mourcel, entre otras.

“La misión de Panorama va cambiando”, señala María mientras conversa con Galería en Le Progrès, un clásico café de Le Marais. “Hoy la misión es construir un puente de intercambio entre Sudamérica y Francia, o con Europa eventualmente. Me encanta el intercambio y eso es Panorama, un intercambio de muchísimas voces. También visibilizar el trabajo conectado a las emociones, al oficio, esa es parte de la misión. Pienso que si uno tiene la oportunidad de trabajar con sus manos y puede vivir de eso, esa es la mejor manera de vivir. Hay que cuidar los oficios y las tradiciones. Creo que es cada vez más importante porque ya casi no se ven. Hoy está casi todo industrializado, estandarizado. Hay una cosa en el trabajo a pequeña escala que hace de ese trabajo algo más especial. Si dejamos de hacer cosas con nuestras manos, cosas con identidad, hay algo que se va a perder. Hay que hacer lo posible para no dejarse comer por China ni por Instagram. Hay que fomentar lo genuino”, concluye. 

Luego de abrir en Buenos Aires, con un local en Palermo que todavía se mantiene, en Manantiales durante el verano de 2018 y en José Ignacio en el de 2019, Panorama aterrizó este año en la capital francesa. En el local, de ventanales gigantes y una puesta en escena que impresiona por su orden y prolijidad, los sombreros cuelgan de las paredes, un grupo de yicas —bolsas tejidas a mano en la provincia del Chaco en Argentina— posan sobre una silla, varias alfombras de fibra natural están dobladas sobre un banco y otras tantas prendas teñidas a mano y con tintes naturales cuelgan de un perchero. Los accesorios y objetos de cerámica u otros materiales descansan sobre mesas largas. 

Se escucha a los clientes hablar en francés, español e inglés. Tanto María como Felicitas y Clara están en el local y ninguna con las manos libres. María ordena los percheros, recibe a las personas que entran y tímidamente les cuenta la historia detrás de la pieza que están mirando. Felicitas, quien se encarga de la administración de Panorama, no despega los ojos de su computadora, que está sobre una gran mesa en el medio del local. Mientras tanto, Clara es quien evacúa las dudas de las clientas francesas que entran al local. 

Cuando todo hace click. El éxito del pop up, que se llevó a cabo del 9 de mayo al 10 de junio, fue tal que Le Monde escribió sobre él y el equipo de Panorama ya se encuentra en busca de un local, en el mismo barrio, para abrir de manera permanente en París. La idea de instalarse en la capital francesa fue, originalmente, de Clara Piaton. Pensaba armar una tienda al estilo Panorama, pero en vez de tratarse de diseño sudamericano sería solamente con diseño francés. Le pidió a María, su amiga de larga data, que la ayudara con el proyecto. Y según explica esta última, la idea fue mutando a lo largo del año pasado hasta terminar en el proyecto de un pop up que mezcla diseño sudamericano con el diseño francés. 

“No es una concept store ni una oda a la artesanía antigua, sino una mezcla de las dos con especial atención a los materiales y al saber hacer arraigado en territorios excepcionales: desde los Andes hasta el Cotentin, pasando por los Esteros del Iberá...”, dijo Clara a Le Monde. “Siento que ahora llegó el momento de compartir el proyecto con gente buena, de compartir mi conocimiento con Clara y con mi hermana”, comenta María. “Panorama ahora cobró vida por sí sola. Ya no es algo que hago solo yo, sino que me está trascendiendo y eso siempre fue mi sueño. Me emociono cuando hablo de esto”, expresa la fundadora.

¿Qué siente al abrir Panorama en París?

