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Entrevista al matemático Eduardo Cuitiño, autor de estudio sobre Gardel

“A Gardel le faltaba hormona masculina, por eso tenía esa voz tan particular, mezcla de niño y adulto”, asegura el matemático Eduardo Cuitiño. En diálogo con Montevideo Portal, relató cómo investigó la vida del "zorzal criollo" desde un enfoque científico, obteniendo datos que confirman su origen uruguayo.

19.07.2012 19:53

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2012-07-19T19:53:00-03:00
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Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy

Eduardo Cuitiño es docente de Matemática y Estadística en la Facultad de Ingeniería de la Universidad e imparte cursos de Probabilidad y Estadística Aplicada para la Licenciatura en Biotecnología de la ORT.

Además de todo ello, se define como un gran aficionado a los enigmas. "Me encantan los acertijos, siempre busco misterios y trato de investigarlos de una manera personal, buscando la explicación que me parezca más lógica", dice.

Recientemente, Cuitiño decidió pasar por el tamiz de la matemática aplicada un caso que ha hecho correr ríos de tinta en ambas márgenes del Plata: el origen de Carlos Gardel.

En diálogo con Montevideo Portal, Cuitiño explicó cómo una mirada científica sobre los hechos y documentos que esgrimen uruguayos y argentinos, puede arrojar nueva luz y determinar "con un margen de error de uno en millones" la verdadera filiación del legendario artista.

Tiene su ciencia

"Lo primero que hice fue estudiar las hipótesis actuales acerca de Gardel" cuya historia "siempre me pareció un tema muy interesante, y lo encaré desde el punto de vista matemático".

Cuitiño recuerda que las dos grandes hipótesis biográficas acerca del nacimiento del músico, difieren en fechas y lugares. Mientras los argentinos afirman que nació en Toulouse, Francia, en 1890, desde Uruguay se sostiene que vino al mundo en Tambores, Tacuarembó, entre 1883 y 1885. En su teoría, Cuitiño toma la fecha argentina y el lugar uruguayo.

"Por lo que estuve analizando, desde la perspectiva matemática y a partir de fotos, estadísticas vitales y especialmente la estatura, todas las teorías manejadas actualmente, tal como están planteadas resultan inconsistentes", afirma el joven cientista.

Para Cuitiño, el diferendo gardeliano padece un problema común a las grandes disputas históricas: "no se escuchan unos a otros, y la verdad está en el medio"

El matemático comienza su explicación diciendo que "los argentinos tienen razón" cuando señalan como prueba un parte policial de 1904, redactado en una comisaría de Florencio Varela, Buenos Aires, donde se señala que tras su breve arresto, Gardel fue recogido por un mayor de edad responsable, ya que él no tenía aún dieciocho años. "Por eso las fechas de nacimiento manejadas por los uruguayistas no cuadran", dice.

Pesca de altura

Considerando que el dato de la edad era fundamental, el investigador comenzó "a buscar fotografías y datos estadísticos y analizarlos y cotejarlos con calma. Lo que hice fue observar el percentil de altura de Gardel". Para ilustrar este concepto, ejemplifica: "Cuando íbamos a la escuela nos ordenaban por estatura, y por lo general todos ocupábamos siempre el mismo lugar en la foto de grupo al pasar los años. Si tenías una estatura intermedia, ibas a estar siempre más o menos en la mitad de la línea. Salvo en casos excepcionales, la estatura se va manteniendo", señala

"Gardel siempre fue un percentil 15, que es una estatura bastante baja. Ese dato lo corroboré con una foto que él se tomó en 1933 en la casa de Gabriel Terra", entonces gobernante del Uruguay. En dicha foto, el zorzal criollo aparece de pie junto a la chimenea de una estufa. "La casa aún existe y también la chimenea, yo pedí autorización para visitarla y tomé nota de la estatura de Gardel con esa referencia, y daba 1.70. Gardel usaba zapatones con plataforma, que incrementaban su estatura unos centímetros. Por eso, se puede establecer que la altura de Gardel adulto era 1.67. Eso da precisamente un percentil quince de altura, que es el mismo que tenía de niño. Además, hay una famosa foto escolar que nadie duda que sea de Gardel, donde se lo ve con un grupo de niños. Si se compara a los que están en la misma línea, él solo supera en estatura a uno de los diez chicos que lo acompañan."

