Contenido creado por José Luis Calvete
Cultura

Y no de sudor

Publican biografía de Fabián O'Neill

“Tengo 39 años y ya llevo 30 tomando. Es momento de parar”, dijo Fabián O’Neill en el libro “Hasta la última gota”, una biografía que repasa momentos y anécdotas imperdibles de una carrera profesional que quedó trunca hace una década.

17.09.2013 15:19

Lectura: 6'

2013-09-17T15:19:00-03:00
Compartir en

Montevideo Portal

La primera anécdota que se narra en "Hasta la última gota" de Federico Castillo y Horacio Varoli (editorial Sudamericana), es una buena carta de introducción no sólo para el libro sino también para la fuente de historias increíbles que fue la vida deportiva de O`Neill, un diez talentoso que luchó con una adicción al alcoholismo de la que no renegó en toda su carrera,

En las primeras páginas se narra cómo un domingo 15 de octubre de 1995 O'Neill despertó en el bar Los Frenos con una tremenda resaca, pese a que debía jugar en el estadio Centenario ese mismo día con Nacional ante Central Español. Se durmió a las seis y media en un colchón pelado en el bar, tras haberse despertado a las tres y media para seguir tomando detrás de la barra.

Apuró un taxi para llegar antes de la una y media al Centenario (la concentración estaba suspendida por sueldos adeudados) y salió a la cancha pese a los 30 grados de calor y la borrachera imposible de disimular. Casi no pudo mover las piernas en el primer tiempo, a tal punto que encaró al técnico Héctor "Chino" Salva y le dijo: "Mirá, yo no voy a jugar el segundo tiempo porque me siento muy mal". El DT le replicó: "No, si a vos te gusta chupar ahora arrancá para adentro de nuevo".

O`Neill, que sentía cómo subían los alcoholes en cada corrida, buscó inútilmente cómplices dentro del equipo técnico para evitar entrar, se tiró a una camilla y esperó el fin del entretiempo. Se hizo el desmayado y finalmente el técnico debió sustituirlo por Juan Ramón Carrasco. El libro recoge las crónicas deportivas de la época, que adjudicaban el cambio a un "bajón de presión", "mareo" o un "problema físico", pese a que "maniobraba lujosamente y no había forma de contenerlo".

Aquella historia sobre la vez que jugó borracho se convirtió en una de las predilectas de O`Neill y resume bien una carrera llena de tropiezos del estilo pero también de genialidades deportivas.

"Hasta la última gota" repasa los comienzos de O`Neill en los picaditos de las calles de Paso de Los Toros, su pasaje por las inferiores de Nacional, sus años con las selecciones juveniles, la mayor, el tiempo que pasó en Italia y el regreso al país.

De sus épocas en Nacional, cuenta sobre la vez en que le anunció a Nelson Abeijón (en la previa de un clásico) que le haría dos caños a l volante mirasol Nicolás Rotundo. "Pero Fabián, ¿por qué no hacés un gol que es mejor?", le dijo Abeijón. "Abejita, yo le encajo dos caños y vamos a jugar con uno más", respondió. Le hizo tres, dos, y Rotundo se fue expulsado tras recibir dos amarillas. Ese año Nacional y Peñarol definieron el campeonato uruguayo en tres finales, cuando O`Neill tenía todo acordado para irse al Cagliari. Antes de aquel tercer partido, Paco Casal le dijo que si jugaba la final no lo vendía. El número diez respondió: "Yo voy a jugar la final. A mí no me vendas igual, yo soy quien soy. Mi banda es mi banda y no la voy a dejar nunca".

El "Chino" Salva finalmente logró convencer al entorno de Casal que si no jugaba todo iba a ser muy "desprolijo" y su ida a Italia se postergó. El clásico final lo ganó Peñarol 3 a 1 (O'Neill convirtió un gol), pero el ex jugador recuerda de aquel partido la "afilada" de Pablo Bengoechea, que le dijo en la cancha: "Mirá que estás vendido para Italia, no te hagas el loco acá adentro".

Ya en Italia empezó una vida de lujos y mayor exigencia en cuanto al entrenamiento, pero siempre con una copa cerca. En Cagliari fue idolatrado por los hinchas y mimado por el presidente, a tal punto que hizo echar a Óscar Washington Tabárez y llevó a Diego López y Nelson Abeijón. Justamente con el Abeja, viejo cómplice de aquellos caños a Rotundo, comentó que repetiría su hazaña contra un tal Gennaro Gatusso, en aquel entonces un prometedor volante central de la Salernitana. "Si no le hago tres caños no juego más al fútbol", le dio el Mago, y cumplió. "No te soporto más", le dijo en tono amenazante el después campeón del mundo con la selección italiana, y la respuesta fue algo así como un cuarto túnel: "Si usted no me soporta piu, no me marques más".

Luego llegó el pase a la Juventus, pese al mote de "asesino" que se ganó en Italia por un accidente que lo tuvo como culpable y en el que se lo acusó de omisión de asistencia. "De este tipo de cagadas me arrepiento", contó O'Neill, quien fue apuntado con el dedo en épocas donde desplegaba su talento en Italia y en la selección de Passarella. Por 15 millones de dólares pasó a ser compañero de Paolo Montero y Zinedine Zidane, entre otros, y tuvo escasos pasajes de esplendor adentro de la cancha, ya que todo el potencial desplegado afuera hizo que "me lesionaba a cada rato; después de tanta noche los músculos ya no me respondían".

Después vino el Perugia y el Mundial de Corea-Japón 2002, con el mismo grupo que arrancó las Eliminatorias dirigido por Passarella y con el que el libro detalla grandes fiestas en un conocido prostíbulo vip de Montevideo. "Si las mujeres estaban todas en Europa... nosotros salíamos y nos quedábamos hasta la hora que se fuera el avión, hasta el otro día", comentó el de Paso de los Toros.

Ya en territorio asiático O'Neill no llegó a disputar un solo partido, pero siguió tomando. "Él tomaba vino todo el día. Eran las cinco de la mañana y estaba tomando vino y volvía de entrenar y estaba tomando vino de vuelta. No había chance", contó Richard Morales, y agregó que "a mí me encantaba tomar vino, pero en el Mundial no tomé una gota de alcohol. Porque un Mundial no se juega todos los días".

El resto es más conocido y recordado por todos. La vuelta a Nacional, la disconformidad con Eduardo Ache porque Jorge Dely Valdés ganaría más que él y "no jugaba nunca", una propuesta millonaria de Peñarol y la fidelidad a los colores de sus amores y a su gente. Paso de los Toros, el adiós al fútbol y una reflexión final hoy, una década después de su retiro de la actividad profesional: "Tengo 39 años y ya llevo 30 tomando. Es momento de parar".

Montevideo Portal