Al principio lloré mucho de emoción. Después, por la cantidad de trabajo, se me acabó el tiempo para detenerme y pensar en lo que está pasando. Tengo un vínculo especial con Francia. Mi hermana Felicitas vive acá y por eso vengo hace años, tanto a París como a Normandía. Creo que en el fondo siempre supe que iba a abrir algo en la capital de la moda, pero no estaba pronta hasta este momento. Significa dar un paso gigante, es un now we are talking. Ahora estoy pensando en cuántos meses voy a vivir en Francia este año y no lo puedo creer. No lo tenía pensado. Yo tenía en mente hacer un pop up y nada más. En tan pocos días todo el trabajo que hice en estos años hizo click. Hace 10 años que observo, que analizo, y este año sentí que era el momento de tirarme a París. 

¿Cómo es el proceso de selección de las piezas?

Siempre que viajo, hago un relevamiento de todo lo que hay en materia de diseño en ese lugar. Desde lo más grande a lo más chico. Con ese relevamiento me doy cuenta de qué marcas traen sus cosas de China o Italia y cuáles no. 

Voy a las ferias o eventos que se organizan, como lo es Moweek en Montevideo, y así conozco lo último del diseño en cada ciudad. Me gusta mucho ese trabajo porque me da la oportunidad de conocer un poco mejor la sociedad de cada lugar. La moda atraviesa la cultura de un lugar y esa es la perspectiva que me interesa de la ropa. Me reúno con la mayor cantidad de diseñadores, artesanos, y siempre intento hacerlo en su espacio. Hay gente que no sabe reunirse de manera virtual ni sacar una foto, entonces yo voy al estudio para poder conocer su trabajo. Me parece fundamental ir al espacio de la persona con la que estás trabajando, por el vínculo que se genera y porque, además, es mucho más fácil vender algo de alguien que conocés que de alguien que no conocés. Esto lo hago tanto en Sudamérica como en Francia. Para el pop up incluimos piezas hechas en Cotentin, una zona en Normandía. Ahí es donde nos instalamos el año pasado para trabajar y armar el proyecto. 

¿Qué diferencia hay entre la respuesta del público europeo con el sudamericano?

La clientela me enseña mucho. Cuando abrimos en José Ignacio significó dar un paso más, fue abrir una ventanita al mundo. Ahí hay turismo internacional, más que nada europeo y un poco estadounidense. Este último no me interesa mucho pero la realidad es que compra (ríe). En Buenos Aires el público es argentino, que a esta altura ya conforma una comunidad local y muy leal. Ese público se mezcla con uno internacional, porque estamos en un artículo de The Conde Nast Traveller que nos hace llegar gente muy mega. En París entra gente muy culta al local. Entienden todo y ahí es donde noto una diferencia. Esta gente está cansada de la estandarización de todo. Le ven el valor a cosas que en otros lados no. También pasan muchos jóvenes y me dicen que no pueden pagar pero nos felicitan, les fascinan todas las piezas. La manera de acercarnos al cliente también cambia. En Buenos Aires me tiro encima de la gente y acá soy más francesa (ríe), no me acerco mucho hasta que ellos me preguntan algo. 

De Argentina a Sudamérica. María se crio rodeada de telas, hilos y máquinas de coser. De chica aprendió a identificar varios géneros con tan solo tocarlos. Su padre se dedicaba a la industria textil y es por eso que ese mundo formó parte de su vida desde pequeña. Sin embargo, María nunca se imaginó que iba a dedicarse a lo mismo. En 2009, unos amigos la pusieron en contacto con Opening Ceremony, tienda multimarca de streetwear basada en Nueva York; con locales en Tokyo y Los Ángeles en aquel entonces. Hoy en día operan de manera mundial por su tienda online. Desde su fundación, en 2002, Opening Ceremony elige un país y selecciona algunos diseñadores independientes para vender sus creaciones durante un año en cada una de sus tiendas. 