En opinión de Cuitiño, un punto fundamental "es que si Gardel hubiera nacido en Francia, en la fecha que dicen los biógrafos argentinos, y tuviera la estatura que dice el parte policial de Florencio Varela, a esa edad sería un percentil 75, lo que resulta estadísticamente casi imposible, es un cambio demasiado brusco, porque el percentil es una invariable biológica", y si bien "es posible que uno se mueva un poco de percentil a lo largo de toda una vida, a partir de los 6 años es casi invariable". En cualquier caso, y más allá de los consabidos "estirones" de la adolescencia "donde a veces se produce un cambio grande de estatura, pasar de un percentil 15 a un 75 es demasiado. En números es un disparate, tendría que haber crecido repentinamente 20 centímetros y estadísticamente, las probabilidades de que eso ocurra son de uno en un millón".

A partir de esa constatación "y volviendo para atrás en la gráfica y adecuando el percentil a lo que a mí me parecía, las estadísticas vitales me daban que Gardel debía tener 17 años en 1904, por lo tanto habría nacido en 1887."

Esa fecha coincidiría con la proporcionada en más de una ocasión por el propio artista "Gardel en vida firmó nueve documentos, entre cédulas, pasaportes, comprobantes de compras de tierras, etc., y siempre escribió lo mismo: nacido en Uruguay en el año 1887". Así las cosas "la teoría que dice que Gardel nació en Uruguay esta mal planteada en cuanto a la fecha, y las estadísticas coinciden con lo que siempre escribió Gardel en sus documentos".

El silencio de Tacuarembó

Establecer fehacientemente la fecha de nacimiento en 1887, le llevó a indagar porqué en nuestro país siempre se había señalado 1883/84 como años en los que podría haber venido al mundo. "Tiene que haber pasado algo en esos años". En esa fase la pesquisa "hice un análisis genético. Como docente, conozco problemas familiares vinculados a la genética y tal como esta planteada la teoría uruguayista, hay una llave que falla y yo sé cuál es, hay una sorpresa, que cambia todo. Hay un cuadro genético que calza perfectamente" al origen tacuaremboense de Gardel, sostiene Cuitiño.

En ese sentido, la genética convalidaría la hipótesis incestuosa que manejan algunos historiadores uruguayos, quienes afirman que el Coronel Escayola, jefe de policía local en aquel entonces, habría embarazado a una hija suya no reconocida, y que la misma la habría concebido con su propia suegra. Otros no llegan a rizar tanto el rizo y afirman que la presunta madre biológica de Gardel, María Leila Oliva, sería cuñada de Escayola. "Gardel tenía un severo problema hormonal y eso se explica en una situación de incesto" apunta el investigador.

Además, la escandalosa historia del incesto de Escayola, habría contribuido a que los vecinos de Tambores procuraran cubrir el episodio, vergonzante para la comunidad.

"Este esquema, si se lo piensa con calma y se aplican principios científicos, genéticos, permite explicar muchas cosas. Hay una falla genética que se transmitió", y si bien durante la niñez de Gardel esta anomalía habría pasado inadvertida, en la adolescencia se hizo notoria. "Le faltaba hormona masculina. Por eso tenía esa voz tan particular, mezcla de niño con adulto. Las cuerdas vocales se le congelaron en el tiempo, por eso cada vez canta mejor, por eso su cara siempre tan juvenil. Es una especie de Farinelli, de castrato. Por eso engordó tanto, tenía el mismo problema de gordura que tienen los eunucos", refiere.

Por ello, Cuitiño insiste en que la genética y la matemática convalidan la tesis tacuaremboense, salvo en la fecha. Por el contrario, "la tesis de la madre francesa no puede explicar jamás todos estos detalles".

