El complejo de torres World Trade Center de Montevideo, integrado por tres torres de entre 60 y 70 metros de alto, cuenta con cerca de 2.500 metros cuadrados verdes en sus techos, un auténtico ecosistema vivo que fue plantado allí "tanto por su valor estético como por sus beneficios medioambientales", aseguró a Efe uno de sus arquitectos, David Flom.
Fue el hijo de Flom, el también arquitecto Daniel Flom, el que trajo la idea de sus viajes por Europa donde, sobre todo en los países escandinavos, quedó encandilado con la idea de cambiar desde los techos el gris del hormigón por el verde de las plantas.
En Montevideo hay unas 1.300 hectáreas verdes y sin embargo, "la ciudad se ve gris y triste desde los tejados", acotó el arquitecto Ernesto Kleimelman, cuyo estudio se encargó de la construcción del World Trade Center de la capital.
"El primer argumento a favor de los techos verdes es el estético, pero hay muchos más que dejan claro que es una de las soluciones más eficientes para los tejados de edificios", aseguró Flom.
Los "techos vivientes" o "green roof" son cada vez más utilizados en ciudades como Nueva York, Tokio o Buenos Aires, tanto para compensar cierta carencia de suelo verde como por sus ventajas medioambientales.
Los jardines en lo alto producen un mejor aislamiento térmico que los techos convencionales, lo que se traduce en un considerable ahorro de la energía en el interior de los edificios.
Además, se produce un mejor aprovechamiento del agua de lluvia, una canalización que puede incluso ayudar a que no se produzcan inundaciones en la ciudad.
En cualquier caso, lo cierto es que el costo de instalar un techo verde, que supone una inversión de unos 70 dólares por metro cuadrado, es muy superior al que acarrea uno convencional, que cuesta unos 30 por metro cuadrado.
Aún así, los 125.000 dólares que se invirtieron en el World Trade Center Montevideo "lo valieron" ya que, si bien en principio resulta un coste algo elevado, a largo plazo los ahorros en energía lo compensan en gran medida, aseguraron los arquitectos.
"Al final resolvimos que realmente era el mejor techo posible para las torres y decidimos hacerlo, convirtiéndonos así en los primeros que lo hacíamos en Uruguay", recordó Flom.
Los arquitectos se decantaron por plantar Diente de León y Grama Azul, dos especies de plantas "muy vistosas" que además resisten bien las inclemencias del tiempo y requieren de pocos cuidados.
"Da una sensación completamente distinta mirar por la ventana y ver flores y verde", agregó Kimelman.
Los "green roofs" comenzaron a utilizarse en los años 60 como parte del entonces recién nacido movimiento ecológico. En la actualidad son varias las ciudades del mundo donde se promueve la construcción de los "techos vivos" mediante varios incentivos, como la rebaja de impuestos que se ofrece en Buenos Aires y Berlín.
"El principal beneficio es en realidad para la ciudad, que se ve más linda", concluyó Kimelman, que espera que los jardines que ve desde su ventana sólo sean los primeros de un futuro "bosque en lo alto" que "de más vida a Montevideo".
Fuente: EFE
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