En 2010 el elegido resultó Argentina, y María fue contratada para encargarse de la selección de piezas locales. Esta colección incluyó a más de 50 diseñadores que exportaron sus productos a diversos países. “Mi desafío fue mostrar algo genuino, funky, moderno y medio street style, algo que consolidara la silueta argentina”, cuenta María. “Muchos de los diseñadores que seleccionamos no tenían tienda, y la venta online no estaba explotada aún. Buenos Aires tenía sus talentos desperdigados. Ahí nació Panorama, con el objetivo de brindar un espacio para la curaduría y la reunión de los diseñadores nacionales. Esta curaduría fue transformándose en una búsqueda de algo que era de acá, genuino. ¿Qué es ser de acá? ¿Cuál es la identidad argentina y/o latinoamericana? Son preguntas que me hago en mi búsqueda”. 

A finales de ese año, la futura emprendedora contaba con una investigación más que profunda sobre el diseño y las artesanías de su país. Con ese conocimiento del mercado se dispuso a crear una tienda que recorriera, de manera exclusiva, lo mejor de la moda y las artesanías argentinas. “Después del liceo hice dos años de la carrera de Administración de Empresas y en una de las materias tuve que crear mi propio proyecto. Se trató sobre una página web que nucleaba todo el diseño argentino. De alguna manera la idea la tuve desde chica. Es increíble cómo todo en la vida se termina conectando”, señala María. Sin embargo, al poco tiempo, en 2015, Panorama dejó de ser exclusivamente una ventana hacia el diseño argentino. Les dio espacio a diseñadores y artesanos de otros países de la región para convertirse en una tienda que presenta el diseño sudamericano al mundo. 

Tras un viaje a Asunción, Paraguay, María conoció a diseñadoras y artesanos del país e inmediatamente quiso que varias de sus prendas estuvieran en Panorama. “Si bien me enamoré enseguida de varias cosas, me sentí rara porque yo tenía pensado trabajar solo con diseño argentino, de sostener solo lo de mi país”, recuerda la fundadora de Panorama. “Pero las cosas se fueron dando de otra manera y Paraguay entró en escena”. A ese viaje le siguió uno a Chile, Perú y también Colombia. La historia se repitió. En 2017 fue el turno de Uruguay, cuando Lee viajó para dar una charla en MoWeek. A partir de ese viaje surgió la idea de abrir un local de Panorama exclusivamente sobre diseño uruguayo y así es como, unos años después, Panorama se estrenó en Manantiales durante un verano entero. 

Dirigir una orquesta. Desde Francia, María hace llamadas con los diseñadores y artesanos, que son más de 70, dispersos por todo Sudamérica. Se encarga de dejar la tienda en orden, mientras se acerca a los clientes para contar la historia detrás de cada prenda u objeto. Al mismo tiempo, recorre distintos locales del barrio para ver cuál puede alquilar y así abrir Panorama de manera permanente en París. Ella misma dice que ya no tiene tiempo para otra cosa que no sea trabajar, y que su celular “está encendido” de todos los mensajes que tiene que responder. Compara su trabajo con el de dirigir una orquesta y no parece haber mejor manera para describir lo que hace. 

¿Cómo se definiría a usted misma?

Qué pregunta difícil (ríe). Me definiría como una soñadora. Creo que el motor de todo lo que hago y lo que logro en mi vida son mis sueños. Voy en contra de lo que va el mundo. Es aburrido vivir estandarizado. 

Trabaja con una gran cantidad de personas de distintas partes del mundo. ¿Cómo logra que todo funcione?

Creo que lo que ayuda es que tengo una visión clara, que trata sobre la importancia de lo colectivo. Creo firmemente en que cada uno fortalece al otro. Cada diseñador que selecciono, empuja al otro. Todos están en un mismo plano. Tienen en común el trabajo con las manos. Orquesto todo lo mejor que puedo y voy para adelante. Todas esas voces juntas forman Panorama y funcionan juntas pero nada de esto es tarea fácil. Ahora estoy tratando de armar un sistema que me ayude a organizar y orquestar a estas 500 voces que hoy forman parte del Panorama. 