Sobre héroes y tumbas

Para demostrar definitivamente lo aseverado por Cuitiño "bastaría con analizar el ADN de los restos" familiares de Gardel, sepultos en el panteón de los Escayola, en Tacuarembó. "Con esos restos, se puede probar todo el esquema hormonal que planteo", aunque insiste en que la posibilidad de error de su teoría es casi nulo. "Conozco ciertos esquemas de probabilidades que me permiten calcular también la de equivocarme, y en este caso es una en millones, es muy difícil que esté equivocado", aunque admite que con el análisis de los restos desvelaría definitivamente el misterio.

Sobre la posibilidad de analizar los restos del propio artista, advierte que "es muy difícil conseguir un ADN de Gardel en el cementerio porteño de Chacarita, ya se ha intentado sin éxito, porque la situación legal es muy compleja, hay un esquema de cosa juzgada difícil de romper".

Por ello insiste en que "sería mucho más fácil recurrir a los de Tacuarembó", porque además de las trabas jurídicas argentinas "me quedan dudas de si se puede obtener ADN de los restos de Gardel, porque desgraciadamente murió en circunstancias horribles, quemado, y eso arruina todas la partes blandas". La única manera de obtener ADN del zorzal criollo "sería a partir de algún diente que hubiera sobrevivido, pero en la autopsia que le hicieron se vio que en realidad no tenía muchas piezas dentales, lo cual también encaja con el esquema que yo propongo, donde se señala una tendencia a la osteoporosis".

"Gardel, tenía una sonrisa maravillosa, pero lo que la gente no sabe es que en verdad era un porcelanato, casi no tenía dientes". Por ello, aún en caso de lograr acceder a los restos conservados en Buenos Aires, si no se conservaran dientes no se podría obtener el ADN.

"Si uno va a Tacuarembó y prueba el esquema hormonal del que hablo, se estaría obteniendo una prueba relevante", No considerarlo así sería admitir "demasiadas coincidencias en la vida de Gardel. Es un tema de probabilidad".

Cuitiño conoce la obra de los historiadores que defienden una y otra postura. En particular, está en contacto "con una especialista argentina en el tema, Martina Iñiguez, quien considera plausible mi planteo" aunque continúa afirmando que Gardel nació, como muy tarde, en 1884.

Rivales y hermanos

Pese a hallarse involuntariamente metido en un "contencioso" internacional, Cuitiño entiende que las tesis acerca del origen de Gardel "son mal llamadas argentinistas y uruguayistas, porque no se trata de un partido de fútbol". A su entender, si Gardel hubiera podido elegir su lugar de nacimiento "hubiera nacido en la isla Martín García. Lo que él quería era vender discos en los dos lados del Río de la Plata. Era muy marquetinero, y sabiendo que tenía un pasado complicado, construyó un mito, un problema de matemáticas. Porque saber en qué año nació Gardel no es más que un gran problema de matemáticas. "Por ello, entiende que a la hora de abordar el problema, "lo primero a lo que se debería haber hecho es recurrir a la matemática" y no sólo en ese caso. "En general, para resolver controversias, lo mejor es trasladar todo a la matemática", a los diferentes análisis que pueden realizarse desde esa ciencia.

Para el investigador, ha existido un desencuentro histórico entre historiadores, jueces y científicos. "El tema es que acá no se aprende a enseñar matemáticas, hay una falta de educación matemática que es generalizada. La gente que opta por una carrera de abogacía, que termina siendo juez o fiscal, no sabe matemáticas. Los historiadores tampoco saben, y no se puede hacer una carrera obviando una parte fundamental de la ciencia. Si los abogados, jueces e historiadores manejaran las matemáticas, se podría llegar a la verdad por vías insospechadas". Por todo ello "hay una falta de lugar de las matemáticas en la historia, y en la Justicia, y eso es olvidar que en realidad la matemática nació precisamente para resolver misterios", concluye.

Cuitiño se encuentra a punto de publicar un libro donde expone con mayor detalle su teoría acerca del origen de Gardel. "Apasionado de los misterios", dice tener en carpeta investigaciones similares acerca de otros personajes históricos, cuyos resultados han sido sorprendentes.

Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy