Contenido creado por Martín Otheguy
Cultura

Chris y los Argonautas

Charla de Chris Terrio

"Es la última vez que voy a hablar sobre Argo y estoy contento de que sea aquí", dijo anoche Chris Terrio -el guionista de la película ganadora del último Oscar- en la primera de sus charlas en Uruguay. Terrio habló sobre el detrás de cámaras de Hollywood y los desafíos de "ser realista" al retratar la imagen internacional de Estados Unidos.

10.04.2013 10:17

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2013-04-10T10:17:00-03:00
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Montevideo Portal

En la noche de este martes, el guionista Chris Terrio, ganador del premio Oscar a mejor guión adaptado en la última entrega de los Oscar (por el libreto de "Argo"), dio la primera de sus charlas en Uruguay. Terrio llegó al país gracias a la invitación de la embajadora de Estados Unidos Julissa Reynoso, amiga cercana que lo acompañó en la última gala de la Academia.

El guionista brindó ayer una charla para estudiantes de la Alianza Uruguay Estados Unidos, con el objetivo de hablar sobre el proceso de creación de Argo y su experiencia en el mundo de Hollywood.

Argo, ganadora de tres premios Oscar, cuenta la situación vivida en 1979 en Irán, cuando los revolucionarios del ayatollah Jomeini invadieron la embajada de Estados Unidos y secuestraron a más de 50 diplomáticos, convirtiéndolos en rehenes por más de 500 días. La película sigue la historia de los seis que logran escapar antes del copamiento de la embajada, y narra los intentos del agente de la CIA Tony Méndez por sacarlos del país en el mayor momento de efervescencia política.

La película fue muy elogiada por su tratamiento de la historia, la habilidad para retratar la situación diplomática de la época, el manejo de la tensión y la precisa construcción del clímax. Sin embargo, el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica de Irán, la consideró como una "película anti-iraní" que "carece de aspectos y de valor artístico".

En la charla de anoche en la Alianza, Terrio explicó que "Argo" le llevó nueve meses de investigación dura. Además de su estudio de los hechos tuvo que ver mucha televisión, ya que en 1979 comenzaron a usarse masivamente los satélites de información y quedó el registro de las primeras informaciones del incidente.

Esa sensación fue transmitida a la película, en la que pueden verse televisiones en muchas escenas, mostrando distintos episodios y reacciones.

Terrio vio mucho material de la época porque una de las cosas a transmitir es que Irán tenía claro que debía manipular los medios e imágenes que salían para poder ganar esa batalla. Y que a su vez la CIA tenía claro que debía hacer lo mismo, manipular las imágenes. La esencia del filme, para Terrio, está en la escena de las conferencias de prensa, en la que se ve en paralelo a las autoridades del gobierno estadounidense y a la vocera revolucionaria iraní.

Dificultades y desafíos

Con respecto a cuáles fueron los mayores obstáculos que enfrentó, Terrio respondió: "saber hasta cuándo poder hacer ficción y hasta cuándo no". "Estamos en un momento complicado de la política internacional y tanto la CIA como los EEUU tienen las manos sucias", explicó.

Para Terrio, ambos hicieron cosas innegablemente malas en el pasado, no sólo en Irán sino en todo el mundo, por lo que una parte de la película tenía como objetivo reflejar el punto de que una vez se había hecho algo positivo.

En un primer momento, la idea de Terrio fue que el personaje encarnado por Ben Affleck (el "extractor" Tony Méndez) pasara por un proceso de redención. Tenía pensado contar más de Méndez trabajando para la CIA, mostrar las acciones negativas de su pasado.

Y si bien había más historias sobre el personaje, finalmente decidieron quitarlo. "Quizá fuera una mejor película" si hubieran desarrollado más su papel, admitió, pero sentían que se apartaban un poco del "plot point", que era la liberación de los rehenes.

El guionista también habló sobre las dificultades de no ser injusto al representar al pueblo y el gobierno de Irán. "Era importante no mostrar a los musulmanes como un pueblo de gente loca y armada", dijo, tras reconocer que en el 2012 es difícil ser cineasta y querer filmar Irán. No quería mostrar esa imagen de los musulmanes ni dar el discurso de que "ellos pelean porque odian nuestra libertad". "No odian nuestra libertad, tienen razones legítimas para odiar lo que hizo EEUU con el presidente que puso ahí", dijo, en alusión al presidente "títere" Mohammad Reza Pahlevi, que gobernó hasta 1979. Según Terrio, había "razones de sobra para enojarse".