¿Qué tienen en común todos los seleccionados?

No elegimos las piezas por una cuestión de tendencia, sino por su dedicación, su técnica, su fin y la historia que tiene detrás. Cada diseñador y artesano en Panorama tiene su estilo y su técnica. Al mismo tiempo hay algo que nos conecta a todos. Eso es lo local, lo sustentable y lo artesanal por sobre lo homogéneo, efímero e industrial. En general, las marcas presentan colecciones con un par de prendas que son para la prensa, más especiales, y todo el resto es comercial. A mí no me interesa eso. Todo lo que está en Panorama tiene un relato, es excepcional. Panorama no entra en un shopping, ni en una web, ni en nada. Es Panorama. Es algo en sí mismo. Es difícil definir el concepto. Somos una resistencia al sistema de moda contemporáneo y sus impactos en el medio ambiente, la economía y la cultura. Queremos honrar la boutique de barrio, potenciar las voces únicas del diseño, y crear prácticas de consumo más acordes a la situación actual del mundo en el que vivimos. Panorama es el pastiche que surge a partir de la mezcla de prendas y accesorios, recontextualizándolos y modificando su valor. Reivindicamos y revalorizamos las prácticas culturales que parecen estar desapareciendo en un mundo tan globalizado. 

Independiente y artesanal. “Nuestros clientes respetan y valoran no solo los largos y complejos procesos artesanales detrás de las piezas únicas que encuentran en Panorama, sino también las historias, tradiciones y simbologías que representan nuestros productos. Al tomar en cuenta la inversión de tiempo, la investigación, las materias primas de alta calidad, los materiales nobles, el trabajo artesanal y las técnicas empleadas, comprenden que el producto latinoamericano es de lujo”, comenta María. Entrar al local de Panorama es entrar a un universo de plantas, cultura y tradiciones. Está repleto de prendas teñidas con yerba mate o cebolla, otras estampadas a mano con helechos silvestres recolectados de la yunga tucumana o con romerillo y té negro de las sierras de Rocha, en Uruguay. Piezas de chaguar, la planta de fibra textil que se encuentra en el Chaco, manufacturados por mujeres de comunidades nativas, también tienen su lugar. Lo mismo sucede con la joyería realizada a mano por mapuches o los tejidos de arte shipibo, una de las expresiones culturales más representativas de la Amazonia peruana y la lista sigue con prendas hechas a partir del método upcycling, aquel que busca aprovechar materiales desechados, y otras técnicas que también favorecen la economía circular. 

¿Cómo describiría el diseño sudamericano?  

Es un cruce de cosas. Yo también soy cruzada. Mi familia es franco-italiana-escocesa por parte de mi madre y, por parte de mi padre, coreana. La mezcla es muy de Latinoamérica. Valoro mucho la tradición y creo que eso viene por mi parte coreana. El diseño sudamericano tiene una gran influencia blanca-europea, en contraposición a lo puramente étnico. En Colombia todas las mujeres andan felices con vestidos de volados, extravagantes se podría decir, y eso es pura influencia española. En Perú, por ejemplo, es donde lo étnico se respeta y se ve muchísimo. En Argentina nos quedamos cortos si pensamos que lo tradicional es la bombacha de campo, la boina y la volea. También en Latinoamérica vemos al villero, el que se viste con jogging, zapatillas deportivas y prendas con logos de marcas reconocidas. Se ve de todo, es un cruce de distintos estilos. Es un diseño ambiguo. 

Comentó que le enorgullece tener cosas uruguayas en Panorama. ¿Por qué?

