Contenido creado por Gerardo Carrasco
Locales

Gato encerrado

Murió Shila, la gata cruza con serval que causara polémica en Uruguay

Fuentes de la organización Animal Help confirmaron a Montevideo Portal el fallecimiento en el Zoo de Durazno de Shila, gata fruto de la cruza entre serval africano salvaje y gato doméstico. El animal, propiedad de una ciudadana alemana radicada en nuestro país, fue incautado del hogar de su dueña en un contexto que generó polémicas.

15.01.2014 12:48

Lectura: 6'

2014-01-15T12:48:00-03:00
Compartir en

Montevideo Portal

Durante casi cuatro años, la ciudadana alemana Lula Yakomeit libró una batalla burocrática para recuperar a su exótica mascota. Su desconocimiento del idioma español y del funcionamiento de las instituciones de nuestro país contribuyeron a generar una situación kafkiana que culminó con la muerte del felino, ocurrida el pasado 21 de diciembre en el zoo "Washington Rodríguez Piquinela" de la capital duraznense.

El deceso no fue hecho público y la propietaria del animal no fue notificada.

Lula Yakomeit, ciudadana alemana, compró hace algo más de dos años en Miami una pequeña gata de la variedad Serval Savannah. Se trata de un costoso animal de diseño, híbrido de gatos corrientes con serval, un felino salvaje de porte menor que habita en algunas regiones de África. Fruto de varias generaciones de cruza, el Serval Savannah es un animal doméstico y bastante de moda en algunos países. Su comportamiento es el de un gato común, a pesar de que su tamaño es un poco mayor.

"La gata llegó al Aeropuerto de Carrasco legalmente, e ingresó en carácter de animal doméstico", explicó oportunamente a Montevideo Portal Alina Cameselle, activista en pro del bienestar animal, y designada por Yakomeit como su representante, ya que "ella no habla español".

Lula Yakomeit se instaló en 2010 el balneario canario de Marindia, en compañía de su exótica mascota. "Dos meses después, aparece en su casa una persona acompañada de un traductor de alemán", ofreciéndole comprar el animal por una cifra "dos o tres veces superior" a su valor. "Ella declinó la oferta, le dijo que su gata no estaba a la venta, y le dio la información del criadero en Miami", donde podría comprar un ejemplar similar.

Pocos meses después "aparecen en su casa doce funcionarios gubernamentales, incluyendo policías y representantes de la división Fauna del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), diciendo que su mascota era un gato salvaje, y aduciendo eso la incautan,". En la oportunidad, los funcionarios justificaron el procedimiento por la presunta condición salvaje del animal. "Nunca hizo nada", señaló Cameselle. La gata fue trasladada por las autoridades al Zoológico de Durazno.

Para Yakomeit, ese fue el inicio de un largo recorrido por los meandros de la burocracia institucional, situación agravada por su total desconocimiento del idioma. "En el MGAP le pedían que demostrara que no se trataba de un gato salvaje, ya que en la documentación dice ‘Serval Cat', lo cual es sólo un tema de marketing", explicó.

La activista descartó que la denominación "Serval" fuera pretexto para confundir a Shila con un legítimo felino salvaje. "Se confunde quien se quiere confundir, porque en el contrato de compra -que proviene de un prestigioso criadero- figura como un animal hibrido, por lo que es imposible que sea silvestre o esté en peligro de extinción". Como todo híbrido, Shila es estéril, por lo que su eventual contribución a la propagación de su especie en el país es imposible. Aún así, su dueña manifestó estar dispuesta a someterla a castración para aventar cualquier tipo de dudas en ese sentido.

Para demostrar el carácter doméstico de su mascota, Lula Yakomeit convocó a un especialista alemán en este tipo de felinos, "que durante doce años crió más de cuarenta cachorros". Cameselle explicó a Montevideo portal que "el perito calificó a Shila como híbrido F3 o F4", cifra que refiere a la cantidad de generaciones que separan al híbrido de la especie original. Por tanto, el ejemplar de la discordia sería un descendiente más bien lejano del serval. Las autoridades desestimaron el reporte del especialista, "pese a que en Uruguay no habría persona más idónea para elaborarlo", lamentó la vocera.

Posteriormente, "se le dijo a Yakomeit que si se mudaba al campo existirían más probabilidades de que le devolvieran su mascota". Dispuesta a todo por recuperar a Shila, "se compró una chacra, pero ni así se la devolvieron". En una instancia posterior "le dijeron que tenía que hacer una doble jaula especial", cosa que la propietaria hizo con un costo de 6.000 dólares. "Llevó las fotos de la jaula, pero no le devolvieron la gata". Finalmente, "le exigieron que tramitara una licencia de criadora", gestión que la alemana también realizó, recibiendo al cabo de la misma idéntica negativa.

"Siguen con el cuento de que es un animal salvaje, pero no lo pueden probar. No han traído un técnico, sólo la opinión de una veterinaria, que probablemente, nunca antes en su vida haya visto un ejemplar de esta raza", asegura Cameselle, quien mostró una baja opinión del informe elaborado. "Parece sacado de Wikipedia, no es nada técnico, parece una tomada de pelo", subrayó.

Otra de las preguntas sin respuesta formuladas en aquel entonces al MGAP "es por qué trasladaron al animal al Zoológico de Durazno, a dos horas y media de la casa de su dueña". En teoría, el animal estaba incautado provisoriamente, pero permaneció allí hasta morir.

Desde Animal Help se informó a Montevideo Portal que Yakomeit -antes de irse del país- iba todos los meses a visitar a su mascota, que estaba enjaulada y "sufriendo un estrés terrible", dado que había sido criada como una mascota mimada, y no se adaptaba a los rigores del cautiverio.

Cameselle describió tiempo atrás al animal de la discordia como "un gato que tiene el tamaño de un perrito mediano, con las patas más largas que un gato común, pero la cabeza y la mandíbula de tamaño corriente". Asimismo, descartó que el felino pueda ser peligroso para los seres humanos. "Cualquier Pitbull, Rotweiller u otro perro de raza grande es más peligroso que este animal. De hecho, cualquier perro callejero lo es", aseguró.

Incluso la especie original africana, el serval, del que Shila es lejana descendiente "se alimenta de pequeños roedores y pájaros, lo mismo que caza un gato doméstico cuando lo dejás salir a la calle".

Animal Help manifestó su indignación por el caso. "Luchamos y luchamos por que se la devolvieran, pero todo el esfuerzo cayó en saco roto", lamentó la institución, que llamó la atención sobre la incoherencia de la incautación y encierro del inofensivo felino "cuando en Uruguay existe una empresa que vende boas a particulares".

Montevideo Portal