Terrio se sentiría feliz si la película se ve como "una historia de geopolítica y cómo se manejan las naciones" y no sobre el Islam. Quería mostrar que "en los pueblos hay ciudades, y en las ciudades hay personas que tienen razones de sobra para odiar a Estados Unidos". Citó como ejemplo una imagen universal, la de una mujer sosteniendo la foto de un niño (claramente su hijo muerto) que es fácil de decodificar en cualquier parte.

El guionista quería hacer un balance entre la historia de la redención del personaje y un contexto que mostrara lo que tenía que ver EEUU ahí. A la vez, el desafío era contar la historia siendo realista. La esencia de la película era "ser creíble", explicó.

Detrás de las palabras

Los estudiantes le preguntaron luego qué cosas lo habían sorprendido más en el proceso. Mencionó el hecho de enterarse que muchos de los musulmanes que se dejaban la barba larga no lo hacían por motivos religiosos, sino imitando al Che Guevara.

Admitió el momento terrorífico de "la hoja en blanco" a la hora de comenzar el guión, pero se alegró de no partir de cero, ya que había una historia detrás.

¿Qué hace a un buen guión? "El director y los actores lo hacen", contestó. "Es fácil ser irónico o despectivo con la tarea de los actores", dijo, pero cuando uno se para frente a un buen actor, "algo mágico ocurre". "Los actores son héroes", dijo. Su máximo héroe personal en el rubro es Marlon Brando, que "está por encima de todos". "Cualquiera que quiera estudiar cine o inspirarse debe verlo a él", señaló. Destacó también a Daniel Day Lewis ("de los mejores actores que existen"), Glenn Close, Meryl Streep y, entre la nueva generación, a Ryan Gosling.

El proceso de realizar una película es arduo porque "Hollywood te pide una estrella", mencionó Terrio.

En lo que respecta al proceso de "Argo", recuerda que Ben Affleck y él "entraban en pánico" cada vez que se juntaban. Se ponían a pensar que para ellos tenían algo bueno pero admitían que había muchas contras. No era un drama, no había súper héroes, se desarrollaba en Irán y no había sexo.

Chris Terrio, que fue al colegio con Julissa Reynoso (de ahí su amistad), contó que tras haber trabajado en "cosas horribles", el "mayor regalo que te pueden dar" es recibir un cheque por "hacer lo que amás".

La audiencia le preguntó qué otro libro le gustaría adaptar y no dudó: "Moby Dick" (que ya tuvo una adaptación famosa en manos de Ray Bradbury y John Huston), libro que para Terrio es "una gran historia sobre el capitalismo".

Sus proyectos futuros incluyen la idea de desarrollar una historia en el Bronx (donde nació Julissa), que involucre historias de mujeres y drogas, así como una nueva colaboración con Affleck. En este caso trata sobre los comienzos de la revolución norteamericana, "retratado desde un punto de vista más real, más violento, una mirada más sucia".

Fama y puro cuento

Terrio bromeó cuando se le preguntó si la fama había cambiado su vida. "Hay un chiste que dice que hay más animales con estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood que guionistas de cine", explicó.

No lo lamenta. Se da cuenta que tiene una gran ventaja con respecto a Ben Affleck: él no puede salir a pasear con sus hijos, pero Terrio, que ama Nueva York, puede subir a un subte y mirar a las personas. "Mirar es lo más importante que hay que hacer si uno escribe pinta o crea algo", dijo.

Una anécdota curiosa sobre la filmación fue el aporte que la propia embajadora Julissa Reynoso hizo cuando fue a visitar el set. En pleno rodaje miró las banderas de países que figuraban en la embajada y tuvo que decirle a Terrio que una de las naciones ni siquiera existía en 1979, por lo que debieron reformar la escena. Fue el único descuido de Affleck, que llegó a rastrear el logo de Kentucky Fried Chicken de 1979 (era muy popular en Irán en la época) para poder ponerlo en el filme. "Ben se obsesionó hasta conseguirlo", dijo.

El guionista reconoció que la discusión sobre Argo en Nueva York lo cansó un poco, pero remató con amabilidad: "Es la última vez que voy a hablar sobre Argo y estoy contento de que sea aquí".

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