No lo quiero decir desde un lado muy porteño (ríe). Aprendí a apreciar lo uruguayo sin ser de Uruguay. Me enorgullece ser una argentina que vio la belleza de Uruguay y me enorgullece presentarlo en Panorama. Es muy difícil llegar a París. Ninguna marca latinoamericana vende en París. Me enorgullece traer a todos los países que trajimos y desde un lado de lujo. Es decir, posicionarnos en un lado distinto al que siempre se ubican estas piezas. Acá en París cuando muestro fotos de cómo trabajan algunos diseñadores, los clientes no pueden creer. Les encanta y no pueden creer que varios, como Ludmila Maddalena de LAM Arte Textil, que trabaja en plena naturaleza de Rocha, vivan con tal conexión a la tierra. Ven eso y se quieren llevar cosas de ella, no les molesta pagar caro por ello. Le ven valor. En Latinoamérica me parece que se busca el producto perfecto y así terminamos haciendo las cosas en China o Brasil. En Panorama no existe la perfección. Yo creo que hay que hacer lo contrario, volver a la tierra. Me enorgullece poder ser un canal para marcas que antes no tenían un espacio para mostrar su trabajo. Ninguna decisión que tomo en Panorama es fácil. Cuando decidí sumar prendas con tinte natural, por ejemplo, tomé un riesgo. No sabía si iba a funcionar, si iba a gustar a los clientes o no. 

¿Qué es el lujo en la moda?

En mi opinión, el diseño latinoamericano siempre se aborda desde un lado muy colonialista. Como decía, es una cruza de varias cosas: de blanco, nativo, de copia de otros estilos y también de cosas que no son copia, mezclado con innumerables influencias europeas. Siento que Panorama fue el primer lugar que le dio a la artesanía ese lugar de lujo. Cuando le hablo a un cliente sobre estos productos le hablo como si fuesen de alta costura, porque lo son. El problema es que, en general, muchos artesanos son de comunidades nativas que ni siquiera son reconocidas o respetadas por mi país u otros países. Eso es otro tema gigante. Siempre trato de que las ideas con las que estoy en desacuerdo sean consecuentes con las piezas que se eligen en la tienda. 

¿Es cierto que lo artesanal y sustentable es más caro?

No necesariamente. No es un tema del consumidor, sino un tema del que produce. No es la gente que no tiene plata para comprar ropa cara sino que las grandes marcas no quieren pagar el costo que verdaderamente implica no dañar el medio ambiente y hacer ropa a la vez. Vivimos en un sistema donde el consumo masivo abarata costos a partir de la sobreexplotación y sobreprecarización, dañando de manera desenfrenada el medio ambiente. Estaría bueno empezar a pensar los costos desde otro lugar. Es decir, el costo a largo plazo y no necesariamente a tan largo plazo, ya que los efectos en nuestro medio ambiente ya están a la vista. Por otro lado, al atender esta efervescencia de vender a más no poder, se abaratan costos a través de la sobreexplotación de personas. El tema está en que si las empresas vendieran un poco más caro para pagar los costos que corresponden, tener a sus empleados en las condiciones que corresponden y no hacer mierda el medio ambiente, quizá producirían menos. Quizá la gente con menos oferta consumiría menos. Sería un win win para todos. No estaríamos todo el tiempo corriendo atrás de alguna tendencia. El costo más alto es el que estamos pagando hoy en día, porque estamos hipotecando el futuro de nuestra humanidad. 

La moda puede tener varias caras. ¿Con cuál conecta mejor?

No me vinculé con el diseño desde la frivolidad. Me interesa la moda desde un lado antropológico. Desde antes de empezar con Panorama ya venía mucho a París e iba a fiestas con gente del rubro y a las Fashion Weeks. Pero nunca pude sentirme del todo cómoda en ese mundo. Hay mucha pelotudez y superficialidad. Me interesa el lado social y político. Mi padre se fundió por culpa de las importaciones de China y no solo le pasó a mi padre, sino que toda la industria textil de mi país se destruyó por esas importaciones. La moda es una de las industrias más importantes del mundo y siempre me interesó su peso político. La visión que hay de la moda en general es donde entra en juego la aspiración, el querer pertenecer. A mí la moda me interpela desde otro lado.