Contenido creado por Gerardo Carrasco
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El tío glam

Elton John en Uruguay

Apenas pasadas las 21 horas, Sir Elton John pisaba ayer el escenario del Gran Parque Central, 18 años después de su última visita y con esa actitud glam que sólo hace más disfrutable y desprejuiciado todo lo que tiene para mostrar.

05.03.2013 07:49

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2013-03-05T07:49:00-03:00
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Cuatro coristas clásicas de los '70 bailaban y aplaudían sincronizadas, dando entrada a quien todos estaban esperando, envuelto en la imagen que también todos estaban esperando: un traje con vida propia de tanto brillo, lentes azules, pelo no rubio sino amarillo, voz impecable, simpatía llana y una cartera llena de hits como máquinas del tiempo. Y se sabe que no hay más satisfacción para un público ávido de clásicos que confirmar lo conocido, por lo que el éxito de la noche estaba casi asegurado.

Con puntualidad inglesa, apenas pasadas las 21 horas, Sir Elton John pisaba ayer el escenario del Gran Parque Central, 18 años después de su última visita y con esa actitud glam que sólo hace más disfrutable y desprejuiciado todo lo que tiene para mostrar. De todas formas, con 65 años y más de 50 discos editados, se vio obligado a arengar (agitando sus manos) a una típica platea uruguaya que durante un buen rato admiraba tibia, sentada y calladita, y que recién se paró a bailar cuando se cumplieron dos horas de show y faltaban 15 minutos para el final.

La fiesta comenzó con "The bitch is back"(canción de 1974), dando despliegue a una banda añosa y potente: un baterista que debió ir a la escuela con la propia Reina Isabel (el mítico Nigel Olsson) pero mereció el más fuerte de los aplausos, un guitarrista sesentón pelilargo (Davey Johnstone, a medio camino entre Iggy Pop y Tom Petty) que pasó de la guitarra al ukelele, al banjo, a la guitarra española, con muchísima destreza acumulada en sus dedos arrugados; sumado a una banda compacta (bajista, percusionista, tecladista) y cuatro coristas legendarias (incluyendo a Ross Stone, de Sly and the Family Stone). Como bien definió alguien en el público: "son como una banda de tíos simpáticos". Tíos que sin embargo dejan claro que saben muy bien de qué se trata eso del blues y rock and roll cuando la ocasión lo amerita.

El primer momento de emoción y silencio erizado pareció sentirse ante la interpretación de la fantástica "Tiny dancer" (1971), bajo un cielo que empezaba a despejarse. Más tarde, Sir Elton diría a los presentes que no hay suficiente amor en el mundo todavía y que la composición que iba a interpretar a continuación decía todo lo que él quería decir en una canción. Con potencia y sentimiento cantó entonces "Believe" (1994). A esta le siguió su tema dedicado originalmente a Marilyn Monroe, "Candle in the wind" (1973), que hoy es asociado a la figura de Lady Di y que tal vez por eso recibió más aplausos de pie. Para entonces la tribuna había esbozado un tímido y gracioso "ole, ole, ole... Eltón, Eltón". Y la cima se alcanzó sin duda con "Rocket Man" (1972), la que muchos habían ido a escuchar y que no en vano da nombre a su gira internacional.
 

Deep 80´s

Tal vez el momento de mayor disfrute para algunos fue la meseta de atención para otros: en la mitad del show se sucedieron 20 minutos de un cuasi rock progresivo que dejó claro el virtuosismo de cada uno de los músicos (incluido el propio Elton John, que con sus dedos gruesos logra una exactitud en el piano envidiable para manos jóvenes y flexibles) al mismo tiempo que fue un viaje a los profundos años '80 para el que muchos no habían comprado pasaje, y que tal vez bajó un poco el ritmo del concierto. De todas formas,aunque muchos habían quedado maravillados con lo anterior, minutos después el británico volvió a su formato canción más aclamado y tocó los corazones sensibles (de un promedio de 50 años) con el momento oldies .Canciones como "Sorry seems to be the hardest word" (1976) o "Don't let the sun go down on me" (1974) hicieron recordar a las parejas el momento en que se conocieron, y a sus hijos, o a los treintañeros amantes de la música presentes, volver en recuerdos a las lentas de los bailes del liceo.

Al cumplirse dos horas de show ininterrumpido, este veterano emblema del orgullo gay, que fue nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico y es incluido entre los mejores artistas de la historia de la música, hizo por fin levantar a los uruguayos de su silla para bailar al ritmo de "Crocodile Rock" (1972), canción en la que muy honestamente confiesa que "recuerda cuando el rock era joven".

A la hora del bis, los presentes no sacudían sus joyas -como pidió Lennon en aquella oportunidad frente a la Reina- pero unos ingeniosos privilegiados prendían y apagaban las luces de su palco en el Parque Central, en señal de agradecimiento. La vuelta al escenario fue entonces con "Your song" (1970), que si bien es un hit, no despedía al público en el momento más alto de la performance.

Será por eso que a la salida, en medio de todos los elogios al espectáculo, dos parejas de veteranos se abrazaban y compartían la fraternidad de una época revivida, pero coincidían en que le había "faltado una más" o un remate más enérgico al final. Pero a esa altura de la noche, con dos horas y cuarto de presentación técnicamente perfecta, ya era demasiado reproche.

Por María José Borges, para Montevideo Portal